lunes, 23 de noviembre de 2015

Ensayo

Mucho más que eso

Las redes sociales es uno de los temas más controvertidos, estudiados y hablado de los últimos años y con justa razón. Es un tema que es para todos y a todos nos afecta de forma positiva y a veces no tanto.
Con 1,28 billones de personas en Facebook, 1 billón de personas en YouTube, 255 millones de usuarios en Twitter y 200 millones de personas activas en Instagram por nombrar a las más populares se ha convertido en un problema social, creo muy cercano a todos los jóvenes y más de uno se sentirá identificado.
Las redes sociales han cambiado el juego, nos comunicamos diferente. Pensamos diferente.
Muchos pasamos más tiempo en compañía de nuestro celular que de personas reales, y no nos damos cuenta de lo mucho que estamos dejando pasar. No nos damos cuenta que estamos dejando que números definan quien somos y como somos. Nos valoramos por medio de seguidores, likes, favoritos, vistos y cuando no alcanzamos el estándar que los medios profesan entonces nos sentimos un fracaso, patéticos y solos.
Los jóvenes siente presión y ansiedad por estar disponibles 24/7 en las redes sociales por miedo a perderse algo interesante o estar constantemente actualizados en temas de poca o mucha relevancia dice la Doctora Cleland Woods de la Universidad de Glasgow
La Sociedad de Psicología Británica ha reportado que los jóvenes que tienen un apego emocional a las redes sociales muestran niveles altos de ansiedad, depresión y baja autoestima así como baja calidad de sueño.
Ya es bastante difícil tener una autoestima sana con el constante bombardeo de los medios de comunicación y su idea de la perfección. La comparación es el pasatiempo favorito de muchos de nosotros, estamos en constante caza por las tendencias y aprobación, cuando las expectativas sociales no se alcanzan es entonces cuando nos desconectamos de la realidad.
Todos somos vulnerables porque somos los que más usamos estos medios de comunicación.
Los medios son los encargados de vendernos la idea de una vida perfecta con redes sociales como Instagram donde si eres atractivo, rico o famoso ya ganaste en la vida. Ves a las personas tomando fotos a todo dando la idea que están disfrutando del momento cuando en realidad la única razón es la idea de subirlo a las redes y la gratificación que van a obtener si el post es popular.
Muchas personas cuando ven lo perfecta que es la vida de los demás, lo emocionante e interesante que son pueden crear sentimientos de envidia, tristeza e incluso depresión. Debemos recordar que la gente sólo publica las mejores partes de sus vidas en los medios sociales, creando una falsa representación de lo que
viven, pero solo vemos lo que ellos quieren que veamos. Todos son muy felices en las redes sociales al parecer. ¿Por qué?
De hecho no nos estamos comunicando con nosotros nos estamos diciendo solo mentiras
¿Por qué ese afán de no ser lo que somos? ¿Por qué meternos en esos problemas?

El uso excesivo de las redes virtuales sociales genera enfermedades como adicción, ansiedad, depresión, problemas de atención y fatiga, advirtió Gabriela Bastarrachea Sosa, responsable de la Clínica de Atención Integral al Adolescente del hospital Agustín O’Horán.
También están problemas como cyberbullying, obesidad y falta de sueño y en muchos casos el suicidio es la consecuencia.
Según Wikipedia la depresión es una enfermedad o trastorno mental que se caracteriza por una profunda tristeza, decaimiento anímico, baja autoestima, pérdida de interés por todo y disminución de las funciones psíquicas. Es un problema que causa una obsesión que pueden surgir cuando los jóvenes se envuelven demasiado en la ficción de ‘’me gusta” de los medios sociales y esto impacta la forma en que las personas se ven a sí mismos.
Como está la depresión también está el narcisismo. En lugar de sentirse inepto, algunas personas terminan sintiéndose demasiado importantes. La forma en la que los medios sociales trabajan es casi como una adicción. Cada notificación que recibimos activa a nuestro cerebro de varias maneras, y estas notificaciones constantes se convierten en” señales de recompensa” que vienen a nuestro cerebro, mismas que la persona espera y anhela.
Sin embargo los efectos negativos de los medios sociales pueden ser graves y de largo alcance, con consecuencias graves y mortales en el mundo real.
La consecuencia emocional afecta nuestro futuro, nuestra felicidad y nuestras oportunidades en la vida
Ahora yo me pregunto ¿por qué? ¿Por qué la ansiedad y la depresión que se provoca por no cumplir los estándares, son aceptables? ¿Por qué cuando lo reconocemos lo tomamos como daños colaterales? ¿Por qué ponemos en duda nuestra dignidad? Creo que porque somos adictos a la aprobación social y no nos damos cuenta.
Es algo muy humano querer ser aceptado y amado. Pertenecer a algo, no hay nada de malo en eso pero cuando todo nos causa más daño que bien, cuando nos
creamos inseguridades, cuando pensamos que somos nada, cuando ponemos presiones innecesarias en nosotros mismos eso está definitivamente mal.
Hace un tiempo tenía una cuenta de twitter y le dedicaba más tiempo que a estudiar, posteaba todo los días sin falta y le ponía especial atención a los números de seguidores que tenía. Cuando me dejaba de seguir alguien revisaba cada uno de mis tweets para ver qué fue lo que dije, porque razón me habían dejado de seguir. Comencé a sentir una ansiedad grandísima, algo que hasta entonces no había conocido. Ya no estaba en twitter por placer. Lo creía algo necesario aunque solo me causaba soledad
Todos los días repasaba una y otra vez los tweets que ponía, veía si eran lo suficientemente buenos, cuantos favoritos y re tweets tenia y que patética me sentía porque nunca por más seguidores que tenía iba a ser suficiente, siempre había personas con mas, yo quería ser esas personas. Era tal la ansiedad y la depresión que sentía que ya no era feliz, hasta que un día abrí los ojos y me vi que no era vida, era un problema del que me podía deshacer y lo hice. Borre mi cuenta. Al principio tenía mucha ansiedad, era la recuperación a una adicción, estuve a punto de regresar muchas veces pero me contuve. Con el paso de los días me di cuenta que toda esa depresión desapareció y me sentía libre. Sentía más, escuchaba más, estaba feliz. Esto es algo muy personal y una de las razones por las que me importa tanto este tema, yo lo he vivido, personas a mí alrededor lo han vivido y estoy segura que muchas lo están viviendo.
No estoy feliz, conforme ni estoy de acuerdo con cómo se está manejando las redes sociales hoy en día. Me rehusó a vivir en el pasado, en el futuro o en la opinión que otros tienen sobre mí.
No acepto esa frase que dice eres lo que publicas; somos más que eso. Somos más de lo que vemos en las redes, tenemos capas y capas de personalidad. No importa cómo nos vemos, cuánto dinero o poder tenemos sino importa lo que decimos, como lo decimos y que estamos creando y haciendo para construir un mundo mejor o por lo menos para hacer nuestro mundo mejor.
No somos parte de la familia Kardashian y tenemos que aceptarlo, no hemos sido adoptados por Brad Pitt y Angelina Jolie ni somos hijos de un líder mundial y tenemos que aceptarlo. Así que dejemos de vivir la vida dentro de un dispositivo y valoremos más lo que tenemos y lo que no, porque eso nos hará trabajar y superarnos.
Escojamos nuestra salud mental en vez de la aprobación de extraños. Recordemos que el amor propio empieza por dentro y no al revés.
Comencemos a prestar atención a los momentos en que distraídamente abrimos nuestras aplicaciones ¿es cuando estamos solos? ¿Por qué sentimos la necesidad de esa compañía artificial?
Recordémonos que lo que vemos en los medios sociales no debería ser un estándar por el que nos medimos a nosotros mismos. Y lenta pero seguramente recuperemos quienes somos.

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