domingo, 24 de octubre de 2010

El clan del oso cavernario

El clan del oso cavernario
Es la primera novela de la saga Los Hijos de ola Tierra, de la autora norteamericana Jean M. Auel, ambientada en la época paleolítica.
En lo personal el clan del oso cavernario es una novela de gran vigor y de asombrosa belleza, la cual es una conmovedora historia que nos habla acerca de los seres humanos, sus relaciones y los límites del amor. La protagonista de esta historia es una niña crog-magnon, la cual queda huérfana a los cinco años por un terremoto que acaba con toda su tribu, y del que ella es la única sobreviviente. Esta niña, que pertenece al crog- magnon (de los cuales descendemos) y, como meros espectadores, la veremos enfrentarse a la vida salvaje sin otra protección que sus diminutas manos y sobrevivir al ataque de un imponente león cavernario.
En un penoso estado es encontrada por un clan de neandertales (el clan del oso cavernario). Iza, la curandera del clan habla con Brun, su hermano y líder de la tribu le permite adoptarla y tratar de salvar su pequeña a pesar de que no forme parte de ellos.
La niña, por suerte, sobrevive gracias a los cuidados de Iza. Brun empieza a notar que todo lo relacionado con la “nueva adquisición” del clan les afecta de forma positiva. Gracias a ella consiguen encontrar una nueva cueva para vivir, y esto hace que, la acepten finalmente y la conviertan en un miembro más del clan.
Creb, quien es el mago del clan, la acoge y decide enseñarle las cosas más básicas para que pueda integrarse bien como: hablar con gestos para comunicarse con los miembros del clan (cosa que la niña anteriormente se comunicaba con sonidos con los suyos), adaptarse a las costumbres… Así mismo ellos la bautizan con el hombre Ayla, que sólo suena relativamente parecido al que tenía con los Otros, pero al que se adapta de inmediato.
Iza, quien la considera ya como su una hija, le enseña el oficio de curandera; así como reconocer ciertos tipos de plantas curativas, su forma de emplearlas y como curar con ellas. Una hija de su propia sangre habría llevado toda la información en la cabeza debido a sus antepasados y no necesitaría tanto esfuerzo para recordar, ya que es una creencia curiosa del clan, pero Ayla no sabe nada y tiene que empezar desde cero. Más sin embargo va aprendiendo muy rápido todo lo que le enseñan gracias a que su intelecto es muy superior al de todos los integrantes del clan, por ser un eslabón superior a todos ellos. Entre otros aprendizajes están: el contar con los dedos, incluso aprende a cazar y a manejar armas como la honda…
Pero no todo le sale bien a la protagonista. En algunas ocasiones se mete en lío bastante fuertes y deberá asumir sus responsabilidades. Sólo eso sí, debido a que ella parece darle buena suerte al clan, cada decisión que toman se la piensan dos veces para no hacer enfadar a los tótems.
La historia en general está muy bien redactada, es muy notorio que la autora se ha documentado muy bien y que detrás hay una recopilación exhaustiva de datos. Además que la autora nos da una muestra de su increíble talento descriptivo al describir con lujo de detalle todos los paisajes, flora, fauna y sucesos que transcurren a lo largo de esta conmovedora historia.
La discriminación, la supervivencia, el progreso que tiene nuestra protagonista, el muy evidente carácter sexual de las tareas (los hombres cazan y protegen al clan, mientras las mujeres buscan hierbas y cocinan), el miedo a lo diferente, el aislamiento… entre otras que se pueden encontrar a lo largo de esta primera parte de la saga Los hijos de la Tierra y nos hará reflexionar sobre el larga línea evolutiva que a recorrido el hombre.

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