Reseña
del libro:
“Estigmas
de nacimiento. Peronismo y orden familiar 1946-1955” de Isabella Cosse[i]
Isabella
Cosse es una historiadora argentina de reconocida trayectoria dentro del campo
académico por su especialización en temas referidos a la historia de la
familia, la sexualidad y el género. La reformulación de su tesis de maestría da
origen a “Estigmas de nacimiento.
Peronismo y orden familiar 1946-1955”, un libro innovador entre los
escritos referidos al gobierno presidencial de Juan Domingo Perón. Situando su
análisis en el cruce de la historia de la familia, los estudios culturales y la
historia política, la autora propone investigar, desde una mirada aún no
explorada, las particularidades y ambigüedades de los cambios en el orden
familiar durante los primeros gobiernos peronistas, así como también la
influencia que éste tuvo en el desenvolvimiento de la familia argentina. Para
ello, observa las dinámicas de aquellas familias que se desarrollaban fuera del
marco normativo, sobre el trasfondo de las imágenes, los valores y las
concepciones que regulaban la sociedad argentina.
Para
llevar a cabo dicho análisis, la autora plantea diversos interrogantes ¿Qué
sentido tenían las supuestas irregularidades en la constitución familiar para
quienes vivían fuera de las pautas ideales? ¿Qué transformaciones provocó el
peronismo en el orden domestico con sus banderas de igualdad y justicia social?
¿Promovió rupturas o continuidades? Para responder estas preguntas utiliza
diferentes fuentes históricas (proyectos legislativos, cartas dirigidas a las columnas
de opiniones de diversas revistas, correspondencia enviada al gobierno por particulares,
películas argentinas del momento que abordan la temática de la ilegitimidad de los
hijos, etc.) que, combinadas entre sí, generan una original búsqueda del
pasado. Además esta obra es elaborada teniendo en cuenta una amplia gama de
bibliografía referida al tema que permite entender y aclarar el panorama sobre
lo que está siendo investigado.
El
libro está organizado en cuatro capítulos y una conclusión final. En el primero
se presentan las diversas modalidades de vivir en familia que se desarrollaban
en las primeras décadas del siglo XX en Argentina, los criterios que se
utilizaban para distinguir estas modalidades, así como también la manera en que
se oponían al modelo familiar hegemónico. La autora considera que dicha
heterogeneidad es consecuencia de los cambios estructurales introducidos en el
país a principios de siglo que aceleraron los procesos de integración cultural
y dieron origen un país con culturas diferentes[1].
Uno
de los patrones sociales más importantes para distinguir dicha heterogeneidad
se basaba en la legitimidad de los vínculos no sólo de los integrantes de la pareja,
sino también entre los progenitores y su descendencia. La norma ideal propugnaba
un matrimonio -base sobre la que se construye la familia- unido por el amor
conyugal y el cariño a los hijos. El enlace no sólo otorgaba legitimidad a los
hijos, sino que además funcionaba como patrón regulativo de las relaciones de consanguinidad, demarcaba las formas de la representatividad familiar y los
modos de trasmisión del patrimonio. Así, se establecía dos tipos de hijos
ilegítimos: los naturales (nacidos del matrimonio) y los adulterinos e
incestuosos (provenientes de relaciones extramatrimoniales).
A
partir del análisis de diferentes fuentes, la investigadora nos demuestra que
en las primeras décadas del siglo XX, el “modelo de familia ideal” atravesaba las
representaciones sociales y, que a pesar de la coexistencia de heterogéneos
patrones de conducta, el hecho de vivir por fuera de los marcos normativos de
tal modelo, comenzaba a generar situaciones de inquietud en los nuevos sectores
sociales, ya que la ilegitimidad era una de las mayores fuentes de
discriminación. Este modelo de “familia ideal” propio de los sectores medios,
presentaba un ideal de domesticidad que establecía el “deber ser” para las
mujeres y varones, pautaba la vida cotidiana, dibujaba el proyecto vital y las
conductas apropiadas para las relaciones de pareja y entre padres e hijos,
vinculando el orden familiar con el orden social. A pesar de la impronta social
que adquirió este patrón, los cambios de comportamiento impulsados por la
“modernización social” consecuencia de la transición de una sociedad
tradicional a una moderna, parecían amenazar el comportamiento de la familia
doméstica.
El
proceso de integración social, remarcó el contraste entre las realidades
familiares. Los grupos sociales cuyas prácticas familiares eran desacreditadas
y marginadas por la normatividad de aquellos que propugnaban el modelo de
familia nuclear legítima y normativa, comenzaron a llevar a cabo diferentes
reclamos y propuestas legislativas con el
objetivo de otorgar legitimidad a sus dinámicas familiares. Partiendo de
esta idea, la escritora intenta recuperar las perspectivas de los hombres y
mujeres que vivían por fuera de los patrones de domesticidad, recurriendo a casos
de jurisprudencia, ficciones publicadas en revistas, correo de lectores y
correspondencia destinada a promover cambios en la legislación. Para ello,
primero se dedica a analizar el reparto de la herencia y el legado de los
bienes a la descendencia. Luego se concentra en las dificultades más difusas
relativas a la consideración social. Al finalizar tal recorrido, descubre que a
partir de la década del 40, se llevaron a cabo ciertas reformulaciones en
cuanto a los derechos de los hijos ilegítimos adulterinos, y que si bien
existieron diversas sensibilidades ante la ilegitimidad de los vínculos
familiares, es notable la importancia que adquirió para los diferentes sectores
sociales, el Estado y la Iglesia Católica.
Para finalizar este capítulo, pone en relación
el
problema de la ilegitimidad de los orígenes con la escisión cultural abierta
ante la emergencia del peronismo, desde el ángulo de los conflictos en torno a
la moral y los códigos de respetabilidad familiar. Postula que a pesar de que
el peronismo se legitimó en los trabajadores y se presentó ante ellos como un
proyecto capaz de ofrecerle a los “desheredados” del orden familiar la
posibilidad de alcanzar una vida decente y respetable, no sólo trató de
distribuir entre sus fieles bienes económicos, sino también “bienes
espirituales”, signos de reconocimiento social. Esto demuestra que en el plano
de la conducta familiar, los ideales del peronismo, no se alejaban demasiado
del modelo que se encontraba en jaque; la diferencia estriba en que el
peronismo más que proclamar la validez de las relaciones familiares por fuera
del matrimonio, asumió una perspectiva comprensiva y centrada en los sujetos
que estaban en los márgenes de la domesticidad, y les ofreció conquistarla.
En el segundo capítulo se observa de manera
más profunda los cambios en el imaginario respecto a las familias marginadas
del ideal normativo, los estigmas y marcas sociales que portaban los argentinos
nacidos fuera del matrimonio a partir del análisis de un conjunto de películas
producidas entre 1930 y 1950 que retoman las representaciones construidas por
dichos sujetos. La elección de este corpus fílmico cobra sentido en función de
los rasgos del género melodramático y de la importancia del cine en la cultura
popular de la época.
Esta sección comienza con el estudio de los
individuos nacidos fuera del marco normativo, abordando las formas de imaginar
los estigmas de los “hijos de padre desconocido”, las situaciones en las cuales
se revelaban las marcas de nacimiento y las reacciones sociales que provocaban.
Posteriormente examina las representaciones de la descendencia ilegítima y de
las mujeres y los varones unidos por fuera del matrimonio. Al finalizar el
análisis, la autora concluye que estos videos no sólo exponen la importancia de
los estigmas asociados a los nacimientos fuera de las uniones conyugales, sino que
también exteriorizan una crítica a las estigmatizaciones y nos permiten
observar a aquellos sujetos “desviados” desde su propia lógica.
A mediados del siglo XX, la sociedad en su
totalidad comenzó a comprender que los rápidos y acelerados cambios que
afectaron los comportamientos familiares debían ser acompañados por la
reformulación de las leyes decimonónicas y de las políticas del Estado, pero
cada grupo social tenía una visión distinta a cerca de los contenidos que había
que modificar. En el capítulo tercero, se abordan las ideas y concepciones a
cerca de la infancia y la familia durante el primer gobierno peronista a partir
de los debates públicos, los puntos de disenso y consenso de los partidos
políticos y de la Iglesia Católica en materia de familia e infancia. Así, es
posible percibir la importancia que se comienza a adjudicar a los niños,
quienes eran pensados como conectores entre el destino familiar y el de la
nación: simbolizaban el grado de progreso y encarnaban el futuro.
Siguiendo el recorrido que hace la autora
respecto a esta diversidad de ideas, es
posible visualizar que las acciones peronistas respecto a la familia, dentro de
su esfuerzo por “peronizar” la sociedad, estuvieron asociadas crecientemente
con la doctrina peronista, hecho fuertemente criticado por la oposición
política, que reivindicaba la libertad y autonomía de la familia y denunciaban
el carácter opresivo del peronismo. Por su parte, la Iglesia Católica veía en
la reforma la posibilidad de reconducir a la sociedad hacia el cauce espiritual
católico.
Posteriormente estudia en primer lugar las
distintas tentativas para modificar las regulaciones y ampliar los derechos de
los hijos ilegítimos y de divorcios; en segundo lugar, analiza los debates en
la Asamblea Constituyente a cerca de los derechos de la familia, todo ello durante el período de gobierno comprendido
entre los años 1946-1951. Para ello la investigadora rastrea la existencia de
visiones diferentes en torno a los derechos de familia y la naturaleza de los
vínculos filiales al interior del partido del gobierno, así como también en la
oposición y la jurisprudencia. El contenido de las páginas de este capítulo
permiten percibir por un lado, que en relación a la protección de la infancia,
los intentos por legitimar las relaciones familiares por fuera del matrimonio
se valieron de los argumentos en torno a los deberes naturales derivados de la
procreación; y por otro lado que los derechos de la familia obtenidos en este
período de la historia argentina, fueron el resultado de una transacción entre
los intereses católicos y las opiniones del sector peronista no católico.
En el último capítulo la autora sigue
desarrollando estos temas pero ahora centrándose específicamente en los debates
en cuanto a los derechos de los hijos ilegítimos durante el segundo gobierno
peronista (1952-1955), en un contexto cada vez más polarizado, marcado por la
entronización del culto peronista y por el creciente distanciamiento entre el
gobierno y las organizaciones eclesiásticas. Analiza de qué manera las nociones
de justicia social, igualdad y humanismo cristiano, se proyectaron en las
concepciones sobre las relaciones familiares.
En el año 1954 sale a la luz un proyecto de
ley que proponía modificar el orden familiar mediante la igualación de los
hijos legítimos y los ilegítimos, el cual causó grandes revuelos tanto al
interior de los sectores más católicos del peronismo como en la institución religiosa,
quien sostenía que era necesario encontrar un equilibrio que contemplase la
situación de los hijos ilegítimos y los derechos de la familia legítima. Para
el oficialismo, la defensa de la equiparación completa de los hijos
representaba por un lado, una contradicción entre las ideas de igualdad,
justicia y reparación social, y por el otro, la importancia de la legalidad y
el matrimonio en las relaciones familiares. Las variadas disconformidades
frenaron el proyecto y se legisló en su lugar una ley que mejoraba los derechos
de los hijos ilegítimos pero no establecía su igualdad totalmente con respecto
a los que gozaban los legítimos. De todas maneras esta ley simbolizó el derecho
a los hijos ilegítimos a no ser etiquetados con ese nombre, a blanquear sus
orígenes, obtener el reconocimiento de los padres y llevar el apellido de sus
progenitores.
A
modo de conclusión, luego de una lectura detallada, podemos afirmar que lo que
intenta demostrar Isabella Cosse en esta obra es que, consecuencia de las
transformaciones que se produjeron en la estructura de la sociedad argentina
como parte del proceso modernizador que se originó a fines del siglo XIX,
principios de siglo XX, el gobierno de Juan Domingo Perón promovió - a través de un fuerte debate político con las
demás fuerzas políticas- la dignificación de los individuos excluidos
del orden familiar a partir de la aprobación de un nuevo marco normativo, que
si bien mantuvo al matrimonio como eje articulador del orden doméstico,
sancionaba la discriminación y los estigmas de nacimiento.
Sin
embargo, no debemos olvidar que dentro de su esfuerzo por “peronizar” la
sociedad, instrumentalizado ideológica y socialmente por los dogmas de la
Iglesia Católica -con quien parecía compartir un proyecto de sociedad “nacional
y cristiana”- y siendo su lema mayor “la justicia social”, el gobierno
peronista impactó en el proceso de transformación de la estructura familiar
argentina no sólo a partir del reconocimiento y la ampliación de derechos, sino
también a través de una penetración ideológica cuyo dogma principal era la
formación de la familia sobre las bases del matrimonio católico, constituido
por un padre –sostén económico del hogar- y una madre dedicada a procrear,
cuidar y educar a sus hijos, inculcando en ellos la importancia que tenían para
el futuro de la familia y la nación.
[1] Las grandes corrientes migratorias ultramarinas que se
asentaron en el país entre 1870 y 1914 aproximadamente, provenientes de países europeos
con culturas diferentes -asociadas a la proliferación de los centros urbanos, a
la diversidad económica y a la movilidad social-, generaron en nuestro país un
proceso de integración cultural y heterogéneos modos de vivir, cuyo impacto fue
significativo en la estructura familiar argentina.
excelente material ceci..
ResponderEliminarIsrael Vega.
exp.oral y escrita
Muchas gracias! Espero que se haya trasmitido el mensaje. A la hora de escribir la reseña pensaba si lo iban a entender, ya que tiene que ver con la historia de mi país, y sin saber el contexto a veces cuesta imaginarse los procesos.
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