sábado, 1 de mayo de 2010

ejercicio 13

DANIEL ALEJANDRO ORTEGA NAVARRO
SOCIOLOGIA 1-B

SOCIEDAD TELEDIRIGIDA

Al dar las primeras hojeadas del libro Homos Videndi de Giovanni Sartori, el autor menciona que se le ha criticado que su tesis no sea nada original. En mi caso, es la primera vez que leo un libro con esta temática y más que nada porque muestra el problema de solo ver sin entender como decadencia en el razonamiento en el ser humano.
Existen un sin fin de artículos de críticos que acusan a la televisión de mantener a las personas como simples espectadores de lo que ocurre en la vida diaria, invitándolos a seguir hora tras hora la programación que presentan y mostrándoles una vida que solo es posible gracias a sus productores. Los pesimistas, cansados de este bombardeo y sin embargo, no pueden prescindir de las presentaciones nocturnas o esas series que hablan de hombres extraordinarios. Fumar daña a mis pulmones, pero no puedo (quiero) dejar de hacerlo.
Pero Sartori refuerza su tesis, con palabras de Guillermo d’Orange “no es necesario esperar para emprender, ni lograr para preservar”.
Sartori, va mas allá del pesimismo, ubicándonos con gran sentido crítico las deficiencias que en los últimos años ha traído la televisión consigo.
La advertencia que nos hace sobre que el hombre esta dejando de pensar y solo actuar de forma autómata, ya ha ocurrido y esta ocurriendo en estos momentos. Países donde la libertad de expresión se ve frenada solo para mantener “la paz social”, y aquellos donde tanta libertad les permite a los medios visuales de comunicación saturar con información trivial y no necesaria, han mantenido a los hombres esclavizados mentalmente. Aldous Huxley lo concibió en su Mundo Feliz, en el cual un Estado utópico, para mantenerse como tal, toma cualquier medio de información con fines propagandísticos, bombardeando la capacidad de razonar del ser humano hasta llevarla a su nivel más bajo. El ciudadano no necesita pensar, pues el Estado ya lo ha hecho por él.
Sartori, realiza un análisis de la influencia de la televisión y de la cibernética en la sociedad actual. Intenta dar respuesta a los interrogantes de futuro que plantea el nuevo esquema de comunicación social que se está configurando actualmente. Un sistema dónde predominan los individuos solitarios, la comunicación es cada vez menos personal, la televisión se convierte en el vehículo universal de transmisión de información, desde los países más poderosos hacia todo el planeta.
En su crítica al poder de la televisión y de la cibernética, niega las posibilidades de la información audiovisual como fuente de formación. Ésta anula la posibilidad de hacer abstracción de los conceptos aprehendidos y de configurar nuevas ideas, postulados y proyectos. Dice: “…es completamente evidente que para conocer la realidad visible hay que verla, es igualmente evidente que el ver no ve los invisibles del mundo inteligible, del mundo de las cosas que no son percibidas sino concebidas (que son conceptos)”.
La televisión nos puede mostrar imágenes que pueden ahorrar palabras en cuanto sean siempre sujetos u objetos, pero palabras abstractas que no pueden ser conceptualizados en imágenes, aquellas palabras no denotativas como igualdad, libertad, justicia, felicidad, tolerancia, etc.
Anula pues, la capacidad de reflexión del ser humano. La cultura, por tanto, se vuelve superficial, con abundancia de imágenes pero escaso contenido. La sociedad, por tanto queda, a juicio del politólogo, en manos del poder audiovisual.

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