lunes, 21 de noviembre de 2011

Ensayo.


“Entre pedófilos y pederastas te veas…”


Después de escribir el título de este ensayo, considero apropiado comenzar definiendo este par de conceptos tan relacionados entre sí, pero que, a diferencia de lo que muchas personas creen, no comparten significado.

Por un lado, la pedofilia (en su definición más simple) es la atracción sexual de los adultos hacia los niños. Literalmente, el amor por los niños.

Por otra parte, la pederastia es la práctica sexual con niños menores.

Pero este par de conceptos abarcan bastantes subjetividades (por nombrarlas de alguna manera) que fui descubriendo en el transcurso en que di lectura a textos que abordan directamente este tema.

Mi intención e idea central es exponer una serie de conceptos y argumentos que expliquen lo que significa y conlleva ser pedófilo y/o pederasta. Aportar información de diferentes premisas que defienden o critican acciones pedófilas y/o pederastas. Esto con el fin de que el lector pueda modificar ideas erróneas ó establecer un criterio propio en relación al tema.

Finalmente, me interesa también plantear una opinión y postura propia. Este último punto fue el que me motivó a comenzar a escribir sobre el tema.

Hace algún tiempo, viendo un programa de televisión, escuchaba la forma en la que un “pedófilo” se defendía en el juzgado, argumentando entre otras cosas, que los pedófilos y pederastas no son personas con enfermedades mentales, sino individuos completamente normales que difieren del resto de la comunidad únicamente en su preferencia sexual. El hombre afirmaba que la pedofilia es una orientación sexual más, tan común como el resto de las orientaciones que conocemos en la actualidad, pero que a diferencia de las demás, la pedofilia causaba escándalo entre la sociedad debido a que estos últimos no tenían capacidad para comprender el amor de pareja y sexual que puede surgir entre un niño y un adulto y que además, en algún momento “la mayor parte de la comunidad terminará aceptando este tipo de preferencia”.

Escribí lo anterior con la intención de explicar cuál es mi propósito; pareciera que es muy simple: intentar comprender a los “amantes de los niños”.

Comienzo describiendo un poco de la pedofilia en la antigüedad. No detallaré demasiado en este punto, únicamente me interesa dar un antecedente breve.

En la cultura ateniense, por ejemplo, se justificaba la relación amorosa y física que pudiera existir entre un niño y un adulto. Ellos aceptaban que esta relación se llevara a cabo, porque aseguraban que en ésta existía una transmisión de conocimientos de la forma: maestro-discípulo. Creían que de este modo se compartía conocimiento y experiencia.

En otras ciudades antiguas, (como fue el caso de Roma) era válido la homosexualidad, la pederastia e incluso la promiscuidad, sin embargo la pedofilia era mal vista y castigada.

En la actualidad ¿qué concepción tiene la sociedad en general de un pedófilo o un pederasta?

El Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales (DSM por sus siglas en inglés), proveniente de una asociación psiquiátrica, “no incluye a la pedofilia entre las verdaderas enfermedades mentales, sino entre las parafilias, término que expresa un trastorno de la excitación sexual […] que sólo es posible mediante estímulos particulares.”

Según la DMS: “La pedofilia concierne a individuos de al menos 18 años, que se entretienen sexualmente con menores de 13 años y con una diferencia de edad de por lo menos cinco años”

Para que el pedófilo y su parafilia sean considerados como tal, éste debe tener como características, fantasías recurrentes, estímulos precisos (parafílicos) indispensables para obtener excitación sexual e impulsos sexuales que se prolonguen por un lapso de al menos SEIS MESES y que además, sus acciones comprometan su vida social, laboral o afectiva.

En la mayoría de las ocasiones, el pedófilo no ve algún problema en que sus fantasías involucren niños o incluso, en llevarlas a cabo, es hasta el momento en el que esta fantasía o acción le provocan conflictos familiares, laborales o legales, cuando el individuo entiende que dicho comportamiento no es bien visto ni aceptado.

En los textos consultados, se concluye que, con frecuencia se estereotipa el físico, comportamiento y algunas otras generalidades de los pedófilos. Por ejemplo, suele creerse que un pedófilo es un hombre de edad madura (entre 40 y 50 años), poco o nada agraciado, sin alguna ocupación laboral interesante, con poco éxito en las relaciones sociales, un hombre promiscuo o morboso, que puede hacer uso del alcohol o las drogas y con algún trauma o problema mental.

Si bien la descripción anterior no es la que se adapta a una concepción generalizada de estos individuos, muchas de las características mencionadas, sí son designadas al momento de formar una imagen mental del pederasta o pedófilo. Por eso, es conveniente aclarar que dicha imagen no es adaptable para todos los casos. Un pedófilo no puede ser descrito en términos generales, ya que a este grupo de personas, pertenecen individuos con los más diversos rasgos. Sin embargo, entre los puntos mencionados en la descripción, el trauma o dicho de otra forma, el conflicto emocional de la infancia, el uso del alcohol así como la escasa facilidad para relacionarse con personas de su edad, son destacables características observadas en la mayoría de los individuos que gustan de los niños.

Se dice que los pedófilos en alguna etapa de su infancia o pubertad, fueron también perturbados sexualmente (en muchos de los casos, aunque no es posible generalizar). De esta forma se explica que tiendan a repetir el patrón de conducta y pueden verse orillados a hacerlo debido a que: para ellos es una forma de expresión sexual normal, porque sólo con prácticas que involucran a niños obtienen placer sexual, o por venganza.

Otro punto que creo conveniente mencionar es el papel del género en la pedofilia y la pederastia. La mayoría de personas que gustan de estas prácticas, corresponden al género masculino aunque existen algunos casos de mujeres pedófilas o pederastas. Cuando se sabe de algún caso en el que la mujer abusa de algún niño, (en específico, cuando una madre abusa sexualmente de sus hijos) resulta contradictorio y atroz pensar que la persona de quien se espera mayor cuidado y protección, sea la misma que pueda causarte daño física y emocionalmente.

Quiero dar paso a la argumentación de la que se valen los pedófilos y pederastas para justificar sus actos.

Como mencioné anteriormente (al conceptualizar los términos), pedófilo y pederasta son cosas cercanas pero no necesariamente tienen que estar unidas. Un pedófilo no siempre es un pederasta, en cambio un pederasta, forzosamente es un pedófilo

En realidad, son numerosas las respuestas que puedes recibir al cuestionar por qué sienten atracción por los niños o por qué se excitan al tener contacto sexual con ellos. Sin embargo, de los textos que utilicé, se pueden destacar algunos puntos estadísticos que corresponden a las razones más comunes por las que, según ellos, inciden en estas aficiones hacia los niños. Los puntos a destacar son:

· Cada persona es libre de orientar sus sentimientos como mejor le parezca.

· Mientras no exista forzamiento ni violencia hacia el menor, tampoco existe razón para satanizar la relación.

· Un adulto realmente puede enamorarse de un niño; siendo éste un amor puro e inocente.

· El niño lo seduce al adulto.

· Los pedófilos se preocupan más por la felicidad de los niños, que cualquier otra persona.

Un punto más, citado de una página web en pro de la pedofilia:

• “Los pedófilos se preocupan por el bienestar de los niños: uno puede discutir si este bienestar incluye el sexo o no, pero pedófilos hacer todo lo posible para garantizar el bienestar del niño.”

(Un dato importante es que existen pedófilos activos que son los que buscan acercamiento con el infante y pedófilos latentes que jamás toman la iniciativa, sólo tienen esa atracción por los niños).

En el caso de los pederastas se añade:

· Los niños tienen instintos sexuales y los manifiestan tanto como los adultos.

· Los niños pueden y deben decidir sobre su sexualidad.

· Los niños también deben vivir una vida sexual plena.

· Lo que realmente daña a un niño al tener prácticas sexuales, no es el acto sexual como tal, sino el trauma y sentimiento de culpa que los padres le crean así como el procedimiento judicial después de dicho suceso debido al tabú existente en la relación niño-adulto.

Como respuesta a los argumentos que los pederastas utilizan para defender su postura (en base a la información que obtuve de un libro referente al tema, escrito por un par de psicólogas):

Lo que un niño interpreta como un gesto afectivo, para un pederasta, puede ser una insinuación sexual. Resulta obvio entender que al convivir con esta parafilia, cualquier acción puede ser mal interpretada.

Refiriéndome al segundo y tercer punto, (los uno de esta forma debido a que se relacionan) es cierto que cualquier persona es libre de decidir sobre su sexualidad y manejarla de la forma que mejor crea para desarrollar una vida sexual plena y satisfactoria, pero en el caso de los niños, es un error creer que cuentan con suficiente juicio, raciocinio y experiencia para poder tomar decisiones con respecto a la vida sexual que desean llevar. Los niños y púberes no tienen la preparación física, mental ni emocional para ello.

De acuerdo al cuarto punto, varios estudios afirman que sobre todo los púberes, no sufren ningún daño al tener relaciones sexuales con adultos, se dice incluso que lo disfrutan según las declaraciones de los jóvenes. De hecho, varias estadísticas en las que se investiga a qué edad se inicia la vida sexual, arrojan resultados de los que se puede concluir que la mayoría de las personas principian su vida sexual con alguien varios años mayor que ellos; con amigos, conocidos y en muchísimos casos (por terrorífico que parezca), con familiares cercanos.

Lo anterior no quiere decir que el púber realmente goce esta relación sexual. Según las psicólogas, lo que sucede es que al tener nula experiencia en este tipo de situaciones, creen que el episodio vivido es algo normal y que así debe ser cualquier acercamiento satisfactorio. No es sino hasta que el chico adquiere una mayor conciencia y experiencia, cuando puede cambiar esta idea o conservarla. De hecho, los casos en los que el menor aprueba el contacto sexual y se dice satisfecho con el mismo, son los menos.

Las estadísticas apuntan a que la mayoría de las personas que en su infancia fueron víctimas de un abuso sexual, sufren horribles consecuencias posteriores al acontecimiento. Muchas de estas personas crecen con rencor hacia quien los victimó y hacia quien no hizo nada para protegerlos (sus padres o la persona con quien vivieron en su infancia).

En algunos de los casos que se exponen en los libros que tratan sobre pedofilia y pederastia, se explica que las personas que sufrieron abusos cuando eran niños:

· Nunca tuvieron la intención de relacionarse sexualmente con algún adulto.

· Sufren desconcierto y confusión respecto a su sexualidad.

· Desconfían de cualquier persona.

· Sufren pesadillas o delirios de persecución.

· Atravesaron por episodios de déficit de atención y/o depresión.

· Es fácil que recurran al alcohol o a las drogas.

· Pocos son los que en determinado momento confiesan lo que les sucedió.

· Como fue mencionado, es posible que repitan la historia de abuso, esta vez, siendo los que victimicen.

· Muchas veces, tienen que acudir a terapia por algún tiempo para intentar olvidar el episodio vivido o en el peor de los casos, aprender a vivir con él, a superarlo.

Los pedófilos y pederastas son un conjunto diverso cuando se trata de elegir a sus víctimas. Unos, prefieren a niños menores de cinco años, debido a que es menos probable que los delaten (esta parafilia se conoce con el nombre de infantofilia específicamente. Otros, prefieren a niños de entre cinco años hasta la edad en la que llegan a la pubertad. Algunos más prefieren adolescentes que ya pasaron la etapa de la pubertad (conocida como efebofilia).

Se dice que, la atracción del pedófilo o pederasta por un niño de determinada edad específicamente, corresponde (cuando esto ocurrió) a la edad en la que el adulto sufrió por primera vez una agresión sexual.

En ocasiones los pedófilos prefieren a niños de uno u otro sexo y en otros casos, no sienten preferencia por un sexo exclusivamente.

Existe quien únicamente siente atracción por los niños (se les denomina pedófilos de tipo exclusivo) pero también los que sienten atracción por niños y adultos a la vez (tipo no exclusivo).

El modus operandi de este grupo, también suele ser muy variada. Es decir, sobre todo los pedófilos, aseguran no hacer uso de la violencia con los niños ni forzarlos porque realmente los aman… los amantes de los niños prefieren tener un acercamiento paulatino a los menores y ganar su confianza, ser amable y simpático, demostrarles que se preocupan por ellos, darles cariño, regalos, juegos y acciones que les demuestren su amor.

Los pedófilos se contentan con jugar, convivir, abrazar o besar al niño; en casos muy extremos, buscan un contacto sexual “ligero” que consista en tocar sus partes íntimas o buscar la masturbación propia o del niño.

En el caso de los pederastas, ocasionalmente admiten forzar a los niños a llevar a cabo prácticas sexuales con ellos. Les hablan de sexo, usan engaños, gritos e incluso golpes, además de amenazarlos con hacerles daño a ellos o a sus familiares si divulgan lo que ha sucedido.

El objetivo de los pederastas es lograr acto sexual en cualquiera de sus variantes.

Al preguntarle a un pedófilo o pederasta qué es lo que más le gusta de tener un acercamiento con los niños, las respuestas más comunes según los estudios son:

· Rasgos físicos delicados y frágiles.

· Actitudes típicas de un niño: “vitalidad, sociabilidad, afectuosidad”.

· La confianza que te brindan.

· Su necesidad de comprensión y protección (la mayoría de las veces, estos depredadores eligen a los niños que se encuentran más vulnerables, aquéllos que tienen pocos cuidados y afecto por parte de sus familiares.

· Que se dejen tocar sin protestar.

· Que están llenos de inocencia y puedas dominarlos a tu antojo (Como ya se había mencionado, estos personajes con frecuencia tienen problemas para socializar con personas adultas, en cambio al estar frente a un niño, pueden sentirse seguros y complacidos al lograr “dominarlo”).

Un punto destacable, es mencionar que contrario a lo que se cree, la mayoría de las relaciones pedófilas y pederastas, nacen en el núcleo familiar. Son los padres, tíos, primos, hermanos o amigos cercanos a la familia, las personas que victimizan al menor con mayor frecuencia. Siendo de esta forma, el infante sufre mayor conmoción y evidentemente se reduce la posibilidad de que confiese lo que le está ocurriendo.

¿Y qué opinan los pedófilos y pederastas?

Son pocos los que reconocen tener un problema y aceptan someterse a alguna especie de tratamiento.

Han creado grupos (especialmente por internet) en los que defienden su derecho a la libertad sexual así como la del menor, argumentando que se ve oprimida por una sociedad sexofóbica y que mientras no exista violación, no están dañando a nadie y que cualquier niño en todo caso, está en condiciones de elegir lo que le agrada u rechazar ciertos contactos.

“Los niños tienen una índole seductora ¿por qué reprimirla?”

Por último quiero mencionar que en todos los países se cuenta con un código penal que castiga:

· Obligar a un menor a sostener relaciones sexuales con un adulto (violación).

· Utilizar a un menor de edad como figura de material pornográfico. (Vender, distribuir o facilitar el mismo).

· Someter a un menor de edad a la prostitución así como traficar con menores de edad.

Sin embargo la tendencia sexual pedofílica no es castigada.

En base a la información que obtuve y que a manera de interpretación presento aquí, considero que si bien debe existir libertad sexual, el poder elegir las prácticas y situaciones que sean de tu agrado particular… la pedofilia debe de tomarse en consideración como algo más serio que una simple libertad sexual.

Las fantasías sexuales representan libertad sexual, algo inofensivo y hasta cierto punto divertido; la pedofilia, en cambio, trae consecuencias a terceras personas. Los niños tendrán oportunidad (al llegar a una edad mayor) de poder elegir lo que les gusta y desechar lo que les desagrada pero como mencioné en el ensayo, en una edad temprana dudo que se busque intimar y que además se esté preparado física y mentalmente para una experiencia de este tipo y para todas las implicaciones que trae consigo.

Finalmente, quizá los pedófilos no sean culpables de tener esa clase de sentimientos, menos aún si es consecuencia de un abuso sufrido en la infancia, pero considero que tienen alternativa de tratarlo con terapia, buscar alguna forma de sentirse satisfechos sentimental y sexualmente.

Los pederastas no tienen derecho ni justificación para abusar de los niños. No tienen derecho de obligarlos, confundirlos, atormentarlos ni adelantarles un evento sexual que me atrevo a decir, al atravesar la infancia, sólo les resultará grotesco.

Referencia bibliográfica:

Graziosi, Barbara y Oliverio Ferraris, Anna. 2004. ¿Qué es la pedofilia? Paidós.

Finkelhor, David. 2001. Abuso sexual al menor. Pax México.

http://danpedo.info/english/ . 2011.

http://newgon.com/wiki/Pedophile_Liberation_Front . 2011.

http://www.lydiacacho.net/24-06-2008/los-pedofilos-se-unen-y-se-defienden/ . 2011.

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