sábado, 1 de mayo de 2010

NUEVO CATECISMO PARA INDIOS REMISOS

Autor: Carlos Monsiváis
Editorial: ERA Año: 1986 (Edición original: 1982 por Siglo XXI Editores)

Introducción

Crear, mostrar, enseñar, explicar, exponer nuestro interior, a veces no es tan sencillo, su dificultad es mayor al intentar escribirlo. El artista multi funcional.
Aquellos capaces de hacerlo, todavía hace apenas un par de siglos, los consideraban eminentes de la lengua, conocedores del saber humano, seres adelantados a su época. Cronistas, ensayistas, chismosos, mentirosos, mitificadores, incrédulos de sus propias ficciones, cuentistas, novelistas, poetas, nihilistas, guionistas, soberbios, existencialistas, simplemente observadores, profetas, recopiladores de experiencias propias y ajenas, insatisfechos, alegres partidarios de movimientos sociales, humanistas, conservadores, metafóricos, innovadores. El escritor es de personalidad múltiple (como adjetivo) pero no puede ser cualquiera.
Hay quienes culpan a la tecnología el hecho de que cualquiera se sostenga como escritor, ya que las herramientas para este oficio están al alcance de ese cualquiera.
¿Escribir para vender o para transmitir? ¿Escribir para uno mismo o para los demás? ¿Libre con su pluma o esclavo de su pluma?
¿Quién no habrá aseverado la personalidad (estereotipo) del señor de la tinta?

“Escribir es, pues, un resultado del azar, del instinto, un acto involuntario, en fin, una fatalidad”
Sergio Pitol.

Catecismo para renegados.

Ya de por si la singularidad de la escritura de Monsiváis es visible a lo largo de sus libros y artículos en periódicos como Público, La Jornada o semanarios como Proceso; este libro que aparentemente nos trasporta a los siglos virreinales del XVII y XVIII, la idea del anacronismo nos asegura su mayor disfrute, siempre y cuando mantengamos un amplio criterio o de que se trata de una religión ajena a nuestro conocimiento (aunque la verdad sea obvia). Quizá la erudición no sea la mejor relación con el buen humor, a menos de utilizar finamente el juego de palabras correcto para sustraer el regateado gesto de aceptación de sus colegas más exigentes.
Monsiváis ha logrado eso, el uso correcto del posicionamiento de las palabras, además de la forma estilística de sus textos que confunden hasta el más osado “pasante” en su último curso de catecismo:
Un lenguaje engañosamente pulcro y castizo, como creado por el bendito gurú conocedor de la ciencia mercadológica redactor de los sagrados textos (así como novelitas profanas, para darle trabajo al Tribunal del Santo Oficio) que en su inmaculada concepción después de una corta investigación estética, diole formato de una manera más atrayente. Ampliación de los primeros 3 renglones para que con su realce, la memorización de la parábola sea más sencilla. Por consiguiente, la disminución de la sangría de los últimos 5 o 6 renglones, para que la moraleja sea más intensa.
El aparente sarcasmo ha causado la rabia y las maldiciones (no quise exagerar con la excomunión) de los defensores últimos de la “religión verdadera”, pero más que sarcasmo es la señalización irónica de las puntualizaciones morales de tal: La Vaca Sagrada y La Mentira Piadosa, Maria Dolores y su patentado Baño de Pureza, o aquellos que reclaman pruebas de fe realmente desafiantes.
La conquista espiritual en la Nueva España, iniciada inmediatamente después de la conquista militar, necesitaba de un basto ejercito de misioneros pedagogos comprometidos con su encomienda, tal vez así fue al principio, pero la desconfianza a estos extraños, a estos ladrones y violadores de sus tradiciones y de su gente (y desde luego literalmente), encontró una resistencia al abandono de los viejos dioses, fuese por miedo a su venganza o por el amor que se les tenia, los “remisos” fueron sometidos a espada. Aunque disfrazando su nueva forma de vida, solo cambiaron el nombre de sus dioses, como redacta en el texto Las Dudas del Predicador.

50 leyendas, cuentos, crónicas, parodias, fabulas incapaces de mentir o exagerar la realidad, que se complementan con 8 laminas de Francisco Toledo.
El libro, originalmente publicado en 1982, nació como complemento para una exposición del artista mexicano Francisco Toledo, que encontró un juego de grabados del siglo XVII y decidió yuxtaponer esas imágenes con otras extraídas de la mitología juchiteca. Toledo, que actualmente expone otra serie de obras en el Museo de Artes Visuales, le pidió a Monsiváis colaborar con nueve textos, cifra que fue aumentando hasta llegar a 51 y convertirse en un libro por derecho propio, ilustrado con algunos de los grabados de su compatriota.

El pasado 10 de abril de 2010, el Consejo Nacional de la UNAM, otorgó el doctorado honoris causa, por sus méritos excepcionales en el ámbito de las letras, la academia y las artes.

“Hoy no es posible entender las últimas cinco décadas de la realidad mexicana sin la presencia de Carlos Monsiváis. Escritor, periodista y crítico cultural. Nada escapa a la curiosidad de su mirada analítica: movimientos sociales, películas, actores, actrices, programas de radio y televisión, partidos políticos, historietas, pinturas, exposiciones, telenovelas, novelas, libros, poesía, caricaturas…”.
Refiere Guadalupe Curiel Defassé, directora del Instituto de Investigaciones Bibliográficas. Periódico Público, 11 de abril de 2010.

Biografía (Wikipedia,)
Carlos Monsiváis Aceves (Ciudad de México; 4 de mayo de 1938). Estudió en la Facultad de Economía y en la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad Nacional Autónoma de México.
Entre los diarios más importantes de México en que ha colaborado, se encuentran Novedades, El Día, Excélsior, Uno Más Uno, La Jornada, El Universal, la revista Proceso, la Revista Siempre!, Eros, Personas, Nexos, Letras Libres, Este País, entre otras publicaciones.

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