26 de Noviembre del
2019, Guadalajara, Jal.
Jonathan Graciano Padilla
Expresión oral y escrita
Mtro. Luis Rodolfo Moran Quiroz
Imperialismo Estadounidense en Latinoamérica
(Venezuela, Cuba, Guatemala, Chile y Bolivia)
El imperialismo norteamericano, es
utilizado para hacer informe al expansionismo histórico que constituye parte de
la historia contemporánea y actual influencia política, cultural, militar y
económica de los estados unidos a nivel mundial. La noción moderna del
imperialismo es la práctica de denominación llevada a cabo por naciones con
mayor poder económico, potencial y militar, con el objetivo de ampliar sus
influencias sobre naciones menos desarrolladas. EL termino es discutido, ya que
algunos opinan que no hay tal imperialismo, otros que existe, pero de forma
benévola, y otros que vive en deterioro de los países dominados. El
concepto de imperialismo estadounidense es aceptado por la mayor parte de la
comunidad internacional, tanto por políticos como por historiadores. Es un
hecho indiscutible que Estados Unidos ha tenido un comportamiento imperialista
desde la apertura de su formación como nación, y fundamentalmente a lo largo
del siglo XX. Así pues, cuando Estados Unidos intercedió en Afganistán o en
Iraq es una forma de imperialismo, o cuando estriba dictaduras militares en
ciertos países, o lanza guerras de prevención (por si acaso) sobre otras
naciones, es imperialismo también. Su imperialismo también llega por potencia
militar, Aunque también se podría aludir el imperialismo político (como cuando
EEUU obliga a otras naciones a adoptar disposiciones políticas por medio de
presiones) o el imperialismo económico (cuando decide poner en marcha el
bloqueo a Cuba, por ejemplo).
En este ensayo voy a centrarme
únicamente en el imperialismo militar (que se traduce en guerras y conflictos
militares) y al imperialismo económico que Estados unidos ha estado ejerciendo
en algunos países de Latinoamérica; Venezuela, Cuba, Guatemala, Chile y Bolivia.
Venezuela
EEUU posee una larga lista de injerencias
en Venezuela, primariamente para la obtención del control de sus riquezas
petroleras, durante la período de 1950, Washington apoyo una dictadura militar,
regida por Pérez Jiménez, hasta que fue derrocada por una alianza fuerte de
partidos socialistas revolucionarios, nacionalistas y socialdemócratas. Washington
no logró tener éxito y no intervino; en cambio, se alió con los partidos Acción
Demócrata (Ad) de centro-izquierda y COPEI de centro-derecha, que descendieron
a declarar la guerra contra la izquierda-radical. Con el tiempo, los EEUU recobraron
la hegemonía hasta que la economía entro en crisis en la década de 1990, lo que
llevó a levantamientos populares y masacres estatales.
Los EEUU no intervinieron inicialmente
ya que pensaban que podían cooptar a Hugo Chávez porque no estaba afiliado a la
izquierda. Además, los EEUU estaban militarmente liados con los Balcanes
(Yugoslavia) y el medio orientes y se preparaban para las guerras contra Irak y
otros países nacionalistas que se enfrentaban a Israel y apoyaban a Palestina. Usando el pretexto de una amenaza
terrorista global, Washington reclamó la subordinación a su declaración de una
“guerra mundial contra el terrorismo”. El presidente Chávez no se sometió.
Declaro que “uno lucha contra el terrorismo con el terrorismo”. Los EEUU resolvieron
que la declaración de independencia de Chávez era una amenaza para la hegemonía
estadounidense en América Latina y más allá. Washington decidió derrocar el
presidente electo Chávez, inclusive antes de nacionalizar la industria
petrolera de propiedad estadounidense.
En abril de 2002, los EEUU organizaron
un golpe militar-corporativo, que fue derrocado en 48 horas por un
levantamiento popular respaldado por sectores militares. Un segundo intento de
derrocar a Chávez fue puesto en marcha por los ejecutivos del petróleo a través
de un cierro patronal. Fue derrocado por los trabajadores petroleros y los
exportadores de petróleo de ultramar. La revolución nacional-populista de Chávez
vino a nacionalizar las corporaciones petroleras de apoyaron el “cierre
patronal”. Los malogrados golpes de estados
llevaron a Washington a acoger temporalmente una estrategia electoral
fuertemente costeada a través de fundaciones y ONG controladas por Washington.
Las repetidas derrotas electorales llevaron a Washington a cambiar boicots
electorales y campañas de propaganda diseñadas para deslegitimizar el triunfo
electoral del presidente Chávez.
Los fallidos esfuerzos de Washington
por restaurar el poder imperialista en Venezuela de desbordaron. Chávez aumento
su apoyo electoral, difundió el control estatal sobre el petróleo y otros
recursos y radicalizo su base popular. Además, Chávez aseguro cada vez más
respaldo de sus políticas antimperialistas entre el gobierno y los movimientos
en toda América Latina y aumento su influencia y vínculos en todo el Caribe al facilitar
petróleo subsidiado. Si bien los comentarios atribuyeron el
apoyo e influencia masiva del presidente Chávez a su carisma, las
circunstancias objetivas propias de América Latina fueron decisivas.
Cuba
Cuba cayó en las garras del imperialismo durante de la guerra de
Estados Unidos y España de 1898. Los cubanos estaban luchando por la independencia
y Estados Unidos aprovechó la situación para tomar a Cuba como neocolonial. Cuba se independizó en 1898, pero en 1901 el Congreso de Estados
Unidos aprobó la Enmienda Platt. Esa enmienda, que se unió en la Constitución
de Cuba hasta 1934, constituyó las condiciones para la intervención en los
asuntos internos de Cuba. Estados Unidos mandó marines a Cuba en 1906, 1912,
1917 y 1920. La Enmienda Platt también instituyó una colonia militar
estadounidense: Guantánamo, la misma base que hoy es un campo de detención y
una cámara de tortura de la guerra de Estados Unidos contra el mundo. En la década del 50, Estados Unidos controlaba el 80% de las
empresas de servicios públicos; el 90% de las minas; casi el 100% de las
refinerías de petróleo; 90% de la ganadería y el 40% de la industria azucarera.
Cuba era un edén para inversionistas de los sindicatos de apuestas, agentes de
bienes raíces, dueños de hoteles y mafiosos. Estados Unidos mantenía en el
poder al represivo y intensamente odiado gobierno de Fulgencio Bautista. Ese
fue el telón de fondo de la revolución de 1959.
La revolución cubana fue una insurrección popular contra el
imperialismo estadounidense. Estados Unidos no admitió su derrota. Quería
recuperar sus propiedades y, más aun, detener el mal ejemplo de Cuba para el
resto de América Latina. A comienzos de los años 60 Estados Unidos procedió por
dos caminos: aplastar a Cuba y a los movimientos revolucionarios del
continente; y lanzar la Alianza para el Progreso, presentada como una medida de
libre comercio para curar la miseria, pero que utilizó para que Estados Unidos
clavara más profundamente sus garras económicas.
En 1961 Estados Unidos invadió Playa Girón, pero el pueblo cubano
lo derrotó. La CIA trató de asesinar a Castro varias veces. Estados Unidos
bloqueó las relaciones de Cuba con los países occidentales.
Guatemala
Durante el administración de Jacobo Arbenz,
se impulsó la Ley de Reforma Agraria en beneficio de su pueblo, acción que indujo
que EE.UU. orquestara un golpe de Estado en su contra. La invasión de
Estados Unidos a Guatemala se
comienza a organizar luego de que el presidente Juan José Arévalo comenzará un
proceso de reformas económicas y
sociales las cuales profundizaría su sucesor Jacobo Arbenz, un militar retirado
decidido a optimar las condiciones de vida de los campesinos de ese país y buscar la libertad económica de su nación. Arbenz estaba a favor de la inversión extranjera siempre y cuando
los inversionistas se ajustarán a las condiciones locales, acataran a las leyes
guatemaltecas, cooperarán con el desarrollo del país y se abstuvieran de
intervenir en su vida social y política.
Para ese entonces la compañía bananera estadounidense United Fruit
Company era dueña del 70 por ciento de las tierras cultivables, por lo que el
Gobierno de Arbenz se negó a extender las concesiones. Como parte de la reforma
agraria el Gobierno estaría liquidando los latifundios. La United Fruit
Company era respaldada por fuertes intereses, el abogado de la
compañía era el Secretario de Estado John Foster Dulles y su hermano Allen
Dulles era el director de la Agencia Central de Inteligencia (CIA), por lo que
las reformas fueron calificadas por el gobierno norteamericano como una amenaza
a sus intereses. Así comenzó la campaña de desprestigio anticomunista, presentándolos
como una feroz amenaza para la tranquilidad del hemisferio y la cual concluyó
en una invasión desde Honduras en junio de 1954 y el destitución del gobierno
constitucional. Esta fue la primera interposición directa de la CIA en América
Latina.
United Fruit Company: Mayor poder económico y político en los años
50 tras la fusión de 21 compañías de bananas que poseían el 70 por ciento de la
tierra cultivable.
Fue la primera intervención directa de la CIA en América Latina. El golpe de estado contra Arbenz y el
pueblo trabajador guatemalteco conservó intactos los intereses del imperialismo
y de la oligarquía. Inauguró un prolongado periodo de décadas de terror
sangriento contra trabajadores, campesinos pobres, estudiantes, entre otros. Dejó
un saldo de al menos 200 mil asesinatos y desaparecidos políticos. Washington
impuso un nuevo gobierno militar, lo armó y le señaló una lista de personas que
debían ser eliminadas de inmediato.
Desde la invasión estadounidense en 1954 la clase dominante, el
ejército y sucesivos presidentes de facto o electos, han sido fieles estrictos
de una política de sumisión y entreguismo hacia el imperio estadounidense. La presencia intacta o eventual de un ejército extranjero en
Guatemala los ha convertido en un país ocupado, debatiendo su soberanía y
dignidad nacional.
Chile
Después del triunfo de la Revolución Cubana, América Latina y el
Caribe se convirtieron en campo de batalla política (y a veces militar) entre
el imperialismo yanqui, aliado a las derechas locales, y las fuerzas populares.
Chile fue un caso simbólico. Allí la izquierda tenía una rica tradición de
lucha, contaba con un combativo movimiento obrero y había tenido éxitos
electorales. Tenía, además, un candidato, Salvador Allende, que aunque no
gozaba del respaldo de sectores de su propio Partido Socialista(PS), tenía un
gran arrastre electoral, el sostén del Partido Comunista de Chile y la amistad
y respaldo de Fidel Castro. En el PS muchos no creían en la llamada vía chilena
al socialismo defendida por Allende, quien consideraba que en las singulares
condiciones de Chile era posible transitar al socialismo por vía electoral. En
efecto, el gran líder popular resultó ganador de la presidencia en las
elecciones de 1970 e hizo cuanto pudo por ese objetivo.
De modo que Estados Unidos hizo de Chile una batalla decisiva del
enfrentamiento en marcha. Acuñó con Eduardo Frei, abanderado de la Democracia Cristiana
(DC) el demagógico lema de revolución “en libertad” para comparar a la
experiencia cubana y su gran repercusión en nuestra América, donde liberó un
ciclo de luchas populares que aún continúa.
A 45 años del golpe de Estado del 11 de septiembre de 1973,
resulta instructivo volver sobre la intervención de Estados Unidos. El vasto conjunto
de pruebas sobre su ilegal e inmoral acción en ese acontecimiento corrobora su
tradicional brutalidad contra los gobiernos que no le agradan, con más empeño
si tienen realizaciones y gran apoyo popular. Como se ha demostrado por los propios
documentos desclasificados de la CIA, ya desde las elecciones presidenciales de
1964, en que Allende se desafiaba como candidato a Frei, la agencia operó a
favor de este, a cuya campaña suministró 2.6 millones de dólares. A la vez,
invirtió 3 millones de dólares en propaganda contra Allende. Consecutivamente
la central de inteligencia alardeó de que su apoyo financiero y otras maniobras
contra la candidatura de Allende “fueron ingredientes precisos para el éxito de
Frei”. En las elecciones del 4 de septiembre de 1970, la CIA canalizó 350
mil dólares a la campaña del derechista Jorge Alessandri a través de la
transnacional ITT e invirtió entre 800 mil y un millón de dólares para
manipular el resultado electoral, consignó después el informe del Comité Church
del Senado estadounidense. Nuevamente competía Allende, en esta ocasión con la
bandera de la Unidad Popular (UP), coalición de izquierda reconfigurada. El
resultado de los comicios en por cientos: Allende, 36.6; Alessandri, 34.9 y el
contrincante por la DC Radomiro Tomic 27.8. El 24 de octubre el pleno del
Congreso, de acuerdo con la Constitución, debía elegir entre las dos mayorías
más altas. En la Casa Blanca, el presidente Richard Nixon ordenó evitar
que Allende asumiera la presidencia, para lo que la CIA concibió dos planes. El
primero consistía en que el Congreso eligiera a Alessandri y este renunciara
para convocar a nuevas elecciones en que toda la derecha apoyaría a Eduardo
Frei, hombre de confianza del imperio. Pero el plan fracasó porque Allende y Tomic
(aunque democristiano, de orientación constitucionalista y progresista) habían
acordado previamente que uno reconocería la victoria del otro si la
diferencia superaba los 5 mil sufragios. Tomic y la DC cumplieron. Solo
le quedaba a la CIA el otro plan, que contemplaba crear un clima de
inestabilidad política para propiciar la intervención militar y la anulación de
las elecciones. Encargado por la CIA, el general Roberto Viaux planificó
secuestrar y ocultar a René Schneider, general constitucionalista y jefe del
ejército. Pero este se defendió, fue herido y falleció dos días después, el 25
de octubre, lo que hizo fracasar el plan. El día antes, finalmente Allende fue
electo por el Congreso con 195 votos a favor, 35 por Alessandri y 7 en blanco.
La historia posterior hasta el día del golpe frente a una ejecutoria ejemplar del presidente Allende, fue una sucesión de hechos violentos de la derecha y acoso político y económico por Estados Unidos, que, con la supervisión de Henry Kissinger, logró dejar virtualmente sin créditos al gobierno de la UP y entronizar el caos y el desabastecimiento. Fogoneados por una campaña mediática alimentada por abundantes dólares de la CIA al periódico El Mercurio, del clan Edwards y a toda la prensa de derecha. Es asombroso cómo la historia se repite con la actual ofensiva de Estados Unidos y la derecha contra los gobiernos independientes de nuestra América que trabajan por el bienestar de sus pueblos. Allende cayó heroicamente en el Palacio de La Moneda y asentó un ejemplo para las futuras generaciones de combatientes por la libertad, la soberanía y la unidad de nuestra América.
Bolivia
El dominio norteamericano sobre Bolivia se ha dirigido esencialmente
a la extracción de recursos naturales, básicamente minería y petróleo, sobre la
base del control riguroso del sistema financiero estatal. Sobre eso giran las
otras inversiones en manufactura, en construcciones de obras públicas con
empresas norteamericanas o gira en torno al comercio de las importaciones. Pero
si hay algo que caracteriza a esa relación Bolivia/Estados Unidos es el proceso
de intervención con capitales norteamericanos en el campo de la minería, pero
al mismo tiempo de la banca norteamericana en el sistema de créditos a Bolivia
durante los 50 primeros años. Ya después viene a fines de los 50 todo el
sistema financiero internacional con el Banco Mundial, el Fondo Monetario y el
BID. El segundo campo de intervención es el hidra carbonífero desde 1918, usualmente
la Richmond Levering, tiene presencia en Bolivia que es luego absorbida por la
Standard Oil en 1926. Los 50 primeros años de la actividad hidra carbonífera
está básicamente en manos de empresas norteamericanas violando los códigos
petroleros de la década de los 20 al reunir excesivamente las concesiones
petroleras, pero además empresas petroleras que evaden impuestos que, como la
Standard, que además hace contrabando de petróleo en plena Guerra del Chaco.
Por lo tanto, gobierno norteamericano en la estructura financiera, gobierno norteamericano
en el campo la minería, gobierno norteamericano en el campo de los
hidrocarburos. Hay una estructura de dominio sobre los sectores estratégicos de
la República. En muchos casos esta intervención no solamente es grosera,
abusiva, es una intervención inclusive humillante, como por ejemplo el crédito
Nicolaous, como por ejemplo la obtención de concesiones hidra carbonífera para
el Standard que llega a tener siete millones de hectáreas de las cien mil que
permitía la ley de hidrocarburos de los 20. En la minería la exacerbación de la
reacción norteamericana cuando Busch y Villarroel deciden revertir el 100% de
las regalías a favor del estado termina con la muerte de Busch y es conocido el
colgamiento de Villarroel. Todo eso se muestra con documentos desclasificados,
informes, entre otros.
Bolivia es
que esta es una edificación lenta, sostenida, con una visión estratégica, regida
a convertir a cada uno de los países de América Latina, en una semi-colonia al
servicio de su expansión y de su estructura de poder global. Es una lógica de
control geopolítico sobre la base de la intervención en cada uno de los países
y del vaciamiento de cada uno de ellos de sus excedentes en favor del
capitalismo concentrado. Desde esa perspectiva Bolivia es un país casi raro,
subdesarrollado, con una población diversa y con estructuras de poder racistas
y excluyentes, y con un método económico casi de tipo pre capitalista, a discrepancia
de otras naciones en América Latina con las que se puede acordar finalmente el
propio dominio norteamericano con una relación mucho más unida. En cambio, en
el caso de Bolivia esa posibilidad de armonizar la alianza entre elites
económicas nacionales y/e imperio pasa por una disposición socioeconómica muy
asimétrica y por lo tanto el mayor esfuerzo del imperio sobre Bolivia está
concentrado fundamentalmente en las mediaciones de la intervención.
En las
campañas electorales del 2002 el entonces embajador de Estados Unidos en
Bolivia, Manuel Rocha, de pronunció pública y abiertamente en contra de la
candidatura de Evo Morales e inclusive amenazó a Bolivia si éste era elegido
presidente y luego, en el primer gobierno de Morales, el embajador Golberg
impulsó, junto a cabecillas de las regiones del oriente boliviano, el
federalismo y el separatismo de estas regiones, como antes lo hizo en la región
de los Balcanes. Por esta razón fue expulsado del país.
Posteriormente el gobierno boliviano determinó la salida de la
Drug Enforcement Administración (DEA), USAID y la Misión Militar Norteamericana
que, junto a varias Fundaciones, medios de comunicación nacionales y
extranjeros, redes de internet y ONGs, desarrollaron y aún desarrollan
millonarias campañas de desprestigio del gobierno y el presidente bolivianos,
incluidas las guerras de rumores y noticias falsas con el objetivo de intervenir
en la votación. En los medios adyacentes al gobierno, a la Central Obrera
Boliviana (COB) y a los movimientos sociales no se descarta que en las semanas
previas a las elecciones se muestren denuncias escandalosas o se generen
rumores en contra de los candidatos del Movimiento Al Socialismo (MAS) Evo
Morales y Álvaro García Linera, como ocurrió en las elecciones en otros países
de la región.
En la actualidad se ha creado una dura situación en cuanto al ex
mandatario Evo Morales, ya que sé que su renuncia fue debido a que se esperaba
un golpe de estado, EE.UU presiono a las
fuerzas armadas de Bolivia para ejercer presiones sobre Morales para que este
diera su renuncia.
Conclusiones
Como nos hemos dado cuenta aquí, Estados unidos pasó de ser un
país colonizado a ser colonizador. A estas instancias el imperialismo es un
aspecto central del capitalismo global estadounidense. Pero no puede lograr sus
objetivos y medios cuándo y cómo lo desee. Los cambios globales y de régimen en
la correlación de fuerzas pueden frustrar y retrasar el éxito imperial. Los
golpes pueden ser derrotados y convertidos en reformas radicales. Las
ambiciones imperialistas de EE.UU pueden ser contrarrestadas por políticas
económicas exitosas y una alianza estratégica. América Latina ha sido propensa
a los golpes de Estado y las intervenciones militares. Pero también es capaz de
construir alianzas regionales, de clase e internacionales. A diferencia de
otras regiones y objetivos imperiales, América Latina es terreno para las
luchas de clase y anti-imperialistas. Los ciclos económicos acompañan el
ascenso y la caída de las clases y, como resultado, el poder imperial prospera
y se retira.
Fuentes:
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