lunes, 12 de septiembre de 2011

One Flew Over The Cuckoo’s Nest es una novela escrita por el estadounidense Ken Kesey. Decidí escribir la reseña sobre esta novela ya que vi la adaptación cinematográfica hace poco tiempo. En realidad haré una reseña de ambas, película y novela, supongo que mi memoria se inclinará más hacia la película. Leí la novela aproximadamente hace dos años y es bastante divertida, la adaptación cinematográfica es muy buena, sin embargo, nunca es lo mismo. El autor se inspiró a escribirla cuando era voluntario en un manicomio mientras hacía su carrera en periodismo, ahí se involucró con los experimentos que hacía el gobierno estadounidense con drogas psicoactivas y comenzó a investigar y experimentar con el LSD. La traducción al español de la película es Atrapado Sin Salida.

La historia se lleva a cabo en un manicomio en Oregon en la década de los sesentas. El protagonista es Randall Patrick McMurphy, llamado Mac por el resto de los internos, o como él mismo se denomina R.P McMurphy. McMurphy es trasladado de la cárcel al manicomio con el propósito de probar si tiene problemas mentales, no los tiene, pero finge para no ser condenado. Ha estado varias veces en la cárcel, le gusta beber y meterse en problemas, también es acusado de violación. El personaje es carismático, rebelde, y extrovertido, en la novela es descrito como un pelirrojo de descendencia irlandesa que siempre utiliza una gorra. En la película es representado por Jack Nicholson con una actuación plausible que le hizo merecedor de nominaciones y premios. La llegada de McMurphy al manicomio es revolucionaria, su actitud intriga a todo el lugar y trae tanto diversión como conflictos. El manicomio es regido por la enfermera Ratched, un personaje autoritario que sabe controlar el lugar, mantiene a los internos sumisos, sus expresiones son mínimas, no pierde el temperamento, y es bastante dura. McMurphy se da cuenta que los internos están bajo el control de la enfermera Ratched y su espíritu de rebeldía y libertad son antagonistas al autoritarismo de ella. El manicomio está divido en dos tipos de pacientes, los crónicos y los agudos; que son separados y llevan diferente tratamiento. Hay tres empleados negros que se encargan de controlar a los pacientes y generalmente usan la fuerza. La novela es narrada por un nativo americano casi gigante que aparenta ser sordomudo, lo llaman el “jefe”

Todos los días dentro del manicomio la enfermera Ratched y los pacientes tienen una reunión en la cual discuten sus vidas y buscan ayudarse entre ellos, en esta escena o capítulo se expone al resto de los personajes y el autoritarismo de la enfermera. Como se trata de enfermos mentales, las juntas suelen ser caóticas y con conversaciones fuera de lo común. En la primera reunión discuten la vida de Harding y su esposa; Harding es paranoico y no parece estar loco, su temperamento es bastante normal y se muestra elocuente. McMurphy se convierte inmediatamente en el líder debido a su conducta irreverente. En su búsqueda por distraerse en un ambiente monótono y aburrido, comienza a hacer apuestas de todo tipo en el lugar, especialmente con juegos de cartas y apostando cigarros, posteriormente la enfermera raciona los cigarros para evitar las apuestas.

Otros personajes y pacientes son: Cheswick, un tipo con actitudes infantiles y siempre fiel a McMurphy. Martini, tiene alucinaciones. Bibbit, es joven y tartamudo, vive en constante angustia debido a su madre. Sefelt, es epiléptico pero no toma su medicina porque arruina sus encías. Bancini, un hombre que siempre dice estar cansado. Taber, quien es agresivo y se altera constantemente.

Un día mientras jugaban cartas, McMurphy se cansó de la música ambiental que se escuchaba y trató de convencer a la enfermera de apagarla. Esta fue la primera discusión entre ellos, él se dirigía a ella de manera cortés sin esconder su enojo, mientras que ella se mantiene siempre seria. Esta fue la primera vez que se enfrentaron. Los pacientes son medicados diariamente, sin embargo, McMurphy se niega a tomar el medicamento y sólo pretende que lo hace. McMurphy es aficionado al beisbol y durante una reunión propone cambiar el horario de las reuniones para poder ver la serie mundial, la respuesta de Ratched fue negativa. McMurphy pide que se haga una votación, pero no muchos votaron a su favor. Este evento causó su enfurecimiento y su rebeldía hacia la enfermera, trató de convencer al resto de dejar de obedecerla. Justo después de la escena en la que hacen la votación, McMurphy les apuesta que puede levantar la máquina de hidroterapia y lanzarla hacia la ventana para escaparse e ir a tomar algo en un bar, después de intentarlo y fracasar, les dice que al menos lo intentó, y esto incita al resto de los internos a mantener una postura más rebelde y se dan cuenta de la manera en la que los tratan. En otra reunión McMurphy pide que se vuelva a hacer la votación, ella lo concede y los que estaban a favor de ver el beisbol obtienen sólo la mitad de los votos del total de pacientes (algunos son crónicos y no tienen la capacidad mental de entender lo que pasa). McMurphy hace un esfuerzo desesperado por obtener un voto más y trata de convencer a varios pacientes, a final de cuentas y sorprendiendo a todos , el “jefe” levanta la mano, pero desafortunadamente la enfermera dice que ya no cuenta porque se había terminado el tiempo de votación. McMurphy evidentemente encolerizado se sienta frente al televisor y actúa como si estuviera viendo y narrando un juego de beisbol sorprendiendo a todo el lugar; los internos lo imitan y también actúan amotinándose en contra de la enfermera.

El día que los pacientes iban a salir a una excursión McMurphy se roba el autobús y lleva a todos a pescar, pero antes fue por una amiga de él, Candy, una prostituta. Al llegar al puerto, McMurphy convence al encargado de que son doctores del manicomio y lanzan el bote al mar para ir a pescar. Es una escena en donde se muestra que los internos pasan un buen rato, a diferencia de lo que pasaban en el hospital antes de que llegara “Mac”. Al momento de regresar, ya estaban los jefes del manicomio y la policía esperándolos. Los doctores y jefes del hospital discuten sobre lo que tienen que hacer con él, la policía lo considera bastante peligroso y alegan que no está enfermo mentalmente, no obstante, la enfermera Ratched pide que lo dejen ahí y que ella se encargaría.

En la próxima sesión que tuvieron juntos, McMurphy se entera que los del hospital tienen el derecho de decidir cuándo dejarlo ir, lo que significa que podría regresar a la cárcel o a una granja de trabajo pesado. Es ahí también cuando sabe que la mayoría de los internos están ahí voluntariamente. La reunión se vuelve un caos, con Cheswick reclamando que le den sus cigarros y el resto gritando y causando un alboroto. Para hacer que Cheswick se calme, “Mac” rompe con su puño el cristal de la estación de enfermeras y le entrega los cigarros a Cheswick, uno de los guardias derriba a McMurphy y el “Jefe” interviene para defenderlo. Cheswick, McMurphy, y el “Jefe” son enviados a terapia de electrochoques. Mientras esperaban a que les aplicaran los electrochoques, McMurphy le ofreció un chicle al “Jefe” y le dio las gracias, confesando que no era sordo ni mudo. Cuando McMurphy regresa con el resto de los internos actúa como si los electrochoques lo hubieran dejado imbécil, pero sólo bromeaba sin perder su estilo característico.

El día que “Mac” y el “Jefe” planean escapar deciden sobornar al vigilante y organizan una fiesta que incluía alcohol y a dos amigas de McMurphy. El alcohol y los medicamentos en exceso provocaron el descontrol y el frenesí en el hospital que esa noche dejó de ser tan tranquilo. Bibbit el tartamudo le confiesa a McMurphy que desea salir con Candy, y lo convence de tener sexo con ella. A pesar de su plan de escape, se quedan dormidos y no escapan. Al día siguiente, cuando todo el personal llegó a trabajar, obviamente descubrieron lo que había pasado. Cuando Ratched preguntó por Bibbit, debido a que no se encontraba, todos se rieron. Ya que lo habían descubierto, la enfermera amenazó con decirle a su madre lo que había sucedido, provocando que Bibbit se pusiera muy nervioso y le rogara que no lo hiciera. Momentos después se cortó la yugular con una botella rota provocándose la muerte. Aunque McMurphy intentó escapar por la ventana, los guardias lo evitaron.

Días después, los internos no sabían qué le había sucedido a McMurphy, aunque varios tenían sus teorías o aseguraban haberlo visto. Fue el “jefe” quien fue por él para ahora sí lograr su escape, sin embargo, “Mac” estaba ahora sí como imbécil, sin capacidad de respuesta y con cicatrices en la frente de lo que fue una lobotomía. El “Jefe” se encargó de asfixiarlo con una almohada para que ya no sufriera más. Y tal como McMurphy lo había planeado, levantó la máquina de hidroterapia, la lanzó contra la ventana y escapó. Al escuchar el ruido de la máquina rompiendo la ventana, el resto de los internos lo interpretaron como la escapada de McMurphy y lo celebraron con júbilo, era lo que querían, el escape de su héroe.

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