lunes, 28 de noviembre de 2016

Ensayo final

Fanatismo: Influencia en las personas y la sociedad

Delia Esmeralda Ascención Aguirre[1]
Introducción
El fanatismo se crea a través del gusto de una persona o un grupo de personas a algo, alguien o a una ideología, pero el gusto es demasiado grande tanto como para poder destruir relaciones o simplemente hacer problemas sociales.
Uno de los problemas más grandes que vivimos en la actualidad es el fanatismo por que se alegoría mucho a las cosas, a personas famosas, a aparatos electrónicos, a música, a equipos de algún deporte, etc. El problema es que no se sabe hasta dónde parar y gracias al fanatismo la violencia, la ignorancia, el desprecio ajeno, el racismo y el egocentrismo suele aparecer en este tipo de personas con ideales que solo ellos piensan que tienen la razón y no cambiaran de idea.

Desarrollo
El fanatismo según concepto.de es seguimiento y defensa vehemente de una persona, doctrina o religión de una manera extremadamente pasional, al perder así cualquier sentido crítico sobre lo que se es fanático, también dice que el fanatismo rompe las barreras de la racionalidad y lleva a las personas a tomar acciones que pueden atentar incluso contra el sentido común.[2]
El fanatismo según el ensayo de presentación de  una universidad es una actividad o cierto tipo de actitud que es manifestada exageradamente, a veces desmedida y con mucha pasión. Trata de defender un estilo de vida, teoría, idea, cultura, una persona, etcétera. En la actualidad, la palabra fanatismo es usualmente utilizada para designar la afección de las personas hacia diferentes cosas, un cantante, un deporte, pasatiempo o hobby, hasta una idea religiosa.
Menciona también que una persona que es fanática, presenta una exaltada obsesión a una idea, persona física o movimiento, entre otros. Es un ilimitado y constante frenesí hacia ciertos temas, a veces inclusive, violento.
Toda clase de fanatismo desmedido y sin límites es algo peligroso. La dimensión del peligro que se corre depende, entre otras cosas, de la cantidad de fanáticos que acompañen la causa y de la costumbre que poseen de unirse para manifestar la misma. Hay algunos sectores ideológicos que tienen más capacidad para adquirir fanáticos y reunir a los mismos. Dentro de estos sectores encontramos a la política, la economía, los derechos y la religión. Los deportes populares, como el fútbol y el básquet, son muy propensos a mover gran cantidad de fanáticos, convirtiendo de vez en cuando, los encuentros deportivos en actos de violencia y agresión.[3]
Hay varios tipos de fanatismos, cada persona o grupo de personas busca su tipo de fanatismo y suele adentrarse al tema para poder defender su palabra a lo que sea fanático; los fanatismos más comunes son los de religión, política, científico, deportivo, musical y sexual esos son los principales tipos de fanatismo que se presentan en nuestra época.
Al hablar de fanatismo se habla sobre un gusto de un tema en específico excediéndose en la forma de comunicar ese gusto y haciendo uso de violencia o agresión cuando se llega a sus límites; el fanatismo también crea problemas sociales por el hecho de que la sociedad está separada en si por gustos, cuando el gusto se vuelve mayor y la mayoría del grupo social tiene el mismo nivel de gusto, cualquier persona o grupo de personas que no piensen lo mismo que ellos es alguien que no sabe o es muy diferente a esas personas.
El fanatismo es una investigación que lleva años en boca de los filósofos, sociólogos, antropólogos, psiquiatras e historiadores, además de dificultar el trabajo de todos y cada uno de estos personajes, también es el fanatismo la obra de todo esto científicos sociales que se especializan en esas materias.
Los varios tipos de fanatismo se consideran de religión, político, científico, económico, deportivo, jurídico, naturalistico, sexual, hacia una persona en específico, etc.
En la página de concepto.de cabe mencionar que el fanatismo religioso es de los más antiguos de los fanatismos y de los más controvertidos, ya que son creyentes ortodoxos y se basan en algo muy grande y exagerado.
También dice que un fanatismo religioso será aquel en el que se defienda a un determinado dogma, libros sagrados o incluso, a ciertos dioses.
Menciona que un fanatismo a una persona en particular ocurre cuando el llamado “fan” o fanático admira o siente entusiasmo por aquel. Algunos claros ejemplos suelen ser cuando se es fanático de un actor, un músico o incluso cualquier celebridad por la que admiren su estilo de vida o forma de pensar y, en algunos casos, imiten algunas de sus características para poder asemejarse a la vida de esta persona.
En el caso de los deportes, también menciona que el fanatismo puede llegar de forma positiva y también negativa. Si la persona es fanática de un determinado equipo, casi de manera automática estará en contra de los otros equipos que compitan con este. En este caso, el fanatismo puede llegar a tener ciertas negativas consecuencias ya que muchas veces, conllevan a actos violentos de diversa índole entre los mismos.
A su vez, existen fanatismos que se posicionan en la vereda de enfrente que el fanatismo religioso para oponerse a estos. Los fanáticos antireligiosos también pueden llevar a consecuencias violentas debido a que manifiestan su descontento y pueden llevar a enfrentamientos entre los mismos.
Por último, algunos consideran como fanatismo el hecho de defender de manera acérrima ciertos valores culturares contra una opción de cambio y pérdida de los mismos.[4]
Estos han sido algunos ejemplos de los fanatismos más grandes y proceden aveces al desequilibrio del gusto y del fanatismo, también es una controversia que afecta a las personas hasta cierto punto y logra la diferencia .
Cabe mencionar que como el fanatismo es una libre investigación, también los escritores contemporáneos han hecho sus aportaciones a este campo de estudio, como podríamos mencionar, que el autor Robert Burton en 1621, en su Anatomía de la melancolía, incluía el morbo fanático bajo la noción de “melancolía religiosa” y formulaba pronósticos y posibles curas. Casi un siglo después, Shaftesbury recetaba como antídoto contra la bilis del entusiasmo la libertad de chanza y señalaba que ni siquiera el ateísmo estaba exento de fanatismo. Con el tiempo, el fanático religioso del antiguo régimen se vestiría también con los ropajes del entusiasta de la guillotina y de la pureza revolucionaria. Y como destacó Klemperer, en la lengua del Tercer Reich el adjetivo llega a manifestar coraje, entrega y fe en sentido superlativo.
También se menciona que Amos Oz (1939) uno de los escritores más polémicos de la literatura israelí, menciona en su libro The Tubingen Lectures, la pregunta de ¿Cómo curar a un fanático?, y Oz dice que, el fanatismo es un gen de la naturaleza humana, más originario que cualquier odio religioso o político. Con esta discutible metáfora biológica Oz seculariza el “mal radical” de la teología judeo-cristiana. Frente a esta enfermedad, no caben sino remedios parciales: la apelación al buen humor o a la capacidad imaginativa de ponerse en la piel de otro. Mediante el goce de narrar o leer historias, la imaginación estética y el amor a las metamorfosis ganan relevancia moral: nos tornan sensibles al daño ajeno y disuelven las hipóstasis de nuestras identidades. Sin embargo, la originalidad de Oz consiste en afirmar que el fanatismo es uno de esos amores que matan, que desean nuestra salvación con fervor abnegado, incluso a costa de engrosar el martirologio. Frente a las éticas heterónomas, Oz cree que sólo quien se cuida a sí mismo puede cuidar de los otros, pues quien se desvive por los demás corre el riesgo de no dejar vivir al prójimo. Sus reflexiones presuponen un contexto biográfico e histórico muy concreto, recreado en novelas como Una pantera en el sótano. De padres centroeuropeos refugiados en Palestina del antisemitismo, Oz ha sufrido desde niño el conflicto entre palestinos e israelíes, llegando a combatir incluso en la Guerra de los Seis Días. Pero no se dejó embriagar por el poder militar judío que transformó su victoria en prueba ordálica de su bondad. A su juicio, este conflicto no nace de una batalla maniquea entre mentalidades o religiones, sino más bien de una tragedia: una colisión entre derechos o pretensiones igualmente legítimas a un mismo territorio. A pesar de su pesimismo antropológico, Oz no desespera de la posibilidad de llegar a un acuerdo que debe presuponer, por ambas partes, la capacidad de aceptar pérdidas y elaborar el duelo, sin recaer en el bucle melancólico de la venganza. Este librito testimonia hasta qué punto la mejor tradición ilustrada formada en Europa se nutrió, y sigue nutriéndose, de la heterodoxia de ciertos intelectuales judíos.[5]
También en el tema del fanatismo hay puntos de vista de psicológico, la página de psicológicamente hablando, dice que el fanatismo en cierta manera es un mecanismo de defensa. Freud afirma que a través del fanatismo el hombre busca su felicidad y su seguridad.
Erich Fromm, otro inminente psicólogo y sociólogo define el fanatismo como un intento de escapar de la soledad, el deseo de establecer vínculos afectivos con otras personas que creen igual disminuyendo así el miedo a la libertad y a la soledad a la misma vez. La persona fanática no duda ni un momento el tener la verdad en su poder y no necesita cuestionarse esa verdad como lo haría el relativista.

Al fanático no le importan las críticas, simplemente no le interesan. Se une al grupo creyente al cual pertenece y se encierra en sus creencias y lo demás le tiene sin cuidado.
El fanático también en cierta manera se aleja de la verdad y sus conocimientos sobre sus creencias prosperan y hacen que se encierre en su propio mundo.
Para algunos fanáticos existen grandes ventajas al entrar en su mundo, por ejemplo el alejarse de vicios e influencias nocivas para su vida. El dejar de hacer cosas que antes practicaba y que no le convenían tales como vicios, maneras de vivir etc.
Sin embargo por otro lado el fanatismo puede traer desventajas devastadoras no solo para el fanático sino para un país entero. El fanatismo algunas veces desarrolla, guerras y graves desastres.
El fanatismo ha dado pie a masacres causados por sus creencias o suicidios masivos por perseguir un ideal.[6]
Desde la antigüedad no faltaron profundos pedagogos como San Jeronimo, que se adelanta por siglos al fundador del moderno kindergarten, Froebel, cuando dice que los niños de corta edad han de aprender jugando, y que la enseñanza de la lectura debe hacerse con letras de bulto ya sean de boj o de marfil; tambien Luis Vives, ya casi que pertenece al Renacimiento, poniéndolo en boca del Emmanuel de sus Dialigos, dice que la escuela se llama juego; Raimundo Lulio, condisipulo de Dante en la Sorbona, da en su novela Blanquerna recetas de puericultura.[7]

Conclusión
Mi conclusión es que al momento que hablamos del fanatismo, se vive una diferencia del gusto y de la loquera del fanatismo, por lo que las personas que tienen una compulsión más grande de la que se ve y la se diferencia a tal vez de las diferentes formas de fanatismo, y de los problemas que se llegan a provocar a través de los fanáticos obsesionados. Lo malo del fanatismo es la verdadera razón por la cual el grupo de personas que es fanática a algo alegoría a alguien o a alguien específicamente, y le hace mas fama.


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