sábado, 8 de junio de 2013

Ensayo del libro: La imaginación sociológica de Charles Wright Mills

Chales Wright Mills en su obra mas reconocida dice que dentro de la sociedad el hombre se desarrolla con una visión individual de sus propios problemas vinculados a su mundo inmediato, ya sea en el hogar, en el trabajo, en su vecindario, pero al mismo tiempo intuye que está constreñido por una serie de ambiciones y amenazas que están más allá de su realidad inmediata. Lamentablemente el común de los hombres ignora que detrás de esta sensación de estar atrapado se ocultan cambios, aparentemente impersonales, de la estructura de la sociedad. Los hechos históricos no son sino la suma de todos los triunfos y fracasos de los hombres y mujeres como seres individuales.
Así cuando la sociedad se industrializa el campesino se convierte en un trabajador y el señor feudal en un empresario; cuando hay mayor inversión los puestos de trabajo aumentan y los hombres se sienten optimistas, pero cuando estas inversiones se detienen los hombres pierden su trabajo y se arruinan.
Pero los hombres no parecen están capacitados para comprender la relación entre los cambios históricos y sus propias inquietudes, no relacionan su propio bienestar con el desarrollo de la sociedad de la que forman parte, ni mucho menos de la conexión de sus propias vidas con el curso de la historia de la humanidad, ni de la clase de hombres que son y de la actuación que les corresponde en la historia de la humanidad. En suma, no pueden hacer frente a sus problemas personales de forma que les permita controlar las transformaciones estructurales detrás de ellas.
Esto no debería extrañarnos por cuanto en la época actual los cambios sociales se han desarrollado con mayor velocidad. La historia actual es la historia del mundo como producto de la globalización, muchas sociedades han pasado de ser una sociedad de tipo feudal a una economía de mercado en un período relativamente corto.
Los grandes cambios históricos han roto los esquemas de los valores tradicionales. y los viejos modos de pensar y de sentir se han ido abajo. La certeza de antaño se transforma hoy en conceptos y principios ambiguos hasta el punto de producir una anomia moral.
Por ello el hombre actual se enfrente a un mundo de una doble moral, a un mundo que no llega a comprender con relación a su propia vida, y esto lo obliga a insensibilizarse moralmente y encerrarse en sí mismo en su esfera particular y privada, dentro de la cual se siente protegido, pero a la vez atrapado.
Pareciera que la información no es suficiente para ayudarlo a liberarse de estas ataduras, poseerla hoy no es tan complicado como antaño, pero esta información resulta a la vez tan variada que agota nuestra capacidad de analizarla. En todo caso se hace necesaria una cualidad mental que nos ayude a utilizar esa información a fin de descubrir la relación entre lo que ocurre en el mundo y en qué modo nos afecta, esta cualidad se llama la imaginación sociológica.
La imaginación sociológica es entonces la herramienta que nos permite comprender el escenario histórico relacionado con la vida interior del individuo y su propia proyección en la sociedad. Ella se ocupa de ubicar la trama de la sociedad moderna y dentro de ella enfocar el malestar general de la sociedad hacia la solución de las inquietudes individuales, y se logra con ello que las actitudes de indiferencia o anomia se conviertan en interés por las cuestiones de la política.
El primer fruto de utilizar esta herramienta es la idea que el individuo es capaz de comprender su experiencia personal y evaluar su destino, ubicándose en su época y reconociendo que sus propias circunstancias pueden ser las de muchos individuos. Este descubrimiento puede resultarnos grato o ingrato, pues la naturaleza humana es capaz de los logros más encomiables así como de las degradaciones más abyectas.
El hecho es que todos los individuos formamos parte de una generación, vivimos en una sociedad, desarrollamos nuestra propia biografía, la cual a su vez forma parte de la historia de la humanidad que se constituye en un continuo devenir; por tanto, aunque fuera en una mínima medida, contribuimos a dar forma a nuestra sociedad y al curso de su historia.
Esta es la tarea y la promesa de la imaginación sociológica, ayudarnos a descubrir la íntima relación entre la biografía de cada individuo y la historia de la humanidad enfocada desde su realidad actual y su futuro.
Para analizar una sociedad determinada en cualquier época o ubicación geográfica el analista social debe formularse tres tipos de preguntas:
1. ¿Cuál es la estructura de esta sociedad particular en su conjunto?, ¿cuáles sus componentes esenciales y cómo se relacionan entre sí?, ¿en qué se diferencia de otras sociedades?, ¿dentro de ella, cuál es el rasgo particular para su continuidad o su cambio?
2. ¿Qué lugar ocupa esta sociedad en la historia humana?, ¿cuál es el mecanismo por el cual está cambiando?, ¿cuál es su lugar en el desarrollo de la humanidad y qué significado tiene para ella?, ¿cómo afectará el rasgo particular que estamos examinando su desarrollo histórico?, ¿qué características tiene este período y en qué difiere de otros?
3. ¿Qué clase de hombres y mujeres prevalecen en esta sociedad en la actualidad y qué clase tiende a prevalecer?, ¿de qué manera estos individuos son seleccionados y formados, liberados o reprimidos?, ¿su conducta qué clase de naturaleza humana nos revela?

Estas preguntas nos servirán para el análisis tanto de un Estado moderno, de un movimiento literario reciente, de una pequeña familia o de una prisión. Estas preguntas son los hitos que deberán servirnos para desarrollar el estudio de los hechos sociales, con ello esperamos captar lo que ocurre en el mundo y lo relacionamos con lo que ocurre dentro de nosotros mismos.

Mills, W. (1995) “La Promesa” en Mills, W. La Imaginación Sociológica. México: Fondo de Cultura Económica.

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