martes, 22 de mayo de 2018

El dominio a través del miedo

EL DOMINIO A TRAVÉS DEL MIEDO

Elegí el tema por ser algo muy presente en mi vida y por lo que me he percatado, también lo es de muchas personas que me rodean en su cotidianidad, por este sentirse limitados sin conocer muy bien el origen de sus síntomas. Tomaré retrospectivamente el tema.
El miedo existe porque trata de cumplir una función vital o esencial para el humano de alerta, siendo un mecanismo de reacción rápida, ante algún peligro, que se basa en nuestras creencias. Reaccionamos según lo que entendemos que está bien y que mal, tendemos a escandalizamos o alegramos según sea el caso sorpresivo, todo es causa de nuestra educación y formación desde el núcleo familiar y entorno social donde nos desenvolvemos, creamos un criterio que nos predilecta a la toma de decisiones, ideología interna y razonamiento.
Hay ocasiones en que esta emoción puede ser justificada, muchas veces lo es, pues de manera los humanos han logrado perpetuarse, gracias a esta emoción que las llevo a pensar antes de actuar.
Comenzaré hablando del tema desde el punto donde yo lo percibo, de la manera que se me representa y lo conozco.
Conozco que es un sentimiento instintivo, natural de supervivencia y cuando se trata de sobrevivir, pudiera parecer que cualquier cosa es argumentable, hasta ahí entendemos que es normal, llegando a ser un poco necesario para guardar cordura y no cometer actos que atenten en contra nuestra. Lo malo esta cuando lo utilizaron en contra de todos, con otros fines. Aprovechándose de este sentir tan mísero y controlador, acechante siempre a sembrar su semilla en alguna minúscula rendija de duda. Utilizándolo como una venda en miles de miradas inocentes y humilladas.
 —¡Habrá de aquel valiente que se atreva a quitarse la venda bien plantada debajo de las cejas, porque el apercibimiento de tal acto tendrá como consecuencia lo tan temible advertido!
Así de absurdo suena el intento de compra de voluntad, y el tratar de manejarnos como si fuéramos rebaño, siendo seres con conciencia, pero meramente vulnerables, con sueños y metas dañadas por el chip de negatividad y retraimiento.
Tal cual como nosotros lo llegamos a ser con las mascotas y un periódico para que el pobre animalito sin domesticar, no deje sus necesidades en la alfombra nueva. Parece que se hablase de lo mismo, de un dominio a gran escala para guiar al pequeño ciervo que aún no abre bien sus ojos, andando por el camino que alguien más trazó a su convenir.
Pondré como referencia la anécdota del testimonio de un amigo de México.
"En una situación muy agradable me encontraba, cuando comenzaron a hablar voces detrás de mí, sin embargo, no estaba nadie detrás, además, era un susurro... más que un susurro, un pensamiento.
Comenzaron a llegar esencias, seres y sentimientos inalcanzables de ver por sentidos naturales, fue ahí cuando me di cuenta de que estaba a la vez, en otra dimensión.
El miedo comenzó a correr en mi sistema nervioso poco a poco hasta no poder controlarlo. Fue ahí cuando me desmayé y al regresar, logré entender mi miedo y de esa manera también pude superarlo."
Demuestra como si algo te hunde también puede sacarte y las percepciones de la realidad pueden modificarse en grados alterados de conciencia, pudiendo provocar sentidos no antes conocidos, pero cada vez que algo nuevo se presenta se puede decidir que es bueno y malo para ti y la experiencia ya está ahí, te regresa de una manera más fuerte, pero hay que saber comprender bien el sentir que le agobia y conocer la causa original para regresarle un sentido de ser, de estar y asi tratarlo desde el mayor bien.
Si me detengo a pensar que tanto conozco el miedo me encontraría en un gran conflicto interno, por haberme dejado ver la cara tantas veces. Pues desde un inicio de vida de un niño promedio criado en un hogar católico es casi garantía que cargará durante gran parte de su vida con aprensiones para amansar a la criatura expectante del goce, tachando cualquier actividad sexual, poco moral, o poco dogmática como un pecado. Por las miles de prohibiciones existentes bajo las ideologías religiosas, para que no se experimente o conozca más allá de lo mostrado limitadamente. Se nos muestra solo lo que algunos cuantos consideraron lo correcto por y para todos, dejando de lado las necesidades especificas o únicas de cada humano y de su espíritu.
Ubicaré también un subtema que me pareció importante rescatar.
El miedo a la Libertad.
Es este preferir ignorar todo aquello que no está dentro de su rango de beneficios por la comodidad que ofrece la ignorancia, existen por supuesto los que creen más conveniente seguir por el camino ya marcado que atreverse a crear uno propio por la complejidad que representa para ellos, asi como luego hay que asumir la carga de consecuencias, sin poder culpar a nadie de tus propias decisiones, por ello el no luchar y preferir un vértigo de libertad.
Analizando el pasado, conformado por un grupo de individuos desorientados que prefirieron establecer una pequeña oligarquía, (Estado) para que los controlara y ejerciera leyes y derechos sobre ellos, y la intención era buena, se pretendía marcar un orden, que después, por codicia insaciable de poder, se corrompió de manera atroz aprovechándose de estos con el temor tan agigantado que padecieron al sentirse desprotegidos y no tener un plan estructurado, por lo amargo e intolerable que les representaba el futuro incierto. El humano es así, le gusta la garantía en todo, el palpar algo para seguirse confiado, por esto que personas más astutas llegan con el plan perfecto para ellos. Justo así, tan faltos de perseverancia algunos.
Si algún sacerdote les dijera que lo desconocido no es malo, desde hace años se habrían acabado estas instituciones maquiavélicas. Pero el controlar y sentirse poderoso y acreedor de tantas mentes ´fieles y creyentes´ se convierte en una delicia para la ambición.
Procuremos crear la idea de que toda situación que se nos manifieste es una puerta con un mar de posibilidades detrás de ella, y no seguir avanzando sería estancarse en un acto cobarde, sería caer abismalmente. Si por demás se sabe que toda la vida se encuentra en movimiento.
Es cierto que este sentir nos paraliza, pero no aventurarnos a nuevas experiencias sería un desperdicio de vida y tiempo.
Todos sentimos aversión y temor a ciertas manifestaciones porque sentimos amor a algo, porque conocemos algo que tememos perder, si todo en la vida nos resultara igual, el sentido de esta se perdería aún más.

´´La historia social del hombre se inició al emerger éste de un estado de unidad indiferenciada del mundo natural, para adquirir conciencia de sí mismo como de una entidad separada y distinta de la naturaleza y de los hombres que lo rodeaban. Sin embargo, esta autoconciencia siguió siendo muy oscura durante largos períodos de la historia. El individuo permanecía estrechamente ligado al mundo social y natural del cual había emergido; mientras tenía conciencia de sí mismo, si bien parcialmente, como de una entidad distinta, no dejaba al propio tiempo de sentirse parte del mundo circundante. El proceso por el cual el individuo se desprende de sus lazos originales, que podemos llamar proceso de individuación, parece haber alcanzado su mayor intensidad durante los siglos comprendidos entre la Reforma y nuestros tiempos.
El individuo carece de libertad en la medida en que todavía no ha cortado enteramente el cordón umbilical que —hablando en sentido figurado— lo ata al mundo exterior; pero estos lazos le otorgan a la vez la seguridad y el sentimiento de pertenecer a algo y de estar arraigado en alguna parte. Estos vínculos, que existen antes que el proceso de individuación haya conducido a la emergencia completa del individuo, podrían ser denominados vínculos primarios. Son orgánicos en el sentido de que forman parte del desarrollo humano normal, y si bien implican una falta de individualidad, también otorgan al individuo seguridad y orientación. Son los vínculos que unen al niño con su madre, al miembro de una comunidad primitiva con su clan y con la naturaleza o al hombre medieval con la Iglesia y con su casta social. Una vez alcanzada la etapa de completa individuación y cuando el individuo se halla libre de sus vínculos primarios, una nueva tarea se le presenta: orientarse y arraigarse en el mundo y encontrar la seguridad siguiendo caminos distintos de los que caracterizaban su existencia preindividualista. La libertad adquiere entonces un significado diferente. La validez de nuestra argumentación descansa sobre la de sus premisas psicológicas, parece más conveniente interrumpir aquí la consideración del tema principal, dedicando un capítulo a la discusión concreta y más detallada de aquellos mecanismos psicológicos que ya hemos mencionado y que también trataremos luego. Tales premisas requieren una consideración atenta y cuidadosa, porque se basan en conceptos relativos a las fuerzas inconscientes y a la manera cómo éstas se expresan en las racionalizaciones y en los rasgos del carácter; se trata, como se ve, de conceptos que, para muchos lectores, resultarán, si no extraños, por lo menos merecedores de alguna elaboración.´´  (Fromm, E.,1941 Miedo a la libertad, Buenos Aires, Paidos Buenos Aires.)
En la sociedad con tan lamentable incesante lucha de poder, que nace de malos valores inculcados y reproducidos injustamente, surgidos de la envidia de los bienes del otro, sin dejarlo avanzar, para que este individuo tome ventaja sobre de él.
En momentos críticos alguna vez les cedieron el poder a algunos cuantos con características más vivaces y que con el paso del tiempo y creciendo las necesidades en la postmodernidad corrompieron ese pacto dejando de ver por la seguridad y calidad de los individuos, concentrándose en sus propias ambiciones.
El estado está conformado por todos, por la suma de los individuos, pero regido por solo unos pocos y este más que protegernos nos está perjudicando, torturando, matando de hambre, desapareciendo alarmantemente sin escrúpulos ni sensibilidad aparente, la realidad que afrontamos es la tristeza de lo que algún día pudo llegar a ser un acuerdo armonioso para establecer un orden limpio y genuino de hombres en su sana libertad pacífica. Lo que pretendía establecer el orden, terminó arrebatándonoslo y bofeteando en la cara a sus creyentes.
Si el humano hubiera practicado más el ayudar al otro y tuviera más noble y bondadoso el corazón, ni siquiera se habría llegado a la necesidad de inventar el sistema monetario. Se hubiera crecido e innovando al mundo de una manera distinta y lejos de malos sentires, a base de favores a cambio de favores, educando a los niños a conservar paz y ayudar en vez de competir entre ellos por destacar.
Mi propósito es y será dar claridad y aprendizaje en la medida posible a la persona que llegue la información a manera un tanto informal para la sencilla comprensión. Y animarla a que se auto conozca y controle cada una de sus emociones a su favor, que, así como somos responsables del propio estado de ánimo, podemos gobernar y concientizarnos en el manejo de emociones. Así como decidimos inconscientemente en ocasiones sentir angustia, podemos disfrazarlo un poco o persuadirlo para que nos permita avanzar, y no nos detenga cuando más despiertos estamos, para exigir nuestros valores y derechos. No se trata de suprimir, pues este llega naturalmente sin avisos previos, por una razón, ya que nuestro cuerpo y mente son sensoriales y se difieren señales diversas al sentir algún tipo de amenaza, más bien se trata de encarar y restarle importancia, o darle simplemente la debida sin engrandecer.
Para atrevernos a ejercer nuestra voluntad con buenos actos, sin perjudicar al vecino, siendo libres respetando el espacio ajeno. Y darnos cuenta del poder que poseemos sin ponerlo en práctica.
Esta en nosotros elevar la voz de la justicia, liberándonos de un temor absurdo y mal justificado.
Si trabajáramos más el potencial que tenemos, la historia sería otra. Existe la fuerza en los corazones, solo falta escucharlos, saber reconocer lo que nos quieren decir, y como ha cambiado tan drásticamente el mundo, y las mentes e instituciones no pueden ser las mismas, se necesita una mejora.

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