martes, 17 de noviembre de 2015

Reseña, El diario de Ana Frank

EL DIARIO DE ANA FRANK

Anne Marie Frank 1929 – 1945 campo de concentración Bergen-Velsen, Alemania.
Joven de origen judía que dejo testimonio de un famoso diario de los años que vivió oculta con sus familiares para escapar al exterminio nazi. Hija de una familia germana de origen judío, se trasladó a los países Bajos con la llegada de Adolf Hitler al poder en 1933. Durante la Segunda Guerra Mundial, después de la invasión alemana a Holanda en 1940 y de padecer las primeras leyes antisemitas, Ana y su familia consiguieron un escondite en las habitaciones de un edificio de oficinas en Ámsterdam, donde permanecieron ocultos desde 1942-1944.
Ana llevó un diario de este periodo de reclusión. (Biografías y vidas, 2015)


                                             “Espero contártelo todo como hasta ahora no he podido hacerlo
con nadie; espero también, en que serás para mí un gran sostén”.
Ana Frank
12 de Junio 1942

El diario fue su regalo de cumpleaños número 13  a partir de entonces, Ana nombra a su diario Kitty y lo convierte en su amiga. El diario inicia cuando Ana aún está en la escuela, donde menciona a sus amigos como  Joep y Lies.
Ella narra que durante esta época los judíos debían llevar una estrella en la ropa para ser identificados, solo podían comprar en tiendas judías, asistir a escuelas especiales y no podían usar el transporte público ni bicicletas, no tenían derecho como el resto de las personas.
El 5 de julio huyen temprano al escondite ya que Ana se entera que su hermana 3 años mayor, Margot,  es citada por la GESTAPO, y deben esconderse, ayudados por Miep, una chica que trabajaba en el almacén y conocía a la familia, el Sr Koophuis, Eli y Vossen.
La fecha prevista para la desaparición de la familia Frank era el 16 de julio. 
El escondite era una especie de departamento pequeño de dos pisos, el anexo de una casa antigua que era la oficina y almacén donde trabajaba su padre. Las reglas para vivir allí eran muy estrictas, pues debían mantener silencio cuando los trabajadores estuvieran en la oficina, no podían tirar de la cadena del escusado ni abrir las llaves del agua hasta que estuvieran solos en el edificio.
Junto con su familia, conformada por la Señor y Señora Frank, Margot y Ana, vinieron a vivir los Van Daan: el Señor y Señora Van Daan y su hijo Peter. Ana lleva mala relación con la Sra. Van Daan, quien pretendía educarla, así como con Peter, a quien Ana considera flojo y apático.
Los primeros meses son difíciles para Ana ya que lleva una mala relación con su madre y la familia Van Daan, especialmente la señora Van Daan, quien ella y su madre consideran a Ana sarcástica, mal educada y desordenada y quieren que sea como Margot, su hermana mayor.
Ana escribe que ama a su padre más que a nadie en la familia y quiere contar con su aprobación.
Durante este tiempo, el padre de Ana se enfermó de eczema con fuerte fiebre y representaba un problema ya que no podían ir con doctores o conseguir las medicinas necesarias pero afortunadamente, se recuperó después de unas semanas.
Poco tiempo después fue el cumpleaños 17 de Peter,  un nuevo inquilino se integró al anexo, Alberto Dussel, quien era dentista y su esposa estaba en el extranjero. Él les cuenta la vida en el exterior, la constante caza de judíos, el despojo de sus bienes y el maltrato contra ellos.
En ocasiones Ana se siente afligida, pues extraña su vida en el exterior, a sus amigos, está cansada de los constantes regaños y críticas. Ana llama a este periodo días de tumba: periodo que los obliga a vivir escondidos en la esperanza de que no será por mucho tiempo. Asimismo, describe la desgracia de la guerra: niños cristianos holandeses enviados obligatoriamente a Alemania; familias judías separadas; guerra en todo el globo; niños sin ropa adecuada pidiendo un pedazo de pan por las calles; judíos y cristianos esperan, el mundo entero espera, muchos esperan la muerte.
En marzo de 1943 se escuchaban bombardeos, ametralladoras y alarmas en la calle. Todos tenían mucho miedo, sin embargo los males que les esperaban afuera eran peores que el ser afectados por una bomba. Ana pensaba que Turquía entraría en guerra aliada a los ingleses, pero esto no fue así. Luego de eso, alguien entro a la casa y todos se asustaron mucho, se escuchaban golpes y pensaron que eran ladrones, después los golpes cesaron y en la madrugada bajaron a mirar que todo estuviera en orden.
El siguiente mes el Sr. Koophuis tuvo una fuerte hemorragia interna y se tuvo que ausentar por tres semanas. Ella cuenta que en el anexo hay muchas disputas, su mamá contra ella, Van Daan contra el padre de Ana y la señora Van Daan contra la señora Frank. También, que la alimentación es mala, solo han comido pan duro, espinacas y papas desde hace 15 días.
En junio, Ana festeja su cumpleaños número 14; su padre le ha escrito un poema en donde le manifiesta su comprensión ante la carga que ella recibe al ser juzgada por todos al ser la más pequeña. Ana se siente honrada ante los regalos que le hacen, pues le regalaron golosinas y un libro de mitología.
Julio de 1943, el norte de Ámsterdam fue destruido; los hospitales estaban llenos y hubo un saldo de más de 200 muertos y muchos heridos. Los niños buscaban a sus padres entre las cenizas de los escombros. Los bombardeos se intensificaron en Holanda, pero salir a raíz de las alarmas es peor o igual que los bombardeos. Sólo hay una luz de esperanza: Mussolini entregó su renuncia al rey de Italia.
Ana describe las actividades del anexo, siempre que hay bombardeos, Ana corre a la habitación de sus padres, todo lo que ocurre en el anexo se escucha, cuando Dussel no puede dormir, cuando los Van Daan están  riñendo, cuando alguien va al baño. A las 12:30 los oficinistas de la casa se van a comer. A la 1:00 se agrupan alrededor de la radio para escuchar la BBC. A la 1:15 se sientan a comer. A la 1:45 el almuerzo ha terminado y todos regresan a sus labores. Ana estudia hasta las 4:00, aprovechando el silencio de la siesta de todos. A las 5:30 los oficinistas se retiran del almacén y a partir de entonces pueden utilizar el baño, hacer ruidos, etc. A las 8:30 de la mañana en punto es importante guardar silencio, no usar el baño para no ser descubiertos. A las 9:00 toman el desayuno y durante el resto del día, estudian o leen.
Cada uno pensaba en lo que haría si fueran libres, Margot y el Sr. Van Daan se meterían a un baño con agua caliente por más de 30 minutos, la señora Van Daan comería golosinas; Dussel sólo piensa en Lotte, su mujer; la madre de Ana tomaría una taza de café; el Sr. Frank desearía visitar al Sr. Vossen al hospital; Peter querría ir al cine y Ana estaría tan feliz que no sabría por dónde empezar, sólo quiere regresar a su casa y a la escuela.
En septiembre, las cosas en el anexo van de mal en peor, por el invierno, Los Van Daan se están quedando sin fondos. La Sra. Van Daan tendría que vender su abrigo de pieles para sobrevivir. Margot padece de dolores de cabeza; Dussel de insomnio y Ana siente que se está quedando idiota; no come, tiene mala cara y se siente sofocada y deprimida. Tiene deseos de divertirse, salir y ser feliz. Siente que es un ave que ha perdido sus alas.
Los Frank y los Van Daan ya no se aguantan, resulta difícil vivir juntos. Los Frank han cedido de su comida a los Van Daan pero ellos son mezquinos y egoístas. La monotonía comienza a trastornarlos, la comida que tienen que comer es muy mala, a base de coles y papas.
Las opiniones de Ana se hacen cada vez más maduras, con sabiduría. Analiza su vida hasta el año 1944. Primero, su casa bañada de sol; luego en el anexo desde 1942, el cambio, las discusiones, etcétera. La primera parte de 1943: crisis de lágrimas, soledad infinita, lenta comprensión de sus defectos. Se hallaba sola ante la difícil tarea de cambiarse a sí misma, a fin de no seguir provocando reproches se deprimía. La segunda parte del año, fue un poco mejor, se transformó en jovencita, y los mayores comenzaron a considerarla más bien como uno de ellos. Empezó a reflexionar, a escribir cuentos. Después del Año Nuevo, era su deseo tener a un muchacho por amigo, y no a una muchacha. Existía también el descubrimiento de su dicha, bajo su caparazón hecho de superficialidad y alegría. Ya no pensaba en la miseria, sino en la belleza que sobrevivirá.
Ana comienza a buscar la compañía de Peter y ahora su perspectiva sobre él ha cambiado. Descubre que Peter la observa mucho y que procura ser servicial con ella. Siente que Peter tiene una enorme necesidad de ternura. La relación entre ellos se estrecha cada día más y no pasa un solo día sin que Ana le escriba a Kitty que está enamorada de Peter. Ahora su dicha se basa en esta nueva amistad. Juntos hablan de sus familias, de la situación que enfrentan, de la soledad. Ana cree que él también la quiere y siente culpa por Margot, quien al parecer siente algo por él, no obstante, ella le escribe una carta en donde le aclara sentir mucho gusto por la nueva amistad que ha entablado con Peter. Entre tanto, los adultos chismorrean acerca de la relación entre Ana y Peter.
Ana expresa su pesar ante la guerra y considera lejano su final. Hay pobreza, la gente no tiene para calzado, anda mal vestida. No hay suficiente comida, hay muchos asaltos. Los niños están mal nutridos y existen sabotajes contra las autoridades. La gente no tiene carbón y hace bastante frío. Existen una serie de epidemias, pero la esperanza está en el avance de los rusos, quienes se acercan a Rumania. Los alemanes han ocupado Hungría y allí todavía habitan 1, 000,000 de judíos que la pasarán muy mal.
El martes 11 de abril de 1944 el anexo enfrentó una nueva aventura. Volvieron a intentar asaltar el almacén al hacer un agujero en la puerta de abajo. Peter, Dussel, Van Daan y el Sr. Frank bajaron a ver lo que ocurría y en ese momento, una pareja que paseaba los alumbró. Por un momento, alguien se acercó a la puerta-armario e intentó abrirla. Todos suponían que era la policía y que la GESTAPO los descubriría. Ana ya estaba lista para morir y por un largo rato no se movieron y permanecieron en silencio. El WC apestaba porque todos lo ocupaban a raíz de los nervios. Finalmente tomaron la resolución de llamarle a Koophuis para avisarle del robo y para que enviara a alguien. Por 2 o 3 ocasiones intentaron abrir la puerta armario y alguien se postró frente a la puerta por unas cuantas horas. Todos mantuvieron silencio y calma. Cuando todo terminó y Koophuis llegó, les llamó la atención por haberse expuesto al salir a averiguar qué ocurría, pues ahora ya habían sido vistos por la pareja que paseaba.
Ana se siente emocionada porque ya besó a Peter. Su padre le ha pedido que mantenga distancia porque se pueden enamorar. No obstante, Ana continúa visitando a Peter y le escribe una carta a su padre para explicarle su sentir desde que están encerrados: la falta de comprensión y de cariño por parte de sus padres, noches enteras de sollozos y cómo ha encontrado en Peter a un amigo que la comprende y con quien puede compartir sus inquietudes. El padre de Ana sintió mucho pesar al leer dicha carta por su extrema dureza. Ana se percata de su error al realizar semejantes reproches.
Todos esperan el desembarco de los ingleses a Holanda. Ana cree que esto sucederá cuando los ingleses y los norteamericanos lo crean conveniente, no cuando un grupo de países afectados lo decidan, pues finalmente arriesgan a su gente.
Existe una nueva ola de antisemitismo, incluso en aquellos que eran buenos. Ana siente tristeza, pues ella ama Holanda y pese a que no tiene patria, desea hacer de Holanda un país hermoso con gente noble, su propia patria. No obstante, se dice que los judíos alemanes refugiados en otros países tendrán que regresar a Alemania. No puede comprender por qué los holandeses, un pueblo bueno, juzga al pueblo más oprimido, más desgraciado y quizá, al más digno de compasión del mundo entero. Sólo resta confiar que esta ola de antisemitismo holandés sea pasajera, y al terminar la guerra, los reciban como antes lo hicieron.
Entre tanto, han arrestado a su proveedor de legumbres porque albergaba a 2 judíos. Ahora pasarán hambre en el anexo, más restricciones alimenticias.
En mayo de 1944 Ana expresa que está de mal humor, deprimida y sin esperanza. La agobian varios problemas: por un lado, el proveedor de legumbres, el problema de los judíos, el desembarco que hace esperar, la mala alimentación, la tensión nerviosa, la atmósfera deprimente, la necesidad de libertad, la carga y peligro que implican para sus protectores, el miedo a ser descubiertos. Ni siquiera todo esto los hace desistir, aman la vida y no han olvidado la voz de la naturaleza, siguen esperando, pero Ana desearía que aconteciera algo pronto para eliminar la inquietud, así sabrán si deben vencer o perecer.
En junio de 1944 fue el cumpleaños de Ana e inició el desembarco: bombardeo a gran escala en Calais, Boloña, El Havre y Cherburgo. Las tropas inglesas aterrizaron en paracaídas detrás de las líneas. Gerbrandy, el primer ministro de Bélgica, el rey Haakon de Noruega, De Gaulle, el rey de Inglaterra y Chruchill hacen discursos que representan una nueva luz de esperanza que da fuerzas en el anexo para resistir las privaciones un tiempo más.
Ana ya no siente el mismo interés que antes por Peter, después de haberse percatado que no podía ser el amigo copartícipe de sus pensamientos, no ha cesado de aspirar a elevarle por sobre su horizonte limitado y a magnificarlo en su juventud. Peter admira la fuerza y buen humor de Ana y por ello se aferra a ella.
Ana siente que existen más razones para confiar que la guerra terminará puesto que en julio de 1944 hubo una tentativa de asesinato contra Hitler, no por judíos, comunistas o por capitalistas ingleses, sino por un general de la nobleza germánica, un conde, que al ser descubierto fue fusilado por el Fuhrer.
El martes 1 de agosto de 1944 es la última carta de Ana a Kitty, en ésta, hace una recapitulación de su forma de ser; considera que Ana la Tierna, nunca ha hecho una aparición en compañía, ni una sola vez, pero en la soledad, su voz domina casi siempre. Ana la Pura le señala el camino; exteriormente es sólo una cabrita desprendida de su cuerda, alocada y petulante. Ve y siente las cosas de manera totalmente distinta a como las expresa hablando, por eso la denominan alternativamente, volandera, coqueta, pedante y romántica. Ana la Alegre se ríe de eso, responde con insolencia, se encoge indiferentemente de hombros, pretende que no le importa nada, pero Ana la Dulce reacciona de la manera contraria.
¿Te interesa saber el final?
Te invito a leer el libro.

Recomendación:
Este libro va recomendado a quienes se interesen por un relato de la cruda realidad de la guerra y de cómo esta niña de tan solo 13 años refleja su experiencia.


Traducción

Gonzáles V. Patricia, 2012. El diario de Ana Frank. Grupo Editorial. México Df.


Además puedes ver la presentación:
https://www.slideshare.net/secret/5MVnhJkGd23ADZ 

Patricia Alvarez 1B.

No hay comentarios:

Publicar un comentario