Bitácora del curso de expresión oral y escrita de la licenciatura en sociología. Centro Universitario de Ciencias Sociales y Humanidades. Universidad de Guadalajara
sábado, 31 de enero de 2015
¿Porque decidi estudiar sociologia ?
Decidí estudiar sociología porque me gusta mucho saber de las
culturas en el mundo sus comportamientos, sus costumbres y por qué se comportan
de cierta manera así como también los grandes movimientos que han logrado cosas
importantes en la historia que es el objetivo principal por el que me decidí por
la sociología ya que los movimientos sociales pueden cambiar por completo la
realidad de una nación, pueblo o hasta la más pequeña comunidad solo basta con
analizar cuál es el problema para cambiar el sistema, y es por eso que me gusta
esta carrera porque puede dar un cambio en la gente y en cualquier comunidad
que sea.
Lo que espero de esta carrera es que pueda ser muy abierta a
que cada quien aporte algún tema de interés que pueda servirnos a los demás para
mejorar en nuestras ideas y verlo desde diferentes puntos de vista, el poder
aportar algo a las comunidades ya no sea aportar si no también dar soluciones a
algún problema de escala grande que tenga inconformes a los demás o de menos
poder ayudar aunque sea un poco en cualquier tema social.
Jesús Alejandro Arévalos Moya
¿por que decidí estudiar sociología?
Cuando estaba estudiando economía me fui dando cuenta de varias cosas entre ellas que esa carrera no era para mi y que no era algo que realmente me gustara, entonces decidí hacer un test de orientación vocacional
y poco a poco fui viendo carreras de mi interés entre ellas todas las relacionadas a ciencias sociales.
Entonces mi decisión la opte por sociología porque es una carrera que maneja una temática en la cual abarca el tema social, ya que por cuestiones que con el tiempo fui conociendo y desarrollando me fui interesando poco a poco.
Sobretodo por mi sensibilidad por conocer las problemáticas que se viven en el entorno de hoy en día.
Mi perspectiva de esta carrera es poder lograr hacer múltiples investigaciones y ver diferentes causas, influencias y comportamientos en las personas tanto en lo cultural como en lo tradicional.
De igual manera en lo personal es una de las carreras mas útiles que a mi parecer es una profesión multidisciplinaria es decir puedes desempeñar en distintas ramas como periodista, consultor, analista, estudios socioeconomicos y bueno su utilidad de analizar de la forma mas objetiva posibles las relaciones sociales y hechos sociales que se dan en nuestro alrededor proponiendo soluciones y ejecutarlas.
Espero poder ser una excelente socióloga, aprender mucho y claro poner de mi parte para lograr mi cometido y alcanzar la meta que tengo establecida.
y poco a poco fui viendo carreras de mi interés entre ellas todas las relacionadas a ciencias sociales.
Entonces mi decisión la opte por sociología porque es una carrera que maneja una temática en la cual abarca el tema social, ya que por cuestiones que con el tiempo fui conociendo y desarrollando me fui interesando poco a poco.
Sobretodo por mi sensibilidad por conocer las problemáticas que se viven en el entorno de hoy en día.
Mi perspectiva de esta carrera es poder lograr hacer múltiples investigaciones y ver diferentes causas, influencias y comportamientos en las personas tanto en lo cultural como en lo tradicional.
De igual manera en lo personal es una de las carreras mas útiles que a mi parecer es una profesión multidisciplinaria es decir puedes desempeñar en distintas ramas como periodista, consultor, analista, estudios socioeconomicos y bueno su utilidad de analizar de la forma mas objetiva posibles las relaciones sociales y hechos sociales que se dan en nuestro alrededor proponiendo soluciones y ejecutarlas.
Espero poder ser una excelente socióloga, aprender mucho y claro poner de mi parte para lograr mi cometido y alcanzar la meta que tengo establecida.
viernes, 30 de enero de 2015
¿porque decidí estudiar sociología?
Decidí estudiar sociología porque ya estaba familiarizada
con la carrera puesto que mi hermana mayor es socióloga y pues obviamente conviví
mucho con sus temas de tarea e investigaciones, ahí fue cuando me empezaron a
llamar la atención las ciencias sociales en general, sin embargo mi primer
intento a la universidad no fue a sociología sino que a la carrera de Derecho, pero
pues la verdad es que me faltaron pocos puntos para ser admitida y ahora creo
que fue lo mejor para mi puesto que después de tiempo lo analice mejor y me
puse a investigar detalladamente todas las carreras que me gustan y cuando vi
el plan de estudios me enamore por completo y pensé que es mi carrera perfecta
donde todas mis aptitudes se acomodaban perfectamente, realmente es lo que a mí
me interesa la investigación y especulación social en todos los factores que
construyen a esta sociedad, realmente yo espero recibir muchos conocimientos
para aportar algo bueno para la sociología y sobre todo a nuestra sociedad que
realmente es muy preocupante muchas de las situaciones que vivimos hoy en día,
y es importante combatir con conocimientos y acciones este tipo de problemas .
DURAN ALACRAZ KARINA RUBI
jueves, 29 de enero de 2015
Cómo se edita un texto
Cómo se edita: cinco reglas
Vínculo a:
[Gardner Botsford fue editor de The New Yorker. En este extracto de Life of Privilege, Mostly, expone unas reglas para editar un texto.]
A principios de 1948, la entrega de «Carta desde París» y «Carta desde Londres» se trasladó desde el domingo a un día más civilizado de la semana, y a mí me trasladaron con ella. Otra persona pasó a encargarse de las noches de domingo y empecé a dedicar la mayor parte del tiempo a editar largas piezas factuales: «Perfiles», «Reportajes» y textos de ese tipo. Seguí editando a Flanner y Mollie Panter-Downes –de hecho, a partir de entonces edité todo lo que cualquiera de los dos escribiese para la revista–, y también me asignaron a varios escritores de primera clase del New Yorker, con muchos de los cuales formé alianzas permanentes. Eso implicaba menos tiempo con los escritores de menor calidad con los que había empezado, los Helen Mears y Joseph Wechsberg. Helen Mears era una escritora olvidable; a Joseph Wechsberg lo recordaré siempre. Era un incordio, un Mal Ejemplo y un rito de paso para cada editor junior. Para empezar, era checo y en realidad nunca aprendió inglés. (Aquí hay una observación biológica de Wechsberg que he conservado intacta a lo largo de los años: «Sin los largos hocicos de los abejorros, los pensamientos y el trébol rojo no pueden ser fructificados».) Además, había empezado como escritor de ficción (ahora es más conocido, si es que se le conoce por algo, por algunos relatos que publicó en la revista antes de la guerra) y, cada vez que los datos que necesitaba resultaban elusivos, se los inventaba. Como su escritura estaba desvinculada de la gramática, el vocabulario y la cordura (ver arriba), podía escribir muy deprisa, y no había nadie más prolífico que él. Sandy Vanderbilt siempre decía que había editado más a Wechsberg que yo, y que había editado más a Wechsberg de lo que el propio Wechsberg había escrito, por culpa de una pesadilla recurrente en la que trabajaba en un manuscrito implacable e interminable de Wechsberg que seguía supurando por mucho que Sandy trabajara, pero cuando fuimos a la morgue y sacamos el archivo de Wechsberg, ninguno de los dos podía recordar quién había editado qué, o, para ser más precisos, quién había escrito qué. Lo que nos molestaba era que Wechsberg era inmensamente popular entre los lectores, lo que quería decir que nosotros éramos inmensa, aunque anónimamente, populares entre los lectores. Cuando llegaron algunos editores que eran todavía másjuniors que yo –Bill Knapp, Bill Fain, Bob Gerdy y un par de figuras más transitorias–, les asignaron a Wechsberg y yo quedé libre al fin. No totalmente libre, por supuesto.
Como la revista publicaba cincuenta y dos números al año, la mayoría de los cuales contenía (entonces) al menos dos piezas factuales, era demasiado esperar que los escritores de primera fila pudieran satisfacer esa demanda. Eso abrió la puerta a escritores de segunda línea y yo (como Sandy, Shawn y todos los demás) tenía que echar una mano. Era el tipo de trabajo que me llevó a una serie de conclusiones sobre la edición.
Regla general n.º 1: Para ser bueno, un texto requiere la inversión de una cantidad determinada de tiempo, por parte del escritor o del editor. Wechsberg era rápido; por eso, sus editores tenían que estar despiertos toda la noche. A Joseph Mitchell le costaba muchísimo tiempo escribir un texto, pero, cuando entregaba, se podía editar en el tiempo que cuesta tomar un café.
Regla general n.º 2: Cuanto menos competente sea el escritor, mayores serán sus protestas por la edición. La mejor edición, le parece, es la falta de edición. No se detiene a pensar que ese programa también le gustaría al editor, ya que le permitiría tener una vida más rica y plena y ver más a sus hijos. Pero no duraría mucho tiempo en nómina, y tampoco el escritor. Los buenos escritores se apoyan en los editores; no se les ocurriría publicar algo que nadie ha leído. Los malos escritores hablan del inviolable ritmo de su prosa.
Regla general n.º 3: Puedes identificar a un mal escritor antes de haber visto una palabra que haya escrito si utiliza la expresión «nosotros, los escritores».
Regla general n.º 4: Al editar, la primera lectura de un manuscrito es la más importante. En la segunda lectura, los pasajes pantanosos que viste en la primera parecerán más firmes y menos tediosos, y en la cuarta o quinta lectura te parecerán perfectos. Eso es porque ahora estás en armonía con el escritor, no con el lector. Pero el lector, que solo leerá el texto una vez, lo juzgará tan pantanoso y aburrido como tú en la primera lectura. En resumen, si te parece que algo está mal en la primera lectura, está mal, y lo que se necesita es un cambio, no una segunda lectura.
Regla general n.º 5: Uno nunca debe olvidar que editar y escribir son artes, o artesanías, totalmente diferentes. La buena edición ha salvado la mala escritura con más frecuencia de lo que la mala edición ha dañado la buena escritura. Eso se debe a que un mal editor no conservará su trabajo mucho tiempo, mientras que un mal escritor puede continuar para siempre, y lo hará. La buena escritura existe al margen de la ayuda de cualquier editor. Por eso un buen editor es un mecánico, o un artesano, mientras que un buen escritor es un artista.
Vínculo a:
Daniel Gascón
por gascondaniel
[Gardner Botsford fue editor de The New Yorker. En este extracto de Life of Privilege, Mostly, expone unas reglas para editar un texto.]
A principios de 1948, la entrega de «Carta desde París» y «Carta desde Londres» se trasladó desde el domingo a un día más civilizado de la semana, y a mí me trasladaron con ella. Otra persona pasó a encargarse de las noches de domingo y empecé a dedicar la mayor parte del tiempo a editar largas piezas factuales: «Perfiles», «Reportajes» y textos de ese tipo. Seguí editando a Flanner y Mollie Panter-Downes –de hecho, a partir de entonces edité todo lo que cualquiera de los dos escribiese para la revista–, y también me asignaron a varios escritores de primera clase del New Yorker, con muchos de los cuales formé alianzas permanentes. Eso implicaba menos tiempo con los escritores de menor calidad con los que había empezado, los Helen Mears y Joseph Wechsberg. Helen Mears era una escritora olvidable; a Joseph Wechsberg lo recordaré siempre. Era un incordio, un Mal Ejemplo y un rito de paso para cada editor junior. Para empezar, era checo y en realidad nunca aprendió inglés. (Aquí hay una observación biológica de Wechsberg que he conservado intacta a lo largo de los años: «Sin los largos hocicos de los abejorros, los pensamientos y el trébol rojo no pueden ser fructificados».) Además, había empezado como escritor de ficción (ahora es más conocido, si es que se le conoce por algo, por algunos relatos que publicó en la revista antes de la guerra) y, cada vez que los datos que necesitaba resultaban elusivos, se los inventaba. Como su escritura estaba desvinculada de la gramática, el vocabulario y la cordura (ver arriba), podía escribir muy deprisa, y no había nadie más prolífico que él. Sandy Vanderbilt siempre decía que había editado más a Wechsberg que yo, y que había editado más a Wechsberg de lo que el propio Wechsberg había escrito, por culpa de una pesadilla recurrente en la que trabajaba en un manuscrito implacable e interminable de Wechsberg que seguía supurando por mucho que Sandy trabajara, pero cuando fuimos a la morgue y sacamos el archivo de Wechsberg, ninguno de los dos podía recordar quién había editado qué, o, para ser más precisos, quién había escrito qué. Lo que nos molestaba era que Wechsberg era inmensamente popular entre los lectores, lo que quería decir que nosotros éramos inmensa, aunque anónimamente, populares entre los lectores. Cuando llegaron algunos editores que eran todavía másjuniors que yo –Bill Knapp, Bill Fain, Bob Gerdy y un par de figuras más transitorias–, les asignaron a Wechsberg y yo quedé libre al fin. No totalmente libre, por supuesto.
Como la revista publicaba cincuenta y dos números al año, la mayoría de los cuales contenía (entonces) al menos dos piezas factuales, era demasiado esperar que los escritores de primera fila pudieran satisfacer esa demanda. Eso abrió la puerta a escritores de segunda línea y yo (como Sandy, Shawn y todos los demás) tenía que echar una mano. Era el tipo de trabajo que me llevó a una serie de conclusiones sobre la edición.
Regla general n.º 1: Para ser bueno, un texto requiere la inversión de una cantidad determinada de tiempo, por parte del escritor o del editor. Wechsberg era rápido; por eso, sus editores tenían que estar despiertos toda la noche. A Joseph Mitchell le costaba muchísimo tiempo escribir un texto, pero, cuando entregaba, se podía editar en el tiempo que cuesta tomar un café.
Regla general n.º 2: Cuanto menos competente sea el escritor, mayores serán sus protestas por la edición. La mejor edición, le parece, es la falta de edición. No se detiene a pensar que ese programa también le gustaría al editor, ya que le permitiría tener una vida más rica y plena y ver más a sus hijos. Pero no duraría mucho tiempo en nómina, y tampoco el escritor. Los buenos escritores se apoyan en los editores; no se les ocurriría publicar algo que nadie ha leído. Los malos escritores hablan del inviolable ritmo de su prosa.
Regla general n.º 3: Puedes identificar a un mal escritor antes de haber visto una palabra que haya escrito si utiliza la expresión «nosotros, los escritores».
Regla general n.º 4: Al editar, la primera lectura de un manuscrito es la más importante. En la segunda lectura, los pasajes pantanosos que viste en la primera parecerán más firmes y menos tediosos, y en la cuarta o quinta lectura te parecerán perfectos. Eso es porque ahora estás en armonía con el escritor, no con el lector. Pero el lector, que solo leerá el texto una vez, lo juzgará tan pantanoso y aburrido como tú en la primera lectura. En resumen, si te parece que algo está mal en la primera lectura, está mal, y lo que se necesita es un cambio, no una segunda lectura.
Regla general n.º 5: Uno nunca debe olvidar que editar y escribir son artes, o artesanías, totalmente diferentes. La buena edición ha salvado la mala escritura con más frecuencia de lo que la mala edición ha dañado la buena escritura. Eso se debe a que un mal editor no conservará su trabajo mucho tiempo, mientras que un mal escritor puede continuar para siempre, y lo hará. La buena escritura existe al margen de la ayuda de cualquier editor. Por eso un buen editor es un mecánico, o un artesano, mientras que un buen escritor es un artista.
miércoles, 28 de enero de 2015
¿Por qué decidí estudiar sociología?
Seré honesto con esta pregunta y dejaré de lado la falta de creatividad evidenciada que mi respuesta puede vislumbrar. Debido a las pocas líneas que me bastarían para abordar esta cuestión trataré de que no me falten motivos enunciados aquí.
En primera instancia, cuando yo tenía que elegir una carrera que estudiar la primera opción que tuve fue la licenciatura en letras hispánicas –en ese momento creí tener aptitudes para la carrera–, tan convencido estaba que creí que en una visualización a futuro podría decir: “esto es lo mío” o “esta carrera es para mí”.
En realidad fue decepcionante el resultado, el momento en el que mi entusiasmo por formar parte de un centro universitario colapsó con los números en la pantalla pensé que pasaría otro ciclo sin poder estudiar. Casi instantáneamente me enteré que tenía la oportunidad de estudiar en el mismo centro universitario al cual había aspirado, pero optando por una carrera en la que hubiera lugar disponible.
Eran pocas las opciones, (concretamente 2) la decisión se balanceaba entre la licenciatura en geografía y la licenciatura en sociología. Con el fin de no tomar una decisión que eventualmente provocaría mi deserción, busqué el plan de estudios de cada carrera, pues quería saber que abordaba una en diferencia de la otra, cual era (en teoría) su atractivo.
Analizando los perfiles de ingreso y egreso caí en cuenta de que la carrera de sociología era algo que encontraba particularmente interesante, lo atribuyo a el hecho de que me gusta dar mi punto de vista y que me gusta indagar sobre temas de diversa índole algunas de las actividades que se llevarían a cabo en dicha carrera sin mencionar que resultaría beneficioso en la práctica más allá de llegarla a ejercer con alguna especialización.
La idea planteada por la carrera me parecía por mucho interesante, tanto, que hice caso omiso a los comentarios negativos que me hacían llegar. Dando sustento a la idea general de la carrera de licenciatura en sociología, las opiniones posteriores me hicieron persuadirme de cuanto me gustaría concluir esta carrera y es por lo cual estoy aquí.
¿Por qué elegí estudiar sociología?
Porque me interesa entender la sociedad en la que vivo, Estudiar los
problemas que tenemos como sociedad y tratar de encontrar soluciones, Entender
el comportamiento que tienen las
personas frente a diferentes situaciones que vivimos diariamente. A nivel
personal, familiar, político y económico.
Comprender el por qué de los actos sociales históricos y como nos han llevado a vivir en la sociedad en la que estamos.
También porque me fue muy fácil obtener el puntaje requerido
Y porque a futuro me gustaría especializarme en sociología jurídica o relacionado con lo gubernamental.
Y desempeñarme profesionalmente en la sociología.
Comprender el por qué de los actos sociales históricos y como nos han llevado a vivir en la sociedad en la que estamos.
También porque me fue muy fácil obtener el puntaje requerido
Y porque a futuro me gustaría especializarme en sociología jurídica o relacionado con lo gubernamental.
Y desempeñarme profesionalmente en la sociología.
¿Por qué decidí estudiar Sociología?
* Yo decidí estudiar sociología por que me parece una carrera muy completa dentro de las ciencias sociales, y estoy seguro que puedo desarrollarme en este campo profesional. Que es de mi agrado y que ayudará a mi desarrollo tanto profesional como personal.
Dentro de mi me fascina la lectura y la Sociología me permite adentrarme en lecturas complejas e interesantes así mismo por que me permite adentrarme en la historia y entender mas como se desarrolla mas la sociedad en la actualidad.
Ahora la carrera me permite el fácil acceso debido a su no alta demanda ya que también como varios de mis compañeros hice tramite a otra carrera pero debido a su alta demanda no logre alcanzar dicho puntaje que me pedía impidiéndome el ingreso.
Quiero estudiar la Licenciatura de Sociología por que mis metas a corto plazo son muchas entre ellas es poder desempeñarme profesionalmente en algún sector público o en alguna política social o analista político social.
Por eso quiero estudiar Sociología.
* Yo decidí estudiar sociología por que me parece una carrera muy completa dentro de las ciencias sociales, y estoy seguro que puedo desarrollarme en este campo profesional. Que es de mi agrado y que ayudará a mi desarrollo tanto profesional como personal.
Dentro de mi me fascina la lectura y la Sociología me permite adentrarme en lecturas complejas e interesantes así mismo por que me permite adentrarme en la historia y entender mas como se desarrolla mas la sociedad en la actualidad.
Ahora la carrera me permite el fácil acceso debido a su no alta demanda ya que también como varios de mis compañeros hice tramite a otra carrera pero debido a su alta demanda no logre alcanzar dicho puntaje que me pedía impidiéndome el ingreso.
Quiero estudiar la Licenciatura de Sociología por que mis metas a corto plazo son muchas entre ellas es poder desempeñarme profesionalmente en algún sector público o en alguna política social o analista político social.
Por eso quiero estudiar Sociología.
¿Por qué decidí estudiar sociología?
Cuando estas en preparatoria y seamos honestos, a los 19 años, son pocas las personas que saben o que tienen un plan de vida bien marcado y definido a corto o a largo plazo.
Por aquellos entonces yo... pues, yo no tenía ni pizca de idea de que era lo que se suponía que quería hacer con el resto de mis años en este planeta, o al menos no profesionalmente hablando. Sin embargo tuve un excelente maestro de sociología en la preparatoria, el señor Germán García, que de una manera logró capturar toda mi atención a sus clases, con su extrema visión izquierdista y su inquebrantable opinión sobre un gobierno que prefiere hacernos NO pensar, sus clases respecto a las sociedades y lo que había más allá de las bonitas cuatro paredes en las que nos impartía clases, temas como prostitución, narcotráfico, la violencia en las calles y el porque de las cosas en este mundo me hicieron darme cuenta de que yo ¡era igual a él!
Muchas de sus opiniones e intereses me llamaban la atención y nunca realmente dije - quizá deba de estudiar sociología. Entonces decido tomarme un año y alejarme de todos, cambiar de países, de personas y de idioma, un poco de distancia para aclarar la mente y me doy cuenta de que estando yo sola seguía teniendo esos mismos intereses sin nadie que estuviera metiendo ideas a mi cabeza o llevándome por un tal o cual camino... dije: ¡Chin, no hay de otra! Acepté que quizá no lo había planeado o siquiera considerado como una opción para mí pero entonces, mas consciente que como me fui, regresé dispuesta a comprometerme con esta bonita carrera...
¿Por que decidí estudiar sociología?
La razón por la cual yo decidí estudiar sociología en mi mas sincero argumento es por que no logre entrar a la carrera en la cual yo había hecho tramite y mi impaciencia para volver a pasar otros seis meses sin estudiar me llevaron a buscar una carrera que tuviera cupo disponible y una mayor similitud con lo que yo estaba deseando estudiar. En la búsqueda de carreras con cupo disponible me puse a revisar los planes de estudio de cada una en todos los centros universitarios donde al final encontré la carrera de sociología, al ser la mas similar a lo que estaba buscando aspire a uno de sus cupos disponibles. Sin embargo ahora que me encuentro dentro de la carrera veo que es muy buena con mucho campo de trabajo y me agrada bastante.
miércoles, 14 de enero de 2015
Algunas expresiones cotidianas: ¿sabes de dónde proceden?
http://www.chilango.com/general/nota/2014/07/15/10-frases-que-usas-todos-los-dias-pero-seguro-no-sabes-de-donde-vienen
Diariamente usamos frases que son parte de nuestro lenguaje popular y se han naturalizado tanto que casi nunca nos ponemos a pensar: ¿Y esto de dónde chingaos viene? Hace tiempo les trajimos el origen de frases como “un ojo al gato y otro al garabato” o “ya se armó la gorda” [lee aquí ese artículo]. Ahora les traemos una segunda remesa de estas frases, porque el lenguaje es un un mundo y nosotros somos muy ociosos.
Para tranquilizar a sus comensales, los dueños de los establecimientos recitaban en la mesa el siguiente conjuro: “si eres cabrito, mantente frito; si eres gato, salta al plato”. Y como la carne nunca saltaba, se daba por sentado que no era carne de gato. ¿Cómo la ven desde ahí?
Como los mexicanos somos expertos en deformar las palabras por otras que suenan similar como “¿qué pasión?” o “¿qué pasotes?” para decir “¿qué pasó?”, hacer una valeduría se transformó en “hacer la valona”. Dato curioso: la valona es un ritmo proveniente de Valonia, una región al sur de Bélgica y que gracias a los migrantes hoy forma parte del folclor michoacano. No tiene nada que ver con los balones, aunque estés extrañando el Mundial.
¿Qué onda chilangos, cuál de estas se sabían? ¿Qué otras frases y sus orígenes conocen o les gustaría saber? En una de esas, nos aventamos la tercera parte.
¡École cua! A que no sabías el origen de estas oraciones
10 frases que usas pero no sabes de dónde vienen
Por Pável M. Gaona Twitter: @PaveloRockstar
Diariamente usamos frases que son parte de nuestro lenguaje popular y se han naturalizado tanto que casi nunca nos ponemos a pensar: ¿Y esto de dónde chingaos viene? Hace tiempo les trajimos el origen de frases como “un ojo al gato y otro al garabato” o “ya se armó la gorda” [lee aquí ese artículo]. Ahora les traemos una segunda remesa de estas frases, porque el lenguaje es un un mundo y nosotros somos muy ociosos.
“Andar hecho la mocha”
Situémonos en los tiempos en que los ferrocarriles acababan de llegar a México. Las locomotoras eran enormes e imponentes, pero quien diga que el tamaño no importa está muy equivocado. Su peso era su talón de Aquiles, pues las volvía lentas y poco prácticas para ciertas labores. Poco tiempo después llegaron locomotoras más pequeñas, destinadas a cumplir labores locales dentro de las estaciones. No tenían las filas enormes de vagones como las otras, por lo que eran mucho más rápidas. Estas locomotoras “mochas” dieron origen a la frase “ir hecho la mocha”, o sea, ir de prisa."¡École cua!"
Sabes que eres barrio y retro cuando en lugar de decir “¡exacto!” dices “¡école cua!”. A pensar de que esta expresión suena bastante ñera, tiene un origen culto. Esta interjección que denota que hemos dado en el clavo tiene origen italiano, y es la mexicanización de la expresión “eccolo qua”, que podría ser traducido como “aquí está”. Lo que significa que al fin encontramos la solución a un problema gordo, expresando sorpresa y beneplácito."Eres un culero"
La palabra “culero” tiene diferentes significados dependiendo de la latitud geográfica. Mientras en España es un adjetivo que se le da a los huevones que dejan todo al último, en México lo utilizamos para designar a una persona mal intencionada. Ser culero es ser malo como carne de puerco con cisticercos. ¿Pero de dónde viene la palabra? En Cuba, culero es un sinónimo de pañal. O sea, lo que se le pone al bebé en el culo. Al adoptar el término en México lo hicimos en el sentido más literal: un culero es una persona llena de mier...coles. Ahora todo tiene sentido."Darle vuelo a la hilacha"
Esta frase la usaban nuestras abuelas para decir que alguien andaba en malos pasos. La palabra “hilacha” literalmente significa “pedazo de hilo que se desprende de la tela”. La RAE también lo señala como “residuo o vestigio”. Así, darle vuelo a la hilacha significa cometer actos que terminarán por destruir o desgastar el tejido sin medir las consecuencias. Un equivalente más actual sería “irse como hilo de media”. O dejarse ir como chivo en cristalería. O como gorda en tobogán. No si para frases, los mexicanos somos finos."Dar gato por liebre"
Aunque Tepito se pinte solo para la piratería, este fenómeno no nació en el Barrio Bravo ni es exclusivo de nuestros tiempos. La frase “dar gato por liebre” es una referencia constante en las obras literarias del Siglo de Oro en España, siendo Quevedo uno de los autores que más la usaban. Esta frase se empleaba porque en las hospederías o mesones, con tal de ahorrarse un dinerito, a veces se usaba carne de dudosa procedencia, llegando a reemplazar el conejo o el cabrito por carne de gato.Para tranquilizar a sus comensales, los dueños de los establecimientos recitaban en la mesa el siguiente conjuro: “si eres cabrito, mantente frito; si eres gato, salta al plato”. Y como la carne nunca saltaba, se daba por sentado que no era carne de gato. ¿Cómo la ven desde ahí?
"¡Aquí hay gato encerrado!"
Ya que andamos gatunos, la frase “aquí hay gato encerrado” tiene un origen curioso. Aunque nos imaginemos a un simpático felino siendo víctima de encierro, la palabra “gato” en ese dicho se refiere a un bolso donde se guarda dinero, el clásico costalito de monedas que vemos en las películas que retratan la Edad Media. Cuando la gente quería viajar con un dinerito sin ser asaltados en los caminos, cosían estos bolsitos con dinero en alguna parte oculta de la ropa. Cuando este bolso secreto era descubierto se decía “aquí hay gato encerrado" y el pobre dueño era despelucado de sus moneditas."Poner los puntos sobre las íes"
Cuando nos queremos poner minuciosos e insistimos en que algo debe quedar claro y sin lugar a dudas, decimos “hay que poner los puntos sobre las íes”. Esta frase data del siglo XVI, cuando aún se usaban caracteres góticos para la escritura de la lengua española. En aquellos tiempos, la letra “i” aún no contaba con el punto que hoy lleva y cuando se escribían dos “i” seguidas, era muy fácil que se confundiera con la letra “u”. Para que esa confusión no existiera, se ponía una tilde o “virgulilla” sobre las letras i. Con el tiempo, esa tilde se convirtió en un simple y llano punto. Por eso, para que nadie salga con que a Chuchita la bolsearon, siempre es bueno poner los puntos sobre las íes y así evitarnos confusiones.[Lee también el diccionario mujer-español]
"¡Eres un pájaro de mal agüero!"
El pájaro de mal agüero (primo del pájaro meaplacas y el pájaro con suelas) tiene un origen que se remonta a la antigua Roma. Aunque los romanitos parecían muy civilizados, realmente eran muy supersticiosos y tomaban todas sus decisiones importantes consultando oráculos. Uno de los ritos de adivinación más comunes era predecir acontecimientos basados en el vuelo de buitres o cuervos. Si el ave era portadora de malas noticias, se decía que era un ave de mal agüero. Desde entonces y hasta ahora, se usa esta frase para designar a las personas que están saladas.El valedor, el que te hace "la valona".
Todos en Chilangolandia sabemos que un valedor es aquel que te hace el paro, un verdadero y auténtico carnal. Aunque suene a una frase relativamente reciente, ya aparecía en el diccionario de 1726 como persona que “ampara, protege o patrocina”. Por extensión, una valeduría es un favor que te saca de un apuro. Un paro, pues.Como los mexicanos somos expertos en deformar las palabras por otras que suenan similar como “¿qué pasión?” o “¿qué pasotes?” para decir “¿qué pasó?”, hacer una valeduría se transformó en “hacer la valona”. Dato curioso: la valona es un ritmo proveniente de Valonia, una región al sur de Bélgica y que gracias a los migrantes hoy forma parte del folclor michoacano. No tiene nada que ver con los balones, aunque estés extrañando el Mundial.
[lee aquí sobre la definición de "mexicano"]
"En un santiamén"
Todos (o casi) hemos estado en una misa y hemos experimentado las ganas de picarnos los ojos una y otra vez gracias al aburrimiento. Esto no es nada nuevo. Desde que las misas se oficiaban en latín, la gente esperaba la bendición del padre para huir del recinto. La expresión en un “santiamén” se refiere a decir la última parte de la expresión “In nomine Patris, et Filii, et Spiritus Sancti, Amén” a toda prisa, todo para huir lo más rápido posible de la iglesia.¿Qué onda chilangos, cuál de estas se sabían? ¿Qué otras frases y sus orígenes conocen o les gustaría saber? En una de esas, nos aventamos la tercera parte.
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