domingo, 2 de septiembre de 2018

Falacias


 Falacias y evitar las falacias
Para enfrentar las falacias, podemos tomar en cuenta las siguientes indicaciones que describiremos paso a paso, mostrando el camino procedimental para desarrollar la habilidad lógica aplicada con que contrarrestarlas.
1. Si en términos generales las falacias son argumentos inválidos o incorrectos pero que parecen válidos y correctos; debemos primero tratar de reconocer o identificar el argumento. Formado éste por premisas y conclusión se verá evidenciado la mayor de las veces por palabras de enlace entre esos elementos. Debemos buscar en el lenguaje escrito u oral esos indicadores que nos señalan algún argumento; sean premisas y conclusión hay que poner atención en alguno de los siguientes indicadores: en consecuencia, Porlo tanto, cuando inferimos, luego, por lo cual
2. Debemos comprender en qué consiste el error lógico de las argumentaciones falaces. Cuál es la falla que las hace inválidas: la mala, irrelevante, no pertinente o nula relación de implicación inferencial entre las premisas y la conclusión, como en las falacias de atinencia; los inadecuados usos del lenguaje como son en las falacias de ambigüedad; algún esquema de estructuración ya probado como inválido, caso es en las falacias formales.
3. Las falacias sin embargo nos parecen "buenos argumentos". En este punto hay que buscar qué elemento extraño se ha puesto en lugar de dar razones.
4. Con las falacias informales de atinencia, por ejemplo, basta con mostrar esa falla o falta de implicación, a través de develar o establecer qué tipo de premisas presenta (la fuerza, la autoridad, la ignorancia, causas falsas, equívocos, emociones como la piedad, el temor o miedo u otros sentimientos), en lugar de dar razones para hacer valer la conclusión.
5. Específicamente con las falacias de ambigüedades, en las que un mal uso del lenguaje lleva a la ambigüedad y hace irrelevantes o la conclusión y las premisas, hay que poner atención en definir y clarificar los conceptos que intervienen en el argumento y que se están manejando con varios sentidos; o bien delimitar el sentido de una proposición para evitar confusiones y ambigüedades.
Evitar las falacias
• Las falacias parecen argumentaciones válidas debido a que tienen una estructura premisas-conclusión, que nos hace suponer que existe relación entre ellas. Este es el elemento persuasivo, pero en una falacia, no hay una relación, ni necesaria, ni de implicación, entre las premisas y su conclusión.
• Puesto que no siempre argumentamos correctamente, es menester reconocer los diversos factores externos o circunstanciales en que se da nuestra argumentación; así como los factores internos o lógicos de su desarrollo.
• El reconocimiento de las características de las falacias y sus diferentes tipos nos dotan de elementos para combatirlas.
• Aplicar nuestros conocimientos lógicos con prudencia y autodominio, nos permitirá desarrollar las habilidades lógicas aplicadas en la argumentación.
Una falacia es un razonamiento no valido o incorrecto, pero con apariencia de verdadero o absoluto. Es un razonamiento engañoso o erróneo (falaz), pero que pretende ser convincente o persuasivo. Todas las falacias son razonamiento que vulneran algunas reglas lógicas. Así, por ejemplo, se argumenta de una manera falaz cuando en vez de presentar razones adecuadas en contra de la posición que defiende una persona, se la ataca y desacredita: se va contra la persona sin rebatir lo que dice o afirma.
No debemos confundir validez y verdad, como ya hemos visto y las falacias se caracterizan porque algo falla en el razonamiento mismo, es decir, o falla la forma y falla el contenido o significado la materia de los argumentos supuestamente lógicos o válidos. Así son algunos casos el problema es la ambigüedad de algunos términos, que nos permitía utilizarlos con dos sentidos distintos en distintas premisas, con lo que al final llegábamos a una conclusión disparatada. Otras veces, en cambio, lo que están mal son las premisas (partimos de premisas falsas que nos parecen verdaderas). Finalmente, hay veces en que lo que está mal es la relación misma entre las premisas (que no es lógica). 

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