sábado, 8 de septiembre de 2012


Reseña del libro:
Estigmas de nacimiento. Peronismo y orden familiar 1946-1955” de Isabella Cosse[i]

Isabella Cosse es una historiadora argentina de reconocida trayectoria dentro del campo académico por su especialización en temas referidos a la historia de la familia, la sexualidad y el género. La reformulación de su tesis de maestría da origen a “Estigmas de nacimiento. Peronismo y orden familiar 1946-1955”, un libro innovador entre los escritos referidos al gobierno presidencial de Juan Domingo Perón. Situando su análisis en el cruce de la historia de la familia, los estudios culturales y la historia política, la autora propone investigar, desde una mirada aún no explorada, las particularidades y ambigüedades de los cambios en el orden familiar durante los primeros gobiernos peronistas, así como también la influencia que éste tuvo en el desenvolvimiento de la familia argentina. Para ello, observa las dinámicas de aquellas familias que se desarrollaban fuera del marco normativo, sobre el trasfondo de las imágenes, los valores y las concepciones que regulaban la sociedad argentina.
Para llevar a cabo dicho análisis, la autora plantea diversos interrogantes ¿Qué sentido tenían las supuestas irregularidades en la constitución familiar para quienes vivían fuera de las pautas ideales? ¿Qué transformaciones provocó el peronismo en el orden domestico con sus banderas de igualdad y justicia social? ¿Promovió rupturas o continuidades? Para responder estas preguntas utiliza diferentes fuentes históricas (proyectos legislativos, cartas dirigidas a las columnas de opiniones de diversas revistas, correspondencia enviada al gobierno por particulares, películas argentinas del momento que abordan la temática de la ilegitimidad de los hijos, etc.) que, combinadas entre sí, generan una original búsqueda del pasado. Además esta obra es elaborada teniendo en cuenta una amplia gama de bibliografía referida al tema que permite entender y aclarar el panorama sobre lo que está siendo investigado.
El libro está organizado en cuatro capítulos y una conclusión final. En el primero se presentan las diversas modalidades de vivir en familia que se desarrollaban en las primeras décadas del siglo XX en Argentina, los criterios que se utilizaban para distinguir estas modalidades, así como también la manera en que se oponían al modelo familiar hegemónico. La autora considera que dicha heterogeneidad es consecuencia de los cambios estructurales introducidos en el país a principios de siglo que aceleraron los procesos de integración cultural y dieron origen un país con culturas diferentes[1].
 Uno de los patrones sociales más importantes para distinguir dicha heterogeneidad se basaba en la legitimidad de los vínculos no sólo de los integrantes de la pareja, sino también entre los progenitores y su descendencia. La norma ideal propugnaba un matrimonio -base sobre la que se construye la familia- unido por el amor conyugal y el cariño a los hijos. El enlace no sólo otorgaba legitimidad a los hijos, sino que además funcionaba como patrón regulativo de las relaciones de consanguinidad, demarcaba las formas de la representatividad familiar y los modos de trasmisión del patrimonio. Así, se establecía dos tipos de hijos ilegítimos: los naturales (nacidos del matrimonio) y los adulterinos e incestuosos (provenientes de relaciones extramatrimoniales).
A partir del análisis de diferentes fuentes, la investigadora nos demuestra que en las primeras décadas del siglo XX, el “modelo de familia ideal” atravesaba las representaciones sociales y, que a pesar de la coexistencia de heterogéneos patrones de conducta, el hecho de vivir por fuera de los marcos normativos de tal modelo, comenzaba a generar situaciones de inquietud en los nuevos sectores sociales, ya que la ilegitimidad era una de las mayores fuentes de discriminación. Este modelo de “familia ideal” propio de los sectores medios, presentaba un ideal de domesticidad que establecía el “deber ser” para las mujeres y varones, pautaba la vida cotidiana, dibujaba el proyecto vital y las conductas apropiadas para las relaciones de pareja y entre padres e hijos, vinculando el orden familiar con el orden social. A pesar de la impronta social que adquirió este patrón, los cambios de comportamiento impulsados por la “modernización social” consecuencia de la transición de una sociedad tradicional a una moderna, parecían amenazar el comportamiento de la familia doméstica.
El proceso de integración social, remarcó el contraste entre las realidades familiares. Los grupos sociales cuyas prácticas familiares eran desacreditadas y marginadas por la normatividad de aquellos que propugnaban el modelo de familia nuclear legítima y normativa, comenzaron a llevar a cabo diferentes reclamos y propuestas legislativas con el  objetivo de otorgar legitimidad a sus dinámicas familiares. Partiendo de esta idea, la escritora intenta recuperar las perspectivas de los hombres y mujeres que vivían por fuera de los patrones de domesticidad, recurriendo a casos de jurisprudencia, ficciones publicadas en revistas, correo de lectores y correspondencia destinada a promover cambios en la legislación. Para ello, primero se dedica a analizar el reparto de la herencia y el legado de los bienes a la descendencia. Luego se concentra en las dificultades más difusas relativas a la consideración social. Al finalizar tal recorrido, descubre que a partir de la década del 40, se llevaron a cabo ciertas reformulaciones en cuanto a los derechos de los hijos ilegítimos adulterinos, y que si bien existieron diversas sensibilidades ante la ilegitimidad de los vínculos familiares, es notable la importancia que adquirió para los diferentes sectores sociales, el Estado y la Iglesia Católica.   
Para finalizar este capítulo, pone en relación el problema de la ilegitimidad de los orígenes con la escisión cultural abierta ante la emergencia del peronismo, desde el ángulo de los conflictos en torno a la moral y los códigos de respetabilidad familiar. Postula que a pesar de que el peronismo se legitimó en los trabajadores y se presentó ante ellos como un proyecto capaz de ofrecerle a los “desheredados” del orden familiar la posibilidad de alcanzar una vida decente y respetable, no sólo trató de distribuir entre sus fieles bienes económicos, sino también “bienes espirituales”, signos de reconocimiento social. Esto demuestra que en el plano de la conducta familiar, los ideales del peronismo, no se alejaban demasiado del modelo que se encontraba en jaque; la diferencia estriba en que el peronismo más que proclamar la validez de las relaciones familiares por fuera del matrimonio, asumió una perspectiva comprensiva y centrada en los sujetos que estaban en los márgenes de la domesticidad, y les ofreció conquistarla.
En el segundo capítulo se observa de manera más profunda los cambios en el imaginario respecto a las familias marginadas del ideal normativo, los estigmas y marcas sociales que portaban los argentinos nacidos fuera del matrimonio a partir del análisis de un conjunto de películas producidas entre 1930 y 1950 que retoman las representaciones construidas por dichos sujetos. La elección de este corpus fílmico cobra sentido en función de los rasgos del género melodramático y de la importancia del cine en la cultura popular de la época.
Esta sección comienza con el estudio de los individuos nacidos fuera del marco normativo, abordando las formas de imaginar los estigmas de los “hijos de padre desconocido”, las situaciones en las cuales se revelaban las marcas de nacimiento y las reacciones sociales que provocaban. Posteriormente examina las representaciones de la descendencia ilegítima y de las mujeres y los varones unidos por fuera del matrimonio. Al finalizar el análisis, la autora concluye que estos videos no sólo exponen la importancia de los estigmas asociados a los nacimientos fuera de las uniones conyugales, sino que también exteriorizan una crítica a las estigmatizaciones y nos permiten observar a aquellos sujetos “desviados” desde su propia lógica.
A mediados del siglo XX, la sociedad en su totalidad comenzó a comprender que los rápidos y acelerados cambios que afectaron los comportamientos familiares debían ser acompañados por la reformulación de las leyes decimonónicas y de las políticas del Estado, pero cada grupo social tenía una visión distinta a cerca de los contenidos que había que modificar. En el capítulo tercero, se abordan las ideas y concepciones a cerca de la infancia y la familia durante el primer gobierno peronista a partir de los debates públicos, los puntos de disenso y consenso de los partidos políticos y de la Iglesia Católica en materia de familia e infancia. Así, es posible percibir la importancia que se comienza a adjudicar a los niños, quienes eran pensados como conectores entre el destino familiar y el de la nación: simbolizaban el grado de progreso y encarnaban el futuro.
Siguiendo el recorrido que hace la autora respecto a esta diversidad de ideas,  es posible visualizar que las acciones peronistas respecto a la familia, dentro de su esfuerzo por “peronizar” la sociedad, estuvieron asociadas crecientemente con la doctrina peronista, hecho fuertemente criticado por la oposición política, que reivindicaba la libertad y autonomía de la familia y denunciaban el carácter opresivo del peronismo. Por su parte, la Iglesia Católica veía en la reforma la posibilidad de reconducir a la sociedad hacia el cauce espiritual católico.
Posteriormente estudia en primer lugar las distintas tentativas para modificar las regulaciones y ampliar los derechos de los hijos ilegítimos y de divorcios; en segundo lugar, analiza los debates en la Asamblea Constituyente a cerca de los derechos de la familia, todo ello  durante el período de gobierno comprendido entre los años 1946-1951. Para ello la investigadora rastrea la existencia de visiones diferentes en torno a los derechos de familia y la naturaleza de los vínculos filiales al interior del partido del gobierno, así como también en la oposición y la jurisprudencia. El contenido de las páginas de este capítulo permiten percibir por un lado, que en relación a la protección de la infancia, los intentos por legitimar las relaciones familiares por fuera del matrimonio se valieron de los argumentos en torno a los deberes naturales derivados de la procreación; y por otro lado que los derechos de la familia obtenidos en este período de la historia argentina, fueron el resultado de una transacción entre los intereses católicos y las opiniones del sector peronista no católico.
En el último capítulo la autora sigue desarrollando estos temas pero ahora centrándose específicamente en los debates en cuanto a los derechos de los hijos ilegítimos durante el segundo gobierno peronista (1952-1955), en un contexto cada vez más polarizado, marcado por la entronización del culto peronista y por el creciente distanciamiento entre el gobierno y las organizaciones eclesiásticas. Analiza de qué manera las nociones de justicia social, igualdad y humanismo cristiano, se proyectaron en las concepciones sobre las relaciones familiares.
En el año 1954 sale a la luz un proyecto de ley que proponía modificar el orden familiar mediante la igualación de los hijos legítimos y los ilegítimos, el cual causó grandes revuelos tanto al interior de los sectores más católicos del peronismo como en la institución religiosa, quien sostenía que era necesario encontrar un equilibrio que contemplase la situación de los hijos ilegítimos y los derechos de la familia legítima. Para el oficialismo, la defensa de la equiparación completa de los hijos representaba por un lado, una contradicción entre las ideas de igualdad, justicia y reparación social, y por el otro, la importancia de la legalidad y el matrimonio en las relaciones familiares. Las variadas disconformidades frenaron el proyecto y se legisló en su lugar una ley que mejoraba los derechos de los hijos ilegítimos pero no establecía su igualdad totalmente con respecto a los que gozaban los legítimos. De todas maneras esta ley simbolizó el derecho a los hijos ilegítimos a no ser etiquetados con ese nombre, a blanquear sus orígenes, obtener el reconocimiento de los padres y llevar el apellido de sus progenitores.

A modo de conclusión, luego de una lectura detallada, podemos afirmar que lo que intenta demostrar Isabella Cosse en esta obra es que, consecuencia de las transformaciones que se produjeron en la estructura de la sociedad argentina como parte del proceso modernizador que se originó a fines del siglo XIX, principios de siglo XX, el gobierno de Juan Domingo Perón promovió - a través de un fuerte debate político con las demás fuerzas políticas- la dignificación de los individuos excluidos del orden familiar a partir de la aprobación de un nuevo marco normativo, que si bien mantuvo al matrimonio como eje articulador del orden doméstico, sancionaba la discriminación y los estigmas de nacimiento.
Sin embargo, no debemos olvidar que dentro de su esfuerzo por “peronizar” la sociedad, instrumentalizado ideológica y socialmente por los dogmas de la Iglesia Católica -con quien parecía compartir un proyecto de sociedad “nacional y cristiana”- y siendo su lema mayor “la justicia social”, el gobierno peronista impactó en el proceso de transformación de la estructura familiar argentina no sólo a partir del reconocimiento y la ampliación de derechos, sino también a través de una penetración ideológica cuyo dogma principal era la formación de la familia sobre las bases del matrimonio católico, constituido por un padre –sostén económico del hogar- y una madre dedicada a procrear, cuidar y educar a sus hijos, inculcando en ellos la importancia que tenían para el futuro de la familia y la nación.

Cecilia Capovilla



[1] Las grandes corrientes migratorias ultramarinas que se asentaron en el país entre 1870 y 1914 aproximadamente, provenientes de países europeos con culturas diferentes -asociadas a la proliferación de los centros urbanos, a la diversidad económica y a la movilidad social-, generaron en nuestro país un proceso de integración cultural y heterogéneos modos de vivir, cuyo impacto fue significativo en la estructura familiar argentina.



[i] 1 ° ed. – Buenos Aires: Fondo de Cultura Económica – Universidad de San Andrés; 2006. 208 pp.

2 comentarios:

  1. excelente material ceci..

    Israel Vega.
    exp.oral y escrita

    ResponderEliminar
  2. Muchas gracias! Espero que se haya trasmitido el mensaje. A la hora de escribir la reseña pensaba si lo iban a entender, ya que tiene que ver con la historia de mi país, y sin saber el contexto a veces cuesta imaginarse los procesos.

    ResponderEliminar