Fanatismo: Influencia en las personas y
la sociedad
Delia Esmeralda Ascención Aguirre[1]
Introducción
El fanatismo se crea a través del gusto de una persona o
un grupo de personas a algo, alguien o a una ideología, pero el gusto es
demasiado grande tanto como para poder destruir relaciones o simplemente hacer
problemas sociales.
Uno de los problemas más grandes que vivimos en la
actualidad es el fanatismo por que se alegoría mucho a las cosas, a personas
famosas, a aparatos electrónicos, a música, a equipos de algún deporte, etc. El
problema es que no se sabe hasta dónde parar y gracias al fanatismo la
violencia, la ignorancia, el desprecio ajeno, el racismo y el egocentrismo
suele aparecer en este tipo de personas con ideales que solo ellos piensan que
tienen la razón y no cambiaran de idea.
Desarrollo
El fanatismo según concepto.de es seguimiento y defensa
vehemente de una persona, doctrina o religión de una manera extremadamente
pasional, al perder así cualquier sentido crítico sobre lo que se es fanático,
también dice que el fanatismo rompe las barreras de la racionalidad y lleva a
las personas a tomar acciones que pueden atentar incluso contra el sentido
común.[2]
El fanatismo según el ensayo de presentación de una universidad es una actividad o cierto tipo
de actitud que es manifestada exageradamente, a veces desmedida y con mucha
pasión. Trata de defender un estilo de vida, teoría, idea, cultura, una
persona, etcétera. En la actualidad, la palabra fanatismo es usualmente
utilizada para designar la afección de las personas hacia diferentes cosas, un
cantante, un deporte, pasatiempo o hobby, hasta una idea religiosa.
Menciona también que una persona que es fanática,
presenta una exaltada obsesión a una idea, persona física o movimiento, entre
otros. Es un ilimitado y constante frenesí hacia ciertos temas, a veces
inclusive, violento.
Toda clase de fanatismo desmedido y sin límites es algo
peligroso. La dimensión del peligro que se corre depende, entre otras cosas, de
la cantidad de fanáticos que acompañen la causa y de la costumbre que poseen de
unirse para manifestar la misma. Hay algunos sectores ideológicos que tienen
más capacidad para adquirir fanáticos y reunir a los mismos. Dentro de estos
sectores encontramos a la política, la economía, los derechos y la religión.
Los deportes populares, como el fútbol y el básquet, son muy propensos a mover
gran cantidad de fanáticos, convirtiendo de vez en cuando, los encuentros
deportivos en actos de violencia y agresión.[3]
Hay varios tipos de fanatismos, cada persona o grupo de
personas busca su tipo de fanatismo y suele adentrarse al tema para poder
defender su palabra a lo que sea fanático; los fanatismos más comunes son los
de religión, política, científico, deportivo, musical y sexual esos son los
principales tipos de fanatismo que se presentan en nuestra época.
Al hablar de fanatismo se habla sobre un gusto de un tema
en específico excediéndose en la forma de comunicar ese gusto y haciendo uso de
violencia o agresión cuando se llega a sus límites; el fanatismo también crea
problemas sociales por el hecho de que la sociedad está separada en si por
gustos, cuando el gusto se vuelve mayor y la mayoría del grupo social tiene el
mismo nivel de gusto, cualquier persona o grupo de personas que no piensen lo
mismo que ellos es alguien que no sabe o es muy diferente a esas personas.
El fanatismo es una investigación que lleva años en boca
de los filósofos, sociólogos, antropólogos, psiquiatras e historiadores, además
de dificultar el trabajo de todos y cada uno de estos personajes, también es el
fanatismo la obra de todo esto científicos sociales que se especializan en esas
materias.
Los varios tipos de fanatismo se consideran de religión, político,
científico, económico, deportivo, jurídico, naturalistico, sexual, hacia una
persona en específico, etc.
En la página de concepto.de cabe mencionar que el
fanatismo religioso es de los más antiguos de los fanatismos y de los más
controvertidos, ya que son creyentes ortodoxos y se basan en algo muy grande y
exagerado.
También dice que un fanatismo religioso será aquel en el
que se defienda a un determinado dogma, libros sagrados o incluso, a ciertos
dioses.
Menciona que un fanatismo a una persona en particular
ocurre cuando el llamado “fan” o fanático admira o siente entusiasmo por aquel.
Algunos claros ejemplos suelen ser cuando se es fanático de un actor, un músico
o incluso cualquier celebridad por la que admiren su estilo de vida o forma de
pensar y, en algunos casos, imiten algunas de sus características para poder
asemejarse a la vida de esta persona.
En el caso de los deportes, también menciona que el
fanatismo puede llegar de forma positiva y también negativa. Si la persona es
fanática de un determinado equipo, casi de manera automática estará en contra
de los otros equipos que compitan con este. En este caso, el fanatismo puede
llegar a tener ciertas negativas consecuencias ya que muchas veces, conllevan a
actos violentos de diversa índole entre los mismos.
A su vez, existen fanatismos que se posicionan en la
vereda de enfrente que el fanatismo religioso para oponerse a estos. Los
fanáticos antireligiosos también pueden llevar a consecuencias violentas debido
a que manifiestan su descontento y pueden llevar a enfrentamientos entre los
mismos.
Por último, algunos consideran como fanatismo el hecho de
defender de manera acérrima ciertos valores culturares contra una opción de
cambio y pérdida de los mismos.[4]
Estos han sido algunos ejemplos de los fanatismos más
grandes y proceden aveces al desequilibrio del gusto y del fanatismo, también
es una controversia que afecta a las personas hasta cierto punto y logra la
diferencia .
Cabe mencionar que como el fanatismo es una libre
investigación, también los escritores contemporáneos han hecho sus aportaciones
a este campo de estudio, como podríamos mencionar, que el autor Robert Burton
en 1621, en su Anatomía de la melancolía, incluía el morbo fanático bajo la
noción de “melancolía religiosa” y formulaba pronósticos y posibles curas. Casi
un siglo después, Shaftesbury recetaba como antídoto contra la bilis del
entusiasmo la libertad de chanza y señalaba que ni siquiera el ateísmo estaba
exento de fanatismo. Con el tiempo, el fanático religioso del antiguo régimen
se vestiría también con los ropajes del entusiasta de la guillotina y de la pureza
revolucionaria. Y como destacó Klemperer, en la lengua del Tercer Reich el
adjetivo llega a manifestar coraje, entrega y fe en sentido superlativo.
También se menciona que Amos Oz (1939) uno de los
escritores más polémicos de la literatura israelí, menciona en su libro The
Tubingen Lectures, la pregunta de ¿Cómo curar a un fanático?, y Oz dice que, el
fanatismo es un gen de la naturaleza humana, más originario que cualquier odio
religioso o político. Con esta discutible metáfora biológica Oz seculariza el
“mal radical” de la teología judeo-cristiana. Frente a esta enfermedad, no
caben sino remedios parciales: la apelación al buen humor o a la capacidad
imaginativa de ponerse en la piel de otro. Mediante el goce de narrar o leer
historias, la imaginación estética y el amor a las metamorfosis ganan
relevancia moral: nos tornan sensibles al daño ajeno y disuelven las hipóstasis
de nuestras identidades. Sin embargo, la originalidad de Oz consiste en afirmar
que el fanatismo es uno de esos amores que matan, que desean nuestra salvación
con fervor abnegado, incluso a costa de engrosar el martirologio. Frente a las
éticas heterónomas, Oz cree que sólo quien se cuida a sí mismo puede cuidar de
los otros, pues quien se desvive por los demás corre el riesgo de no dejar
vivir al prójimo. Sus reflexiones presuponen un contexto biográfico e histórico
muy concreto, recreado en novelas como Una pantera en el sótano. De padres
centroeuropeos refugiados en Palestina del antisemitismo, Oz ha sufrido desde
niño el conflicto entre palestinos e israelíes, llegando a combatir incluso en
la Guerra de los Seis Días. Pero no se dejó embriagar por el poder militar
judío que transformó su victoria en prueba ordálica de su bondad. A su juicio,
este conflicto no nace de una batalla maniquea entre mentalidades o religiones,
sino más bien de una tragedia: una colisión entre derechos o pretensiones
igualmente legítimas a un mismo territorio. A pesar de su pesimismo
antropológico, Oz no desespera de la posibilidad de llegar a un acuerdo que
debe presuponer, por ambas partes, la capacidad de aceptar pérdidas y elaborar
el duelo, sin recaer en el bucle melancólico de la venganza. Este librito
testimonia hasta qué punto la mejor tradición ilustrada formada en Europa se
nutrió, y sigue nutriéndose, de la heterodoxia de ciertos intelectuales judíos.[5]
También en el tema del fanatismo hay puntos de vista de
psicológico, la página de psicológicamente hablando, dice que el fanatismo en
cierta manera es un mecanismo de defensa. Freud afirma que a través del
fanatismo el hombre busca su felicidad y su seguridad.
Erich Fromm, otro inminente psicólogo y sociólogo define
el fanatismo como un intento de escapar de la soledad, el deseo de establecer
vínculos afectivos con otras personas que creen igual disminuyendo así el miedo
a la libertad y a la soledad a la misma vez. La persona fanática no duda ni un
momento el tener la verdad en su poder y no necesita cuestionarse esa verdad
como lo haría el relativista.
Al fanático no le importan las críticas, simplemente no
le interesan. Se une al grupo creyente al cual pertenece y se encierra en sus
creencias y lo demás le tiene sin cuidado.
El fanático también en cierta manera se aleja de la
verdad y sus conocimientos sobre sus creencias prosperan y hacen que se encierre
en su propio mundo.
Para algunos fanáticos existen grandes ventajas al entrar
en su mundo, por ejemplo el alejarse de vicios e influencias nocivas para su
vida. El dejar de hacer cosas que antes practicaba y que no le convenían tales
como vicios, maneras de vivir etc.
Sin embargo por otro lado el fanatismo puede traer
desventajas devastadoras no solo para el fanático sino para un país entero. El
fanatismo algunas veces desarrolla, guerras y graves desastres.
El fanatismo ha dado pie a masacres causados por sus
creencias o suicidios masivos por perseguir un ideal.[6]
Desde la antigüedad no faltaron profundos pedagogos como
San Jeronimo, que se adelanta por siglos al fundador del moderno kindergarten,
Froebel, cuando dice que los niños de corta edad han de aprender jugando, y que
la enseñanza de la lectura debe hacerse con letras de bulto ya sean de boj o de
marfil; tambien Luis Vives, ya casi que pertenece al Renacimiento, poniéndolo
en boca del Emmanuel de sus Dialigos, dice que la escuela se llama juego; Raimundo
Lulio, condisipulo de Dante en la Sorbona, da en su novela Blanquerna recetas
de puericultura.[7]
Conclusión
Mi conclusión es que al momento que hablamos del
fanatismo, se vive una diferencia del gusto y de la loquera del fanatismo, por
lo que las personas que tienen una compulsión más grande de la que se ve y la
se diferencia a tal vez de las diferentes formas de fanatismo, y de los
problemas que se llegan a provocar a través de los fanáticos obsesionados. Lo
malo del fanatismo es la verdadera razón por la cual el grupo de personas que
es fanática a algo alegoría a alguien o a alguien específicamente, y le hace
mas fama.
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