En esta obra, el autor, Leonardo Boff, nos
incita a descubrir el mundo que desconocemos, aquel que nos es demasiado
brillante ante los ojos, pero en un mundo de oscuridad creada por el
comportamiento que según la sociedad debemos tomar, todo lo que vemos más allá
de la oscuridad de nuestro propio entorno, es demasiado fuerte para nuestros
ojos acostumbrados a la oscuridad y a las sombras que nos atrapan en medio de
un gallinero pequeño y limitante.
Somos águilas, somos seres
majestuosos, reyes de los cielos, temibles guerreros capaces de tener el poder
para lograr lo que sea que nos propongamos hacer.
El autor nos propone en su
obra, una metáfora que no puede ser mas acertada y en lo largo de su libro, nos
explica el cómo somos vueltos gallinas, aplastando nuestra voluntad de águila,
de surcar los cielos y volvernos uno más del montón en un mundo donde todos se
la pasan atrapados en la monotonía del picoteo y el solo prestar atención a lo
que ocurre en el suelo, olvidándonos de que nuestro mundo es, sin duda alguna,
uno más grande y amplio de lo que jamás podremos imaginar siendo simples
gallinas.
El despertar del águila es
un proceso difícil, duro, de desapego y sobretodo, de constante lucha.
Desgraciadamente no todos logramos llegar ahí, pues la luz brillante del sol
nos ciega y el temor de dejar lo seguro –el suelo– nos olvidamos y rendimos
ante la conquista de un imperio que nos pertenece por derecho –el cielo–.
Leyendo la obra en sus
primeras páginas, el autor nos narra la situación que vivía Ghana en épocas del
siglo 16 hasta el logro de su independencia, centrándose en la figura de un
hombre: James Aggrey y el como la
semilla que sembró en uno de sus alumnos,
Kwame N´Krumah quien logro la proclamación de la independencia de costa
de oro el 6 de marzo de 1957, devolviéndole su identidad a su patria,
regresándole su antiguo nombre: Ghana.
Si bien, podría pensarse que
el libro que escribió Leonardo Boff, es de historia de aquella entidad
africana, no lo es, pero como el mismo dice, para poder entender su metáfora y
el porqué de su uso, se debe saber al menos algo básico de la historia de aquel
país.
Boff argumenta que, la
metáfora usada en su libro, contada de dos maneras diferentes, una a la manera
que lo hizo en el discurso uno de esos dos grandes hombres símbolos de África,
y otra de modo que lo hacían los antiguos maestros judíos, no es más que una
forma de hacernos ver la realidad en la que vivimos. Como se mencionó
anteriormente (en la introducción) somos águilas convertidas en gallinas;
gallinas que se pueden volver águilas. Aun así, no debemos olvidar de algo
importante, como lo dice el autor
“Las
dualidades antes mencionadas referidas
son dimensiones de la misma y única realidad compleja. Erróneo seria confundir
dualidad con dualismo” (Leonardo Boff 1999 pág. 41)
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Aun cuando somos águilas
convertidas o sometidas a ser gallinas, no se debe olvidar que ambas viven
dentro de nosotros. La gallina representando lo material y el águila lo
espiritual, ambas cosas son un dualismo que mantiene el equilibrio del ser
humano. Desgraciadamente olvidamos que debemos tener ese equilibrio y nos
quedamos siendo gallinas la mayor parte de la vida.
El despertar de la
conciencia es lo que desea obtener como resultado el autor, el darnos cuenta
que no pertenecemos a un mundo donde solo se nos dice que hacer, en este caso,
como la misma metáfora lo aborda, comer y poner huevos, para cuando no sirvamos
para lo segundo, solo comer y engordar para ser un buen caldo. ¿Cuántos de
nosotros no hemos vivido solo con la mirada en lo que hacemos y perdemos de
vista el panorama que nos rodea? Nos olvidamos que somos parte de todo y el
todo es parte de nosotros, perdemos nuestra espiritualidad y con ella las
ambiciones, los sueños, las esperanzas, el espíritu de lucha, las ganas de
volar hacia el sol y extender nuestras majestuosas alas en todo su esplendor,
tal vez por el miedo de que dirán, tal vez por el prejuicio de ser diferente,
tal vez, por el simple hecho de no querer arriesgarse y fracasar. Pero debemos
recordar que todo cuanto hacemos está conectado a una fuerza superior, al
universo entero y aunque no lo parezca tenemos que hacer lo que debemos hacer,
recordar que somos águilas y despertar, por que como dice la historia: Somos
águilas, hijas del sol, reyes de los cielos y no debemos olvidarlo solo por
vivir algunos años entre gallinas, atrapadas en la seguridad de un gallinero.
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