Consuelo Sarahí Checa Navarro [1]
Introducción
Encabeza al título de este ensayo el
concepto creado por Adela Cortina, y registrado oficialmente en 2017 aporofobia, con el cual busca señalar el
rechazo a los pobres, argumentando que para combatirlo primero debíamos
nombrarlo. Retomamos el tema con algo más de profundidad en las páginas
siguientes, partiendo con el cotidiano de los “sin techo” o personas en
situación de calle y el contraste de ambientes en México y España. Buscando en
el análisis de ambos contextos y de algunas teorías, la respuesta a
interrogantes como ¿es considerado este sector, alguna clase social o parte de?
¿De qué manera tienden a actuar los estados capitalistas ante la pobreza? y
¿Qué hay de la libertad de estas personas? El objetivo central de este ensayo
es convencer al lector de lo cortas que quedan las posturas extremistas en
cuanto a la conceptualización de las personas en situación de calle, y por
tanto la “ayuda”, debe brindarse considerando al individuo, que aunque dentro
de un aparente hecho social, tendrá sus particularidades.
Desarrollo
Para entender el concepto de
aporofobia creado por Adela Cortina, es
necesario remitirse a su etimología, del griego áporos (pobre) fóbeo (espantarse)
resultando así la definición de rechazo
al pobre.
Observar la cotidianidad de los
otros, es decir, fuera de nuestros círculos cercanos, sin una mirada
prejuiciosa, parece una labor compleja, incluso se pueden apreciar sesgos en
estudios etnográficos, por lo que recurrir al análisis narrativo propio de
quien o quienes viven[2] esa
“realidad” parece una solución un tanto más objetiva, o por lo menos, de
matices más variados. Partiendo de esta idea, interpretar las diversas fuentes
se convierte en una tarea aún más consciente pero no menos complicada. Hasta
este momento, nos remitimos al análisis de los medios como reportajes y
documentales. Antes de comenzar tenemos la paráfrasis de una idea que en alguna
ocasión señalaba en clase el Dr. Eduardo de la Vega “toda película tiene una
finalidad, incluso el documental es tendencioso”. Con el conocimiento de casos
particulares, podemos comprender ciertos puntos de vista que nos acercan a la
idea de lo que es vivir en la calle, pero encasillar al pobre como quien busca
salir[3] de
esa situación para entrar a la normalidad constituida por el sistema en el que
vive (hablando de la sociedad capitalista) resulta absurdo, pues implica la
idea de que le desagrada su estilo de vida y anhela ser parte de una clase
social de “mayor jerarquía”. Hagamos una pequeña pausa, ¿no resulta esta una
limitada postura aporofóbica? En la sociedad capitalista, cada individuo es
responsable de su situación económica y el objetivo que se persigue es
“ascender”, el sentido materialista por lo tanto, parece un fuerte motor
aporófobo. Ahora bien, expresado lo anterior, nos permitimos comparar levemente
algunos rasgos del cotidiano de las personas en situación de calle, en algunos
sitios de México y España. Entendemos que el estar en las calles puede tener
múltiples causas y por lo tanto los prejuicios que los definen como
problemáticos, delincuentes y adictos[4],
son tan erróneos como los que defienden que cayeron injustamente en esa
realidad y que salir de ella es su mayor anhelo. De los elementos consultados
destacan la película Voces de la Guerrero
y el cortometraje Vivir sin techo, de
la Ciudad de México y Madrid, respectivamente. En el primer caso, como ya se
mencionaba, los directores Zirión, Arce y Kohn, tuvieron en el año de 2004, la
destacada idea de impartir un curso de cinematografía a personas en situación
de calle de la colonia la Guerrero en CDMX. Los invitaron a grabar y tomar
fotografías de su vida, y contar la realidad del grupo al que pertenecían,
haciendo de esta película una muy valiosa muestra casi libre de prejuicios.
Gracias al trabajo de estos cineastas principiantes, se puede observar un
“hecho social” y por supuesto se incluye variedad de opiniones, con bastante
tendencia a mostrar un discurso de “superación” pues se ven rodeados de un
ambiente hostil, se observa la falta de servicios médicos gratuitos,educación
sexual, comedores públicos, sitios
dignos para albergarse e incluso situaciones de de violencia como reacciones aporofóbicas.
En el caso del cortometraje, se muestra un completo cambio de escenario. Un
hombre argentino, se hace pasar por un “sin techo” durante un periodo que le
permite conocer las estrategias de supervivencia para este sector en Madrid.
Descubre en sus primeros días, contrario a lo que imaginaba, que desayunar,
comer y cenar es algo sencillo gracias a los comedores gratuitos, y como éste
admite, se le derrumbaron algunos prejuicios, lo mismo con el alojamiento y la
calidez que encontró en sus compañeros de calle. Sin embargo resalta el haberse
sentido en muchas ocasiones, ignorado, rechazado, por las personas “normales”.
Gracias a ambas muestras, y otras pequeñas investigaciones, resulta el
pensamiento de que cada persona, inmersa en este ritmo de vida, tendrá sus
motivos para querer o no, estarlo. Entre tantas posturas, detectamos estas dos
muy opuestas, que vale la pena señalar. El anhelo de reintegración social y la
conformidad e incluso satisfacción al haber “salido del sistema”. A partir de
ello surge el siguiente planteamiento. Si algunas personas en situación de
calle, se sienten libres comparativamente a sus tiempos más activos en la
economía, algo en los sistemas laborales, económicos y políticos está quebrando
esa libertad ¿serán estos unos desafortunados que viven tal realidad? ¿O serán valientes que se han
atrevido a salir de la normalidad?
A estos valientes o desafortunados
¿se les cataloga en alguna clase social? Según la Medición Multidimensional de
la pobreza en México, realizada por el CONEVAL[5]
la población se divide como; no pobre y no vulnerable, vulnerables por carencia
social y por ingreso, pobreza moderada y pobreza extrema. El grado de pobreza
se determina al no contar con cierto número de servicios o un ingreso mínimo.
Siguiendo esa lógica, las personas en situación de calle, se encuentran en
pobreza extrema, sin embargo no se especifica y en tal caso, la misión que
plantea el CONEVAL[6] ,
requiere echar un vistazo nuevamente a sus planteamientos y a este sector.
Nombrar a las personas en situación de calle como una clase social, implica
responsabilidad de los gobiernos no solamente en asistencialismo, porque puede
resultar poco rentable y en la medida que estos sean capaces de generar algo,
se tomará seguramente como retribución. Ejemplo de ello es una idea poco
fundamentada pero muy lógica, comentada el cortometraje analizado “la pobreza
es un negocio en Madrid” en relación con las empresas transnacionales y el
lavado de dinero. Queda fuera de los alcances de este ensayo, pero como un
interesante punto para reflexionar, está la manera en la que los países
socialistas y aún más, los comunistas, enfrentan la pobreza pues suponen
abolición de las clases.
Conclusiones
Adela Cortina argumenta que para
combatir un problema como la aporofobia, primero debía nombrarla. Dándole
vueltas a esta idea caemos en la cuenta de las muchas otras fobias, algunas
quizá aún no se han nombrado. Pero indiscutiblemente, el rechazo existe y en
distintas formas, darle nombre no las potenciará, simplemente las hará visibles
para precisamente, combatirlas. Este pensamiento desencadena otros como, si
existe el problema y se nombra con el fin de resaltarlo ¿por qué no buscamos
una solución y también la nombramos?
[2] Voces
de la guerrero es una película documental sobre jóvenes de la Ciudad de
México que viven en precarias circunstancias. Los directores de este filme
optaron por la lúcida idea de impartirles cursos de video a los jóvenes y
permitir que grabaran de su vida, lo que quisieran.
[3]
Noticieros Televisa, El infierno
de la indigencia en la CDMX, recuperado el día 24 de Noviembre, se
desconoce su fecha de transmisión.
[4] Como dato curioso, este tipo de pensamiento
caracterizó a las Poor Laws instituidas en Inglaterra para solucionar los
problemas de pauperismo que trajo la revolución industrial.
[6] “[...]
la generación de estrategias que promuevan y garanticen el cumplimiento de los
derechos sociales e impulsen la inclusión social de toda la población”
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