domingo, 13 de noviembre de 2011

Reseña de la película La Misión


La misión es una película británica de 1986, dirigida por Roland Joffé, protagonizada por Robert De Niro, Jeremy Irons, Ray McAnally y Aidan Quinn en los papeles principales, ganadora de varios premios cinematográficos internacionales. Para darle un hilo conductor al drama de una época toma como fuente de inspiración a la intensa vida del sacerdote jesuita, misionero y escritor peruano Antonio Ruiz de Montoya (Lima, 1585 – Lima, 11 de abril de 1652), si bien desdobla su personalidad en dos personajes y sitúa el desarrollo en un tiempo posterior.

La película se basa en hechos reales. Que sean más o menos fidedignos a la historia ya es otra cosa, y en los cuales no me voy a meter porque no soy un especialista en este tema. Roland Joffé, después de la elogiada y oscarizada "Los Gritos del Silencio" se embarcó en esta historia épica que recreaba la historia de la misión de San Carlos, en las cataratas de Iguazú, allá por mediados del siglo XVIII. Narra la historia de un jesuita, el Padre Gabriel (impagable Jeremy Irons), que se le encomienda un nuevo destino: hacerse cargo de la misión de San Carlos, ahora vacía por la muerte, a manos indígenas, del jesuita que se hacía cargo de dicha misión. Por su parte, un mercenario, asesino y traficante de esclavos, Rodrigo Mendoza (interpretado magistralmente por el siempre soberbio Robert de Niro), inicia un camino de auto-culpa y redención por el asesinato de su propio hermano (interpretado por Aidan Quinn). La culpa lo tortura sin piedad.

Es entonces cuando las historias del Padre Gabriel y Mendoza se cruzan. Al Padre Gabriel se le encomienda la misión de enderezar a Mendoza llevándoselo a San Carlos. Es en su camino hacía San Carlos, cuando Mendoza inicie su personal camino de penitencia y redención. Ahora se verá destinado a convivir con los que antes eran sus enemigos y "mercancías". Rodrigo se enamora de esa cultura y esa gente a la que antes perseguía y exterminaba. Ahora defenderá los ideales jesuitas y la misión junto al padre Gabriel y sus acólitos. La decisión de la Iglesia (presionada por España y Portugal) de abandonar las misiones en estos territorios, por el establecimiento de nuevas fronteras y siendo los nuevos dueños los portugueses, pondrán al Padre Gabriel y Mendoza en una difícil decisión: abandonar al pueblo guaraní a su suerte o bien, defender la misión de San Carlos por las armas y rompiendo el voto de no-violencia. Mientras Gabriel utiliza como únicas armas la fe, Mendoza luchará a golpe de espada. Son dos aspectos que marcan las diferencias de uno y otro. Aunque el amor hacia es pueblo será algo que los una en el fondo.

La película es preciosa tanto en su fondo como en su propuesta visual. La redención, la penitencia, la búsqueda de la libertad de los oprimidos contra la opresión de las grandes potencias coloniales (crítica al carácter autodestructivo del hombre). y esa preciosa relación entre Mendoza y el Padre Gabriel que culmina en el final de la película. Todos estos temas están presentes en tan fascinante película. Ésta cuenta con incontables imágenes de gran belleza. Tan sólo mencionaré unas cuantas: por supuesto, la primera escena del jesuita crucificado cayendo por las bellísimas cataratas de Iguazú (si bien es bastante trágica, la escena es de una belleza sublime); merece la pena recalcar también esa escena en que Irons tiene el primer encuentro con los indios guaraníes, mientras toca con su oboe ese precioso tema central presente en la magistral y soberbia partitura de Morricone

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