El establecimiento de un supuesto "orden
natural" en la sociedad que se evidencia en la manera como la
misma se ha organizado bajo la figura del patriarcado, ha pretendido justificar
de alguna forma la violencia en contra de las mujeres, ya sea eliminando o
minimizando la responsabilidad del hombre ante la comisión de hechos que
vulneran sistemáticamente los derechos humanos de las mujeres.
Es indudable y casi incuestionable que nos encontramos en una sociedad que por
naturaleza es violenta, de hecho, se tiene la falsa concepción que a través de
ella se enseña eficazmente, de esta manera la gente atreve a aseverar en el
caso de los niños y niñas que una "nalgada a tiempo enseña",
sin cuestionarse ni mucho menos reconocer que se trata de una forma de
violencia, a saber, violencia física.
En ese mismo orden de ideas, encontramos pues como la sociedad justifica e
incluso invisibiliza la violencia en general, entonces que podemos esperar
respecto a la violencia en contra de la mujer siendo esta una sociedad
patriarcal y machista por excelencia.
Si fuere posible encuadrar como pandemia mundial la violencia contra la mujer,
diríamos que la misma se encuentra en el tipo 6 y que su contagio es
indetenible, cuando revisamos las estadísticas observamos con inmensa
preocupación los alcances de dicha violencia y como la misma se ha enquistado
en nuestro modo de vida y se ha invisibilizado.
¿QUÉ ES VIOLENCIA?
La
violencia es el uso intencional de la fuerza física, amenazas contra uno mismo,
otra persona, un grupo o una comunidad que tiene como consecuencia o es muy
probable que tenga como consecuencia un traumatismo, daños psicológicos,
problemas de desarrollo o la muerte.
¿QUÉ ES VIOLENCIA CONTRA LA MUJER?
Violencia
contra la mujer es la que se ejerce por su condición de mujer. Siendo ésta
«consecuencia de la discriminación que sufre tanto en leyes como en la
práctica, y la persistencia de desigualdades por razones de género»1
En esta
violencia se presenta numerosas facetas que van desde la discriminación y el
menosprecio hasta la agresión física, sexual, verbal o psicológica y el
asesinato, manifestándose en diversos ámbitos de la vida social , laboral y
política, entre los que se encuentran la propia familia, la escuela, la Iglesia, el Estado, entre
otras.2
En 1993,
en asamblea general, las Naciones Unidas (ONU) aprobaron la Declaración sobre la
eliminación de la violencia contra la mujer, y en
1999, a propuesta de la República Dominicana con el apoyo de 60 países más,
declararon el noviembre Día.
En 2008 el
Secretario General de la ONU puso en marcha la campaña «Unidos para poner fin a
la violencia contra las mujeres» apelando al «imperio de la ley» como vehículo
para su erradicación. Uno de sus objetivos fue el de procurar que para 2015
todos los países hubiesen adoptado leyes específicas contra este tipo de
violencia de conformidad con las normas internacionales en materia de derechos
humanos.3
En febrero
de 2008 el Secretario General de Naciones Unidas Ban Ki-moon lanzó la campaña ÚNETE
para poner fin a la violencia contra las mujeres, proclamando el 25 de cada
mes Día Naranja. Entre otras actividades, en ese día se invita a
llevar alguna prenda de ese color para resaltar el llamado a erradicar la
violencia contra la mujer.1
Datos y cifras
· La violencia contra la
mujer -especialmente la ejercida por su pareja y la violencia sexual-
constituye un grave problema de salud pública y una violación de los derechos
humanos de las mujeres.
· Las estimaciones mundiales
publicadas por la OMS indican que alrededor de una de cada tres (35%) mujeres
en el mundo han sufrido violencia física y/o sexual de pareja o violencia
sexual por terceros en algún momento de su vida.
· La mayoría de estos casos
son violencia infligida por la pareja. En todo el mundo, casi un tercio (30%)
de las mujeres que han tenido una relación de pareja refieren haber sufrido
alguna forma de violencia física y/o sexual por parte de su pareja en algún
momento de su vida.
· Estas formas de violencia
pueden afectar negativamente a la salud física, mental, sexual y reproductiva
de las mujeres y aumentar la vulnerabilidad al VIH.
· Entre los factores
asociados a un mayor riesgo de cometer actos violentos cabe citar un bajo nivel
de instrucción, el maltrato infantil o haber estado expuesto a escenas de
violencia en la familia, el uso nocivo del alcohol, actitudes de aceptación de
la violencia y las desigualdades de género.
· Entre los factores
asociados a un mayor riesgo de ser víctima de la pareja o de violencia sexual
figuran un bajo nivel de instrucción, el hecho de haber estado expuesto a
escenas de violencia entre los progenitores, el maltrato durante la infancia,
actitudes de aceptación de la violencia y las desigualdades de género.
· En entornos de ingresos
altos, hay datos que apuntan que los programas escolares de prevención de la
violencia de pareja (o violencia en el noviazgo) entre los jóvenes pueden ser
eficaces.
· En los entornos de ingresos
bajos, las estrategias destinadas a aumentar la emancipación económica y social
de la mujer, como la microfinanciación unida a la formación en igualdad de
género y las iniciativas comunitarias dirigidas contra la desigualdad de género
o tendentes a mejorar las aptitudes para las relaciones interpersonales, han
demostrado una cierta eficacia para reducir la violencia de pareja.
· Las situaciones de
conflicto, posconflicto y desplazamiento pueden agravar la violencia, como la
violencia por parte de la pareja, y dar lugar a formas adicionales de violencia
contra las mujeres.
INTROCUCCION AL PROBLEMA.
Las Naciones Unidas definen la
violencia contra la mujer como "todo acto de violencia de género que
resulte, o pueda tener como resultado un daño físico, sexual o psicológico para
la mujer, inclusive las amenazas de tales actos, la coacción o la privación
arbitraria de libertad, tanto si se producen en la vida pública como en la privada".
La violencia de pareja se refiere al
comportamiento de la pareja o ex pareja que causa daño físico, sexual o
psicológico, incluidas la agresión física, la coacción sexual, el maltrato
psicológico y las conductas de control.
La violencia sexual es cualquier acto sexual, la
tentativa de consumar un acto sexual u otro acto dirigido contra la sexualidad
de una persona mediante coacción por otra persona, independientemente de su
relación con la víctima, en cualquier ámbito. Comprende la violación, que se
define como la penetración, mediante coerción física o de otra índole, de la
vagina o el ano con el pene, otra parte del cuerpo o un objeto.
Magnitud del problema
Las
estimaciones más precisas de la prevalencia de la violencia de pareja y la violencia
sexual en entornos sin conflictos son las proporcionadas por encuestas
poblacionales basadas en el testimonio de las víctimas. En el Estudio
multipaís de la OMS sobre salud de la mujer y la violencia doméstica,
realizado en 2005 en 10 países, en su mayoría de renta media y baja, se observó
que en las mujeres de 15 a 49 años:
· entre el 15% de ellas en el
Japón y el 71% en Etiopía referían haber sufrido a lo largo de su vida
violencia física o sexual perpetrada por su pareja;
· entre un 0,3% y un 11,5%
referían haber sufrido violencia sexual perpetrada por alguien que no era su
pareja después de cumplidos 15 años;
· la primera experiencia
sexual había sido forzada en muchos casos (17% de las mujeres en la Tanzanía
rural, 24% en el Perú rural y 30% en zonas rurales de Bangladesh indicaron que
su primera experiencia sexual había sido forzada).
En
un análisis realizado en 2013 por la OMS, la Escuela de Higiene y Medicina
Tropical de Londres y el Consejo de Investigaciones Médicas, y basado en los
datos de más de 80 países, se comprobó que casi una tercera parte (30%) de las
mujeres que han mantenido una relación de pareja han sufrido violencia física o
sexual por parte de su pareja.
Las
estimaciones de la prevalencia van del 23,2% en los países de ingresos elevados
y el 24,6% en los países de la Región del Pacífico Occidental al 37% en la
Región del Mediterráneo Oriental y el 37,7% en la Región de Asia Sudoriental.
Por otra parte, un 38% de los asesinatos de mujeres que se producen en el mundo
son cometidos por su pareja. Además de la violencia de pareja, el 7% de las
mujeres refieren hacer sufrido agresiones sexuales por parte de personas
distintas de su pareja, aunque los datos al respecto son más limitados.
La violencia de pareja y la violencia
sexual son perpetradas en su mayoría por hombres contra mujeres y niñas. El
abuso sexual infantil afecta a niños y niñas. En los estudios internacionales
realizados, aproximadamente el 20% de las mujeres y el 5%-10% de los hombres
refieren haber sido víctimas de violencia sexual en la infancia. La violencia
entre los jóvenes, que incluye también la violencia de pareja, es otro gran
problema.
Factores de riesgo
Los
factores de riesgo de violencia de pareja y violencia sexual son de carácter
individual, familiar, comunitario y social. Algunos se asocian a la comisión de
actos de violencia, otros a su padecimiento, y otros a ambos. Entre los
factores de riesgo de ambas, violencia de pareja y violencia sexual, se
encuentran los siguientes:
· un bajo nivel de
instrucción (autores de violencia sexual y víctimas de violencia sexual);
· la exposición al maltrato
infantil (autores y víctimas);
· la experiencia de violencia
familiar (autores y víctimas);
· el trastorno de
personalidad antisocial (autores);
· el uso nocivo del alcohol
(autores y víctimas);
· el hecho de tener muchas
parejas o de inspirar sospechas de infidelidad en la pareja (autores);
· las actitudes de aceptación
de la violencia (autores y víctimas).
Entre
los factores asociados específicamente a la violencia de pareja cabe citar:
· los antecedentes de
violencia (autores y víctimas);
· la discordia e
insatisfacción marital (autores y víctimas).
· las dificultades de
comunicación entre los miembros de la pareja.
Y
entre los factores asociados específicamente a la violencia sexual destacan:
· la creencia en el honor de
la familia y la pureza sexual;
· las ideologías que
consagran los privilegios sexuales del hombre; y
· la levedad de las sanciones
legales contra los actos de violencia sexual.
La
desigualdad de la mujer con respecto al hombre y el uso normativo de la
violencia para resolver los conflictos están estrechamente asociados tanto a la
violencia de pareja como a la violencia sexual ejercida por cualquier persona.
Consecuencias
para la salud
La violencia de pareja y la
violencia sexual producen a las víctimas supervivientes y a sus hijos graves
problemas físicos, psicológicos, sexuales y reproductivos a corto y a largo
plazo, y tienen un elevado costo económico y social.
·
La violencia contra la mujer puede tener consecuencias
mortales, como el homicidio o el suicidio.
·
Asimismo, puede producir lesiones, y el 42% de las
mujeres víctimas de violencia de pareja refieren alguna lesión a consecuencia
de dicha violencia.
·
La violencia de pareja y la violencia sexual pueden
ocasionar embarazos no deseados, abortos provocados, problemas ginecológicos, e
infecciones de transmisión sexual, entre ellas la infección por VIH. El
análisis de 2013 reveló que las mujeres que han sufrido maltratos físicos o
abusos sexuales a manos de su pareja tienen una probabilidad 1,5 veces mayor de
padecer infecciones de transmisión sexual, incluida la infección por VIH en
algunas regiones, en comparación con las mujeres que no habían sufrido
violencia de pareja. Por otra parte, también tienen el doble de probabilidades
de sufrir abortos.
·
La violencia en la pareja durante el embarazo también
aumenta la probabilidad de aborto involuntario, muerte fetal, parto prematuro y
bebés con bajo peso al nacer.
·
La violencia contra la mujer puede ser causa de
depresión, trastorno de estrés postraumático y otros trastornos de ansiedad,
insomnio, trastornos alimentarios e intento de suicidio. Las mujeres que han
sufrido violencia de pareja tienen casi el doble de probabilidades de padecer
depresión y problemas con la bebida. El riesgo es aún mayor en las que han
sufrido violencia sexual por terceros.
·
Entre los efectos en la salud física se encuentran las
cefaleas, lumbalgias, dolores abdominales, fibromialgia, trastornos
gastrointestinales, limitaciones de la movilidad y mala salud general.
·
La violencia sexual, sobre todo en la infancia,
también puede incrementar el consumo de tabaco, alcohol y drogas, así como las
prácticas sexuales de riesgo en fases posteriores de la vida. Asimismo, se
asocia a la comisión (en el hombre) y el padecimiento (en la mujer) de actos de
violencia.
Repercusión
en los niños
·
Los niños que crecen en familias en las que hay
violencia pueden sufrir diversos trastornos conductuales y emocionales. Estos
trastornos pueden asociarse también a la comisión o el padecimiento de actos de
violencia en fases posteriores de su vida.
·
La violencia de pareja también se ha asociado a
mayores tasas de mortalidad y morbilidad en los menores de 5 años (por ejemplo,
por enfermedades diarreicas y malnutrición).
Costos sociales y económicos
Los costos sociales y
económicos de este problema son enormes y repercuten en toda la sociedad. Las
mujeres pueden llegar a encontrarse aisladas e incapacitadas para trabajar,
perder su sueldo, dejar de participar en actividades cotidianas y ver menguadas
sus fuerzas para cuidar de sí mismas y de sus hijos.
Prevención
y respuesta
Hay cada vez más estudios bien
diseñados sobre la eficacia de los programas de prevención y respuesta. Son
necesarios más recursos para reforzar la prevención y la respuesta a la
violencia de pareja y la violencia sexual, en particular la prevención
primaria, es decir, impedir que llegue a producirse.
Respecto a la prevención
primaria, hay algunos datos correspondientes a países de ingresos altos que
sugieren que los programas escolares de prevención de la violencia en las
relaciones de noviazgo son eficaces. No obstante, todavía no se ha evaluado su
posible eficacia en entornos con recursos escasos.
Otras estrategias de prevención
primaria que se han revelado prometedoras, pero deberían ser evaluadas más a
fondo son por ejemplo las que combinan la emancipación económica de la mujer
con la formación en materia de igualdad de género, las que fomentan la comunicación
y las relaciones interpersonales dentro de la comunidad, las que reducen el
acceso al alcohol y su uso nocivo, y las que tratan de cambiar las normas
culturales en materia de género.
Para propiciar cambios
duraderos, es importante que se promulguen leyes y se formulen políticas que:
·
protejan a la mujer;
·
combatan la discriminación de la mujer;
·
fomenten la igualdad de género; y
·
ayuden a adoptar normas culturales más pacíficas.
Una respuesta adecuada del
sector de la salud puede ser de gran ayuda para la prevención de la violencia
contra la mujer y la respuesta consiguiente. La sensibilización y la formación
de los prestadores de servicios de salud y de otro tipo constituyen por tanto
otra estrategia importante. Para abordar de forma integral las consecuencias de
la violencia y las necesidades de las víctimas y supervivientes se requiere una
respuesta multisectorial.
Respuesta de la OMS
En
colaboración con asociados, la OMS:
· Reúne datos científicos
sobre la magnitud y la naturaleza de la violencia contra la mujer en diferentes
entornos, y apoya los esfuerzos desplegados por los países para documentar y
cuantificar dicha violencia y sus consecuencias, en particular mejorando los
métodos para cuantificar la violencia contra la mujer en el contexto del
seguimiento de los Objetivos de Desarrollo Sostenible. Esto es fundamental para
comprender la magnitud y la naturaleza del problema a nivel mundial.
· Refuerza las
investigaciones y la capacidad de investigación tendentes a evaluar las
intervenciones con que se afronta la violencia de pareja.
· Investiga las
intervenciones en el sector de la salud eficaces para hacer frente a la
violencia contra las mujeres.
· Elabora orientaciones
técnicas basadas en datos científicos sobre la prevención de la violencia de pareja
y la violencia sexual, y fortalece las respuestas del sector de la salud a ese
fenómeno.
· Difunde información y apoya
los esfuerzos nacionales tendentes a impulsar la salud y los derechos de las
mujeres y a prevenir la violencia de pareja y la violencia sexual contra la
mujer y a darle respuesta;
· Apoya a los países para
reforzar la respuesta del sector de la salud a la violencia contra las mujeres,
incluida la aplicación de las herramientas y las directrices de la OMS.
· Colabora con organismos y
organizaciones internacionales para reducir y eliminar la violencia en todo el
mundo.
COMENTARIOS DE PERSONAS ENCUESTADAS.
1.- Cualquier tipo de violencia en
contra de alguna persona considero que no es bueno, y lo que sí sería bueno es
que, así como se castiga al hombre que maltrata a la mujer, en sus diferentes
modalidades, creo que también debería de funcionar para las mujeres que por
ejemplo no dejan que los padres convivan con sus hijos. Y estamos hablando no
sólo violencia para los hombres sino también para los hijos. Deberían de
quitarles la guarda y custodia por tal motivo. Pero claro a nuestras
autoridades no les interesa esa situación.
2.- La violencia de género es un
problema evidente ante las distintas sociedades. Pero lo que nadie se da cuenta
es que no solo hay violencia contra las mujeres, es decir, el caso de las
mujeres es mucho más frecuente escuchar, pero también existen mujeres que
maltratan hombres, pero nunca sale a la luz.
En mi opinión tanto los hombres como las mujeres debemos tratarnos por igual, porque muchos hombres siempre dicen que las mujeres simplemente son para estar en la casina y punto, pero no es así y hay casos que es al revés
En mi opinión tanto los hombres como las mujeres debemos tratarnos por igual, porque muchos hombres siempre dicen que las mujeres simplemente son para estar en la casina y punto, pero no es así y hay casos que es al revés
3.- Pienso que la violencia de género es lo
peor que puede haber, porque si nos damos cuenta, todos somos personas y
debemos tratarnos por igual, aunque nos cabreemos con las respectivas parejas.
Actualmente hay muchos casos de maltrato, tanto psicológico como psíquico y yo
creo que se podría arreglar buscando soluciones o controlando más los impulsos cuando
tienes ganas de pegar o de insultar gravemente a tu pareja.
Cada vez se detectan más casos de mujeres muertas por su parejas o ex parejas. Las mujeres hemos crecido y debemos hacernos respetar, que por eso hemos llegado donde estamos y tenemos la libertad de decir lo que no gusta.
No digo que no haya mujeres que no maltraten a los hombres, pero siempre que oímos violencia de género lo relacionamos con las mujeres...
En conclusión, creo que esto debería de acabar porque estamos en el siglo XXI y creo que somos suficientemente listos para dejar a parte el maltrato, ya que eso perjudica a una persona que quizá anteriormente has querido...
Cada vez se detectan más casos de mujeres muertas por su parejas o ex parejas. Las mujeres hemos crecido y debemos hacernos respetar, que por eso hemos llegado donde estamos y tenemos la libertad de decir lo que no gusta.
No digo que no haya mujeres que no maltraten a los hombres, pero siempre que oímos violencia de género lo relacionamos con las mujeres...
En conclusión, creo que esto debería de acabar porque estamos en el siglo XXI y creo que somos suficientemente listos para dejar a parte el maltrato, ya que eso perjudica a una persona que quizá anteriormente has querido...
4.- Es violencia común, empieza con
tonterías muchas veces, pasa a insultos y se transforma en agresión física y se
impone el más fuerte y entonces el perdedor, independientemente de cuanto haya
provocado la agresión, reclama y generalmente por lucir más débil, atrae la
simpatía general.
Si hay diferencia de sexos la llaman como indicas, pero es violencia común, el proceso es similar en todos los casos.
La violencia que se da del hombre hacia la mujer, sólo por ser esta mujer y más débil, es realmente escasa y tiene que ver con la tradición (no la estoy justificando), el bajo nivel cultural y la aceptación generalizada del hecho en el entorno social donde se da.
Si hay diferencia de sexos la llaman como indicas, pero es violencia común, el proceso es similar en todos los casos.
La violencia que se da del hombre hacia la mujer, sólo por ser esta mujer y más débil, es realmente escasa y tiene que ver con la tradición (no la estoy justificando), el bajo nivel cultural y la aceptación generalizada del hecho en el entorno social donde se da.
5.- En mi opinión no
se trata de igualdad sino de libertad, es decir, no todos los casos de
violencia de genero son por porque el hombre o la mujer se hayan sentido o se
sientan superiores o inferiores al otro, también pueden venir precedidos por
una causa tan común como las que provocan altercados entre dos hombres o dos
mujeres. por esto digo que trata de libertad y de no interferir en la de los
otros, pues cuando esto sucede, se producen actos como los que he mencionado
anteriormente.
La
Violencia contra la Mujer es ciertamente un Problema de Salud Pública puesto
que los índices de ocurrencia de tales hechos son alarmantes, aunado a la
naturalización y minimización de tales actitudes y aptitudes que no permiten
visibilizar adecuadamente la violación sistemática de estos derechos.
Se requiere, a
través de programas de atención, sensibilizar sobre estos temas a la
colectividad para así incorporar los lentes de género y podamos con dicha perspectiva
realizar el análisis correcto de equidad e igualdad a cada situación que se
presente en nuestras vidas, que nos conceda las herramientas para prevenir,
atender y erradicar los patrones socioculturales que propugnan las relaciones
desiguales de poder entre hombres y mujeres.
Se utiliza como
ejemplo: el uso de los lentes 3D para ver películas 3D, al no utilizar estos
lentes se observa la película distorsionada, bien, eso ocurre al no utilizar
los lentes de género, no identificas el machismo y el patriarcado lo que en
consecuencia genera la violencia en contra de la mujer, la minimizas e incluso
incurres en dicha violencia.
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