Les hablaré sobre este tema, ya
que al investigarlo adquirí una perspectiva más amplia y profunda sobre la vida
que llevan las personas de bajo recurso; y quisiera compartírselas.
Me hizo reflexionar y empatizar con ellas. Pensar en lo desesperante que debe ser el no tener el dinero ni las oportunidades para poder comer, para tener un lugar digno dónde vivir, ni el acceso a la salud y mucho menos a la educación.
Esta es la realidad de miles de personas; que sienten la desesperación de tener el mundo encima y el estómago vacío, los ánimos por el suelo y la mente hundida.
Podemos pensar que la pobreza y la falta de oportunidades son un gran factor que influye en la creación y reproducción de la delincuencia y muchos de los problemas que enfrenta la sociedad en la actualidad.
En esta situación es común que muchas personas no encuentren otra salida que no sea la del delinquir, faltar a alguna ley o norma comunitaria para poder sobrevivir, o en muchos casos el recurrir a las drogas para no vivir en esta realidad que tanto los agobia.
De aquí parten muchas problemáticas sociales. Como lo son la drogadicción, los embarazos no deseados, falta de educación y cultura, la sobrepoblación, el desempleo, el analfabetismo, etc…
En México 4 de cada 10 habitantes está en condición de pobreza. Además, de los 53.4 millones de personas pobres que hay en el país 9.4 están en pobreza extrema, de acuerdo con el Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval).
Vivimos en un país donde el titular de la Comisión Nacional de los Salarios Mínimos gana $173.436 al mes y el encargado de la Cruzada Nacional Contra el Hambre gana 189.944 pesos mensuales.
El salario mínimo para el ciudadano promedio es de $ 88,36, que no alcanza ni para la canasta básica, mucho menos para la renta, el pago de transporte, de servicios básicos, etc…
$88,36 no alcanza para vivir.
Nadie debería pasar por situaciones de este tipo si las personas tuviéremos más oportunidades de crecimiento, si la educación estuviera al alcance de todos, si hubiera más bolsa de trabajo y si las instituciones encargadas de estos problemas hicieran bien su trabajo, definitivamente este país sería otro.
Y, aunque claro está, acabar con la pobreza no es tan fácil como sólo decirlo.
Este es un problema que implicaría una gran suma de cambios en la estructura del sistema político y socio-económico.
Primeramente se tendría que mejorar el acceso a servicios básicos; como lo son: Incrementar el acceso a servicios de agua potable y segura, saneamiento básico, vivienda digna, evitar enfermedades, mejorar el bienestar físico y psicológico de las personas, etc.
En segundo lugar el incremento de la esperanza y calidad de vida;
Garantizar el acceso a los servicios de salud pública que faciliten la prevención y tratamiento de diversas enfermedades, favorece el aumento de la esperanza de vida de las personas. Una sociedad con acceso a la salud, mejora su fuerza de trabajo, lo que fortalece el logro de las actividades económicas de las comunidades.
Y en tercer lugar la generación de empleos e ingresos.
Esto sólo por mencionar unas cuantas medidas de cambio.
La importancia de medir la pobreza en una sociedad se fundamenta en la necesidad de dar soluciones a las carencias que están enfrentando los que la sufren.
Al encontrar la forma de medir la pobreza es posible dar estas soluciones, pues se contará con la información de cuántos pobres hay y en dónde se encuentran, para después comprender por qué son pobres.
Los estados de Guerrero, Oaxaca y Chiapas, junto con Puebla son las entidades que tienen la mayor pobreza en el país, esto obedece a que estas regiones no crecen económicamente como otras regiones más ricas.
Lo mismo sucede con la inversión, la cual, no fluye hacia las regiones más pobres, sino que busca mercados grandes y medianos donde tenga los accesos a mercados adecuados para su desenvolvimiento.
El gasto en el combate a la pobreza ha ayudado a disminuir en algunos momentos y a evitar que incremente con mayor fuerza en otros, sin embargo, para eliminar la pobreza se deben hacer cambios estructurales en la economía, pues aportar grandes recursos a programas sociales no abatirá la pobreza.
Un posible error sería seguir esperando que la política social resuelva los problemas de la pobreza. Posiblemente la política industrial debe tener un papel más activo que modifique la actividad económica.
Si no hay crecimiento ¿cómo se generarán empleos, mejores salarios e incrementos en la productividad para que la sociedad en general y los pobres en particular accedan a un nivel de mayor bienestar?
“La pobreza en la infancia tiene características
específicas que le dan a su atención y reducción un sentido de urgencia: la
probabilidad de que se vuelva permanente es más alta que en el caso de los
adultos, al igual que la posibilidad de que se reproduzca en la siguiente
generación, además de que las consecuencias negativas que ocasiona son
irreversibles en la mayoría de los casos”, indica el informe Pobreza y derechos
sociales de niñas, niños y adolescentes en México, 2010-2012 que presentaron
Unicef y Coneval.Me hizo reflexionar y empatizar con ellas. Pensar en lo desesperante que debe ser el no tener el dinero ni las oportunidades para poder comer, para tener un lugar digno dónde vivir, ni el acceso a la salud y mucho menos a la educación.
Esta es la realidad de miles de personas; que sienten la desesperación de tener el mundo encima y el estómago vacío, los ánimos por el suelo y la mente hundida.
Podemos pensar que la pobreza y la falta de oportunidades son un gran factor que influye en la creación y reproducción de la delincuencia y muchos de los problemas que enfrenta la sociedad en la actualidad.
En esta situación es común que muchas personas no encuentren otra salida que no sea la del delinquir, faltar a alguna ley o norma comunitaria para poder sobrevivir, o en muchos casos el recurrir a las drogas para no vivir en esta realidad que tanto los agobia.
De aquí parten muchas problemáticas sociales. Como lo son la drogadicción, los embarazos no deseados, falta de educación y cultura, la sobrepoblación, el desempleo, el analfabetismo, etc…
En México 4 de cada 10 habitantes está en condición de pobreza. Además, de los 53.4 millones de personas pobres que hay en el país 9.4 están en pobreza extrema, de acuerdo con el Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval).
Vivimos en un país donde el titular de la Comisión Nacional de los Salarios Mínimos gana $173.436 al mes y el encargado de la Cruzada Nacional Contra el Hambre gana 189.944 pesos mensuales.
El salario mínimo para el ciudadano promedio es de $ 88,36, que no alcanza ni para la canasta básica, mucho menos para la renta, el pago de transporte, de servicios básicos, etc…
$88,36 no alcanza para vivir.
Nadie debería pasar por situaciones de este tipo si las personas tuviéremos más oportunidades de crecimiento, si la educación estuviera al alcance de todos, si hubiera más bolsa de trabajo y si las instituciones encargadas de estos problemas hicieran bien su trabajo, definitivamente este país sería otro.
Y, aunque claro está, acabar con la pobreza no es tan fácil como sólo decirlo.
Este es un problema que implicaría una gran suma de cambios en la estructura del sistema político y socio-económico.
Primeramente se tendría que mejorar el acceso a servicios básicos; como lo son: Incrementar el acceso a servicios de agua potable y segura, saneamiento básico, vivienda digna, evitar enfermedades, mejorar el bienestar físico y psicológico de las personas, etc.
En segundo lugar el incremento de la esperanza y calidad de vida;
Garantizar el acceso a los servicios de salud pública que faciliten la prevención y tratamiento de diversas enfermedades, favorece el aumento de la esperanza de vida de las personas. Una sociedad con acceso a la salud, mejora su fuerza de trabajo, lo que fortalece el logro de las actividades económicas de las comunidades.
Y en tercer lugar la generación de empleos e ingresos.
Esto sólo por mencionar unas cuantas medidas de cambio.
La importancia de medir la pobreza en una sociedad se fundamenta en la necesidad de dar soluciones a las carencias que están enfrentando los que la sufren.
Al encontrar la forma de medir la pobreza es posible dar estas soluciones, pues se contará con la información de cuántos pobres hay y en dónde se encuentran, para después comprender por qué son pobres.
Los estados de Guerrero, Oaxaca y Chiapas, junto con Puebla son las entidades que tienen la mayor pobreza en el país, esto obedece a que estas regiones no crecen económicamente como otras regiones más ricas.
Lo mismo sucede con la inversión, la cual, no fluye hacia las regiones más pobres, sino que busca mercados grandes y medianos donde tenga los accesos a mercados adecuados para su desenvolvimiento.
El gasto en el combate a la pobreza ha ayudado a disminuir en algunos momentos y a evitar que incremente con mayor fuerza en otros, sin embargo, para eliminar la pobreza se deben hacer cambios estructurales en la economía, pues aportar grandes recursos a programas sociales no abatirá la pobreza.
Un posible error sería seguir esperando que la política social resuelva los problemas de la pobreza. Posiblemente la política industrial debe tener un papel más activo que modifique la actividad económica.
Si no hay crecimiento ¿cómo se generarán empleos, mejores salarios e incrementos en la productividad para que la sociedad en general y los pobres en particular accedan a un nivel de mayor bienestar?
Históricamente, las políticas sociales se han dirigido a emplear el gasto público para aumentar la oferta de salud, educación y otros servicios básicos, con el objetivo de garantizar el acceso a los asalariados y posteriormente se tratarían de hacer universales, lo que no se ha conseguido, pero se encuentra asentado el objetivo, pues se aprobó en el año 2004 la Ley General de Desarrollo Social, la cual establece que el gasto público anual en gasto social, medido en precios constantes, no puede ser reducido en términos absolutos.
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