domingo, 20 de noviembre de 2011

Las diferentes percepciones de lo que es ser una prostituta

Empezaré con una pequeña introducción acerca de este tema que en especial llama mucho mi atención. Mi objetivo era en un principio conocer y estudiar la vida de una prostituta, pero no solo su vida laboral, si no  una vida más íntima, las condiciones en las que viven y cómo es que llegaron a tomar  esa decisión tan difícil a veces. Mi interés era empaparme más de este tema y así tener los  argumentos suficientes para darlo a conocer sin tantos prejuicios que la mayoría solemos hacernos al escuchar siquiera la palabra prostituta y que siempre la relacionamos con algo negativo, sin detenernos a pensar que también son parte de la sociedad en la que vivimos y que por tanto es un tema digno de estudiar.
Conforme fui leyendo e investigando me encontré con una problemática: “prostituta no es solo aquella que vende su sexo”, y que este concepto cambia con el paso del tiempo y en los diferentes contextos sociales. Entonces fue cuando cambió mi enfoque de estudio, me di cuenta que para estudiar algo tenía primero que saber exactamente de qué estoy hablando. Fue  entonces que me formulé un nuevo objeto de estudio: qué es ser una prostituta y como esta definición cambia conforme el tiempo y el contexto. Me pareció interesante porque las personas simplemente utilizamos esta palabra muchas veces para ofender, sin saber siquiera a que nos referimos.
Hablaré entonces durante este ensayo también de la historia de la prostitución, ya que mi objetivo requiere que vayamos tiempo atrás para darnos cuenta de cómo se ha ido modificando y más aún ampliando el concepto de prostituta. Una de las cosas que mencionaré y que me llamó mucho la atención investigando acerca de los orígenes de este concepto es que en un principio tuvo mucho que ver el patriarcado es muy interesante y más adelante ya lo explicaré con más detenimiento.
Debo decir también que mi intención en sí no  es tratar un lugar en específico, es decir, que no me centraré en algún país o continente solamente si no que mencionaré varios durante todo el escrito. De igual  forma no es mi intención tratar el tema sólo relacionándolo con cuestiones de sexo, ya que como veremos y como ya mencioné no solo se le llama prostituta a aquella mujer que tiene clientes o que cobra a cambio de su sexo, si no que pueden haber muchas características que describan a una prostituta llámense de tipo económico, laboral, personal, etc.  o por lo menos que la sociedad lo perciba así. Tampoco hablaré de cifras, es decir, no me interesan en este momento las estadísticas. Me centraré entonces en los diferentes conceptos y ninguno será más valido que otro ya que en sí nadie a podido hacer un concepto universal o algo aceptado por todos como único.
Mi fuente principal es el libro de Raquel Osborne llamado Las prostitutas: una voz propia (crónica de un encuentro) y lo utilizaré y mencionaré durante todo el ensayo, es una conferencia de varias mujeres entre ellas prostitutas, ex prostitutas y feministas de diferentes países. Me parece que es un libro muy interesante porque son testimonios y vivencias reales de mujeres que venden su sexo y otras que no lo hacen pero están muy cercanas a este tema. Queda claro que en este tema es primordial como percibe la sociedad a una prostituta.
Una vez que ya mencioné los puntos más relevantes de lo que en las siguientes páginas desarrollaré empezaré entonces a escribir. 
La historia de la prostitución
Debo empezar pues por decir que la prostitución no es el oficio más viejo del mundo. Hace su transformación a lo profesional hasta la Baja Edad Media (siglo XI-XV) esto con la institución de los burdeles públicos. Se cree que fue en la antigua Atenas en donde se creó en primer burdel.
            La palabra prostitución proviene del término en latín prostituere que  literalmente se traduce como “exhibir para la venta”, pero cuando nos referimos a alguien como prostituta ¿lo decimos con este sentido? Más adelante contestaremos a esta pregunta.
            En la Edad Media en el siglo XII disfrazaban su empleo haciendo parecer que se trataba solo de una taberna (establecimiento público, de carácter popular, donde se sirven y expenden bebidas y, a veces, se sirven comidas) colocando en cada una de sus puertas un ramo, y fue así como nace el concepto de “ramera” que les parecía que sonaba de una forma más decorosa.
Para desarrollar el apartado de la historia, tomé en cuenta dos libros. Uno que habla de las políticas y representaciones de la prostitución a partir del siglo XVI y hasta aproximadamente hasta el siglo XIX, y el otro que se enfoca más a la Ciudad de México en el siglo XIX pero si retoma algunos puntos de la historia. También me apoyé en la página de internet Ciencia Popular.
En la Grecia clásica, la prostitución no era algo hecho solo por mujeres sino que también por hombres. Las prostitutas tenían que vestirse con una ropa diferente más distintivas y si pagaban impuestos y además tenían su lugares en la iglesia. En el imperio Romano se clasificaba a las prostitutas en: las cuadrantarias porque cobraban precisamente un cuadrante que en realidad era una miseria  y las expertas en el fellatio (mamar) que era el acto más desagradable. En el antiguo Egipto, algunas mujeres y no necesariamente prostitutas se pintaban los labios de algún color específico para hacer notar su tendencia por esta práctica. Fue en el siglo IX cuando Carlomagno mandó cerrar todos los lugares en los que a estas mujeres se le permitía de alguna manera tener relaciones promiscuas, él lo que quería era la expulsión definitiva de estas mujeres. En España de los Austrias para el siglo XVI se manejaban varios requisitos para que una mujer pudiera entrar a un prostíbulo: haber perdido la virginidad, tener más de 12 años ser huérfana o en todo caso que su familia la haya abandonado entre otros.
La práctica de la prostitución se presenta muchas veces en las sociedades que son regidas por una moral instintiva  de doble normalidad, esto quiere decir que se presiden por diferentes normas según el género. Esta doble moral se concibe en un ámbito patriarcal en donde en las relaciones entre hombre y mujer esta última pasa a ser propiedad del varón. Esto se da desde hace tiempo atrás en donde las doncellas eran utilizadas para pactar alianzas o para establecer matrimonios y así agrandar el poder de algún grupo familiar, incluso hasta de naciones.
            Ahora también es cierto que la prostitución, así como otras ofertas sexuales tales como la homosexualidad, el adulterio, la masturbación sexual entre otras surgen “en todos aquellos entornos sociales en los que la demanda sexual no se encuentra satisfecha por la oferta matrimonial” como lo menciona el autor Francisco Vázquez. Podemos sugerir como ejemplos a la Europa en la posguerra (1919-1923) y a España después de la Guerra Civil que finaliza en 1939: la escasez de hombres y la falta de ocupaciones para la mujer hizo que se disparara demasiado la prostitución.  
            Sabemos entonces que las prostitutas como ya he mencionado existen desde mucho tiempo atrás, esto en cuanto a la negociación con su sexo, pero sabemos también que no solo se le llama prostituta a este tipo de mujeres si no que existen algunas otras características que influyen para que a una mujer, incluso a una común y corriente se le pueda considerar en algún momento con este título.  
            En el siguiente apartado veremos pues como es aplicado este concepto por la sociedad y que en realidad no existe una definición única con la que todos coincidamos.

Estigmas
Lo primero que se nos viene a la mente cuando decimos que alguien es prostituta es referente a alguien que vende su sexo,  y si bien es cierto es lo que la mayoría de las personas conocemos relacionado a una prostituta, pero si nos ponemos a pensar detenidamente cuántas veces hemos utilizado esta palabra con cualquier otra mujer que nada tiene que ver siquiera con tener algún cliente o hacer el amor con varios hombres.
            Y en realidad si se le conoce generalmente así a este tipo de mujeres y no podemos decir que sea bueno o malo, porque como ya aludí la palabra prostituta significa “exhibir para la venta” por lo cual puede sonar apropiado este sobrenombre. Pero en este caso tenemos que entender que existen diversos tipos de prostitutas y que la estigmatización se siente de diferente manera en cada uno. Con lo anterior me refiero a que por ejemplo en el caso de las mujeres que trabajan en las calles son mas visibles y por tanto es mas vergonzoso, a diferencia de las que trabajan en  alguna casa de citas o clubes es una forma mas segura según ellas de trabajar.

En el libro de Mal menor: políticas y representaciones de la prostitución siglos VXI-XIX maneja  la prostitución como un fenómeno que se destaca sobretodo en las sociedades bienpensantes por el hecho de que éste deja  al descubierto en su totalidad el tipo de comercio al que muchas mujeres en ocasiones se ven obligadas y mucho influye el que vivamos en una sociedad patriarcal. Aunque por lo que ha pasado a lo largo del tiempo “ya no se sabe si una prostituta es una víctima de los hombres o una inteligente explotadora de los mismos y del propio sistema” como lo menciona  el autor de este libro.
            Debemos de tomar en cuenta de que el hecho de que algunas conductas sexuales se tomen como características de una prostituta o actos de prostitución, no es solo esto lo que las define, es también la manera en que la misma sociedad las percibe y las define. Estos conceptos no son constantes e invariables si no que se modifican de una sociedad a otra y de una periodo de tiempo a otro y a través de la historia. Incluso también se menciona que en una misma sociedad no hay un acuerdo al decir que alguien es prostituta o que ejerce la prostitución. Algunos consideran que no solo la mujer que gana alguna paga por tener relaciones sexuales con varios hombres es considerada como prostituta.
            Siendo así entonces también podría ser considerada como prostituta la secretaria, la modelo, la actriz que se acuesta con sus jefes para crecer dentro de su carrera; o también a la terapeuta sexual que  ayuda a los pacientes con sus problemas de impotencia o eyaculación precoz. También se le puede considerar a una mujer como prostituta por su forma de vestir, por las personas con las que se relacione, por su forma de ser con las demás personas, por su forma de caminar, de bailar, por su manera de hablar, incluso a una novia que se entrega a su novio solo para que no se aleje de ella, etc.
            “No importa que sistema legal se siga ni de que país se trate; siempre estará presente el estigma contra las prostitutas y la utilización de este estigma en contra de cualquier mujer” esto es lo que señala Raquel Osborne en su libro Las prostitutas: una voz propia (crónica de un encuentro). Estos estigmas serán diferentes en ciertos momentos y diferentes culturas y a cada mujer le afectan de una manera distinta, pero siempre la seguirán de una manera o de otra ya que siempre la ley se empleará siempre de una manera negativa para una prostituta o para cualquier mujer a quien se le identifique como tal.
            Algunas mujeres que están casadas y tienen una familia que es lo que la sociedad cree que es mejor para una mujer, o creen que por el hecho de hacerlo están bien y tendrán una vida plena, pero muchas de las veces no viven felices y tienen intimidad con su marido por compromiso o por que a el se le “antoja”, y como ya había mencionado aquí la mujer juega también el papel de prostituta.
            Como podemos darnos cuenta, tan solo por el hecho de nacer mujeres estamos propensas a que en algún momento de nuestra vida nos etiqueten con este sobrenombre. Debido a que el concepto es demasiado amplio y está en constante transformación conforme pasa el tiempo y en las diversas sociedades ya que cada individuo percibe esta palabra (prostituta) de una manera diferente y le atribuye diferentes características es sumamente difícil que una mujer salga librada en su totalidad de este estigma. Dejar en claro también que prostituta no tiene que ser sinónimo de criminal o delincuente que es como mucha gente lo relaciona pues lo igualan con la no moral; pero tampoco es siempre la víctima.
            En conclusión, todas en algún momento de nuestra vida y quizás sin que nos demos cuenta hemos sido, somos o seremos percibidas como prostitutas.
Fuentes:
Vázquez, Francisco.1998. Mal menor Políticas y representaciones de la prostitución siglos XVI-XIX. Universidad de Cádiz servicio de publicaciones. España
Osborne, Raquel.1991. Las prostitutas: una voz propia crónica de un encuentro. ICARIA. Barcelona, España
Núñez, Fernanda.2002. La prostitución y su represión en México (siglo XIX). Gedisa editorial. España

3 comentarios:

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  2. Sarai Gabriela Rosas Martinez, desde niña quise ser prostituta y ahora lo soy, nadie entiende y me ha costado que mi familia lo acepte. Soy una Dulce Nena con mis clientes y dos fruto mi trabajo. Cada uno es libre de elegir

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