Felicidad.
O estabilidad.
En otras palabras orden.
Eso busca la raza humana,
cada individuo, toda sociedad. O casi todos según sus visiones.
Logros y preocupaciones,
problemas, costumbres, hábitos, acciones, labores.
Esto es lo que se encuentra
en el camino para conseguir la felicidad, donde pareciera que no lo hacen con
esa intención pero, intervienen precursores que pueden llamarse como quieran
por ejemplo servidores públicos colaborando y diseñando sin mucho esfuerzo la
verdad, con grandes herramientas como lo es la tecnología, es que emprenden tan
grande tarea. Como tan conveniente sea el beneficio, de la misma talla será la
disposición.
Este libro, ofrece una trama donde se queman los
libros.
Las cosas están al revés.
Situada en un tiempo en el que se prohíbe
leer. Conservar libros. Hablar de lo que hablan los libros.
Es una ficción, descabellada. Una completa
irrealidad…
¿Por qué leer?
¿Para qué preocuparse? ¿Por qué leer a personas y sus ideas cuando éstas
ya no existen?
¿Pensar? ¿Para qué?
¡No!
Eso trae problemas,
obviamente el gobierno se ve amenazado. Y el gobierno después de todo no es tan
soberbio, aparte de sus beneficios también tiene la intención de satisfacer
nuestras necesidades y hasta cuidarnos de inquietudes y emociones “literarias”
exprimiendo todo conocimiento obsoleto, pues todo ya se dio, y lo mejor llegó
con la tecnología, todo más rápido, todo al instante, sin trabajo, se aportó lo
que se tenía que aportar y eso lo supieron aprovechar muy bien en ese gobierno.
Los folletos o revistas son
únicamente permitidos si los encuentran apropiados para el público, la
sociedad, según el sistema gubernamental, absolutamente todo era apropiado o no
apropiado, permitido y no permitido según lo designara los servidores públicos
al fin y al cabo la vida era muy sencilla, se basaba en tener mucho tiempo
libre después de las labores, en las noches no se hacía nada más que ver las
pantallas donde podían interactuar con los amigos, familiares, vecinos. Pero
nada de libros, la sociedad abastecida de tecnología, sin tantas obligaciones, solo
una importante que era obedecer la ley, con eso era suficiente para vivir en
armonía.
La única pregunta general es
¿qué tan lejos estamos de una realidad así?
¿Nos afectaría en lo
emocional? ¿Nos sentiríamos afectados por dicha forma de vida? O ¿estaríamos
muy tranquilos?
“Pensemos”, o “imaginemos”,
(estas dos acciones dentro de FAHRENHEIT, son mal vistas, lo bueno es que solo
es una novela, de lo contario ya estaríamos arrestados)
Para leer, se necesitan
escritos, textos, libros; ¿de dónde pues, se consigue dichos artículos?
De las mentes, de personas
pensantes, hablamos de calidad, textura de información como dijera el viejo ex
profesor Faber.
Si está prohibido leer… ¿qué
pasa con las personas letradas, con el hambre de aprendizaje, el deseo de
conocer, investigar, la educación?
¿Qué tipo de sociedad aceptaría
tal cosa?
Un gobierno con tal sociedad
tan pasiva estaría tan cómodo, sin preocupaciones, solo implementaría reglas o
códigos de seguridad para que de esa forma la vida siga sin dificultades.
Entonces encontramos,
educación, y sociedad, en esta novela el planteamiento de dicho regir está en
la felicidad, y pensar no sirve de nada exceptuando en que trae a quien se
revele, problemas y castigo.
La historia se desarrolla en
un futuro donde como ya se dijo, leer libros está prohibido por la ley.
Para evitar que la gente lea
libros, el gobierno ordena quemar las casas de aquellos que conserven alguno.
En esta sociedad los bomberos son quienes generan los incendios.
Nuestro personaje principal,
Guy Montag.
Montag era un hombre que
había sido bombero desde que tenía 20 años y que tenía una vida tranquila, era
parte de la sociedad idiotizada por el gobierno. La televisión tenía controlada
a la gente, les impedía pensar, les había quitado toda habilidad de razonar. Montag
era así, vivía creyendo que su vida era normal y que, quemar libros le daba la
felicidad que necesitaba.
Un día conoció a Clarisse
McClellan, una muchacha que tenía una visión diferente del mundo, ella sabía
que algo no estaba bien con los demás, esto hacia que todos pensaran que de
alguna forma estaba loca. A Montag también le pareció extraña aquella muchacha,
nunca nadie le había hecho tantas preguntas que lo hicieran pensar en algo más
que su vida rutinaria y en quemar libros, ella parecía saber tantas cosas. Poco
a poco, con la ayuda de Clarisse, Montag se fue dando cuenta que su vida era
una fantasía, que podían haber cosas más allá de lo que su estilo de vida le
permitía imaginar, Montag empezaba a dudar.
La influencia de Clarisse
duró muy poco, pues eran muchos los días en que la dejó de ver cuando se enteró
por Mildred que la chica había sido arrollada por un automóvil y su familia se
exilió de la presión del gobierno represor.
En una ocasión Montag se
dirigió a provocar un incendio, habían encontrado un libro en la casa de la
señora Blake, tenían que quemar la casa. La señora se resistía a salir de su
hogar, prefería quemarse con la casa a abandonar sus libros, esto le sorprendió
a Montag. ¿Qué podía haber en aquellos libros que provocaba cosas como esta?
–pensaba-. Al empezar a quemar la casa de la señora Blake, accidentalmente, un
libro cayó en las manos de Montag y este lo oculto adentro de su ropa,
llevándoselo hasta su casa. Para él, las cosas ya no tenían tanto sentido
ahora, siempre le habían dicho que los libros eran una amenaza y que provocaban
guerras. Esto hizo que Montag quisiera dejar temporalmente su trabajo.
Beatty quien era su jefe fue
a visitarlo para ver cómo se encontraba, parecía que sabía lo que Montag
escondía. Platicaron de la salud de Montag y después Beatty se marchó.
Montag le habló a Mildred,
su esposa, tenía que contarle lo que había hecho, Mildred se acercó y fueron
juntos hasta donde tenía los libros, sacó uno, luego otro y otro y otro...
Mildred no quería creer lo
que veía, ella estaba convencida de todo lo que le habían dicho acerca de los
libros. Trató de convencer a Montag de quemarlos y éste, al mismo tiempo, la
estaba convenciendo de leerlos. No puede ser tan malo lo que hay en estos
libros –decía Montag-. De alguna forma convenció a Mildred de no decir nada. No
había con quien recurrir y en ese momento Montag se acordó de Faber, alguien
que había conocido anteriormente, era un viejo ex profesor de alguna
universidad, y pensó que este podría ayudarlo a entender lo que estaba escrito
en aquellos libros.
Fue a la casa de Faber, este
con mucho miedo lo recibió después de algunos minutos. Le contó lo que había
hecho y le pidió ayuda para poder enfrentar a Beatty porque solo no sabría que
decirle a su jefe. Faber le dio un radio-caracol y así se podrían comunicar
entre ellos.
Montag se fue a su casa, en
donde Mildred estaba cenando con la señora Phelps y la señora Bowles. La
conversación de aquellas señoras iba de lo banal a lo vació, Montag escuchaba
con incredulidad todo lo que se decía ahí, Montag no pudo contenerse al
escuchar tantas cosas sin sentido y se dejo llevar por la ira que sentía en ese
momento, saco uno de los libros que tenia escondidos y se los enseño a las
señoras, tratando tal vez de demostrables lo inútil que era su existencia y que
en aquellos libros podrían tener la respuesta. Las mujeres sorprendidas por lo
que veían, no pudieron evitar que Montag leyera una poesía de aquel libro.
Mildred tratando de encubrir a su esposo trato de hacerles creer a las mujeres
que aquello fue una broma, que a los bomberos les estaba permitido llevarse
alguna vez un libro para jugarle alguna broma a su familia o amigos, después de
eso las mujeres se retiraron del lugar.
Montag regresó a su trabajo
tratando de ocultar lo que había hecho. Llegó a la estación donde se
encontraban Beatty y sus compañeros de trabajo. La alarma sonó, era hora de ir
a provocar otro incendio. Llegaron al lugar. Montag estaba sorprendido, era su
casa la que tenían que quemar esta vez. Mildred y las señoras a las que les
leyó poesía habían delatado a Montag.
Beatty con una cara de
satisfacción le ordenó a Montag que quemara la casa, quería disfrutar cómo
Montag quemaba su propia casa. Entonces Beatty apretó el encendedor y miro
fascinado la llama que quemaba la casa. Todo esto provocó que Montag en un
descuido de Beatty le prendiera fuego. Montag era ahora un fugitivo, había
matado a Beatty.
Faber le dijo que podía
escaparse por el río y luego por las vías del tren y que ahí podía encontrar a
otros como él. Así lo hizo Montag, emprendió la huida, mientras tanto los
helicópteros rondaban la ciudad, buscándolo. Montag pudo llegar hasta el río,
siguió las vías del tren y se encontró a las personas que le había comentado
Faber, algunos eran ex profesores de Harvard, otros de Cambridge y unos más al
igual que el eran ex bomberos.
Lo recibieron como si lo
estuvieran esperando, le dijeron que estaba a salvo ahora, ellos también habían
seguido toda la persecución, la cual había televisado el gobierno, Montag se
les había escapado, pero estos al no querer reconocerlo, le hicieron creer al
publico que lo habían encontrado y tomaron como víctima a alguien
que había salido a caminar en la noche, tal vez producto de insomnio o solo
diversión, esto le costó la vida.
Montag ya en las colinas,
podía al fin platicar con otros como él, personas que eran como bibliotecas
andantes, se habían aprendido libros completos, y después los habían desechado,
todo esto para que no tuvieran de qué culparlos.
Mientras tanto la guerra
comenzó y terminó en un instante en la ciudad….
O ¿no?
No hay comentarios:
Publicar un comentario