Introducción
El
desencanto es un fenómeno complejo, que tiene entrelazados a todos los
elementos de la realidad social. Que se deja ver con toda su fuerza en una sociedad o que puede ser una ligera niebla que se extiende a
través del tiempo. Es un fenómeno que salta de lugar a lugar, período en
período. Pueden tener secuelas que
podrían causar de nuevo su crecimiento,
uno espontaneo, o guardar silencio,
acechando. Alcanza a ser engañosa prometiéndonos cambios a bien, pero al final,
su verdadero rostro se muestra; la perdida de las bases en la que esta asentada
la sociedad, la sensación de que se pierde el sentido de la moral, que se sigue un camino que esta destinado a un acantilado de destrucción
e ignorancia. No hay sentido y el hombre se
a convertido en animal o en
producto de consumo, todo es corrupto, podrido o esta por ahogarse en la obscuridad. Todo se ha hecho mal y solamente queda la
decadencia como mansión en la que todos perecernos. Percepción de generaciones pasadas, presentes
y nuevas, percepción que puede ser arrojada como pesimista y falsa o como una alarmante verdad que nos deja
horribles sueños
Todo
esto es la descripción del desencanto que se dio en el arte que engendró tal
fenómeno. El malestar de poetas, escritores, pintores, escultores, músicos,
cineastas. Su herencia fue la destrucción de las bases del arte, representado
un verdadero espejo de la realidad, en la que se iniciaba nuevos estilos con el
propósito de ya no expresar ideas, para ahora, expresar emociones; emociones
llenas de confusión, de ira, decepción, de búsqueda de una nuevo lenguaje y una
nueva realidad. El arte es le mejor forma de ver la enfermedad, de ver el psique
y comprender a toda una sociedad.
Pero
el presente ensayo no se intimara con la
destrucción, la pérdida ni el quebranto que ha causado el desencanto. Va ser una firme interpretación de la expresión:
no hay báculo que tenga un sólo extremo. En la que se mirara al desencanto como
arma de doble filo, que su fin no se delimita en la corrupción de bases, sino,
en revoluciones que busca el fin del mal en la sociedad. Que incluso en el se
puede ver la prosperidad de nuevas creaciones y descubrimientos. Y ver
como el desencanto logró, de
forma indirecta o no, la creación
de una nueva rama de las ciencias: la
Sociología.
Se
trata de un intento de una reinterpretación del desencanto desde una
perspectiva histórico-social, en la que enlaza su origen con la creación de la
sociología a través de Auguste Comte.
Para dar a demostrar que el desencanto puede actuar indirectamente para el bien
de la sociedad, siempre y cuando el individuo tenga la conciencia de que a
pesar de todo la podredumbre se puede lograr un cambio y una regeneración.
Primera
definición.
Max
Weber, a través de su pensamiento, logra dar el primer paso para la definición
del desencanto. El consigue observar que
la modernización occidental se estaba basando en un proceso de desaliento que afectaba a las organizaciones religiosas.
La modernidad exigía al individuo el sacrificio de la fe, el hombre tenia que
ser profano, antirreligioso y desvincularse de lo sagrado. En cambio tenía que
inclinarse por la razón, la lógica y el progreso de la ciencia. Se trataba de una renovación, una ruptura
con el pasado o, lo que podría llamarse,
una brecha generacional, lo que
proporcionaba esa noción de crisis.
Llegando hacer nuevas generaciones se
sentían totalmente apartadas por una gran grieta en el suelo,
desechando como inconveniente o
anacrónico todo lo que venia del otro lado, de sus antepasados.
El
desencanto, según la definición de Weber,
pudo haber provocado el nacimiento de la sociología a través de Auguste
Comte, pues en su personalidad se presentaba un claro rechazo a la religión,
una inclinación a una actitud
científica, su disgusto por el orden social establecido y, con ello, el deseo
de una reorganización intelectual, moral y religiosa. Ellos eran claros
síntomas de un desencanto, de esa noción de crisis.
De
hecho, se puede reforzar este
pensamiento con la idea de que el desencanto pudo haber actuado mucho antes del
año de nacimiento de Comte, digamos entre los siglos XVII y XVIII,
específicamente en Europa. En los siglos
que siete pensadores: Diderot, Kant, Locke, Descartes, Newton, Thomas Jefferson
y Voltaire, representaron los líderes en
las tendencias de pensamiento que
serian embanderadas con el nombre de la Ilustración o Siglo de las Luces. Ellos estaban convencidos que la ignorancia, representada como la obscuridad, serian iluminadas por la razón, la ciencia y
el respeto a la humanidad. Se buscaba el fin del pensamiento romántico y el
triunfo de lo científico y la razón
práctica. Además, el hecho de que en éste
mismo periodo se estaba
acrecentando la tendencia a un rechazo a las religiones, principalmente la católica, ya que las situaban como la esclavizadoras de la inteligencia en el
pasado, aunque algunos de ellos no rechazó en su totalidad a la religión. Estos
últimos decidieron formarse en una la línea
llamada deísmo, una filosofía religiosa basada en lo racional, que a
través del tiempo se desplego en dos ramas: el modernismo y el unitarismo. La primera, consideraba algunos dogmas
religiosos más bien como simbolismos, el segundo, negaban la divinidad de la Santa Trinidad y
la de Jesús.
Ahora
podemos agregarle a la definición de
Weber un fuerte vínculo con la Ilustración, es decir, se trataba desde
un principio de una búsqueda del
progreso, asentado en la ciencia y la razón, que llevo a rechazar o modificar las creencias religiosas. Se trataba del sacrificio
o, mejor dicho, de un intercambio de la
fe en la religión por la fe en la
ciencia.
Ahora,
al observar con cuidado la personalidad
de Comte, se puede llegar a concluir que el fue realmente un ilustrado, pues
compartía los mismos ideales de éste periodo. Pero hay otros elementos que
formaron las características esenciales de su pensamiento, elementos de
desencanto que actuaron directa o indirectamente, consiente o
inconscientemente.
La
esencia que se percibía de la Ilustración era de anhelo en el perfeccionamiento de la ciencia y visión de conseguir la utopía,
objetivos que dieron dirección
hacia un nuevo cambio, la Revolución
industrial. Revolución que es considerada como uno de los fenómenos
económicos más importantes de la civilización. Sus consecuencias fueron
cambios radicales para la vida laboral y familiar.
En ella se notó un gran
incremento en el poder del Estado, esencialmente en lo militar. Las
economías aun basadas en la agricultura
fueron consumidas por una explotación creciente de un capitalismo codicioso,
creando una desigualdad que todavía persiste en nuestro tiempo. Empezaban a sobresalir las imágenes de niños explotados laboralmente, menores que
trabajaban hasta más de 16 horas diarias y bajo condiciones peligrosas. Mientras las maquinas compartían el paisaje con los hombres y la recién inventada locomotora de Richard Trevithick se transformaba en el icono de progreso. Los individuos empezaban a percibir un ambiente nuevo, totalmente desconocido hasta
entonces.
Esencialmente
el nacimiento de las grandes ciudades, causadas por la prosperidad que ofrecía
las industrias, el cambio social, de la
vida íntima del individuo, fue
suficiente para tener sospechas
del verdadero beneficio de la civilización, hija de la modernización
occidental. Estas sospechas también fueron parte de las bases para la creación
de la sociología, ya que ante tales cambios era inevitable pensar en la
sociedad como un tema polémico de conversación, para después convertirla en foco de atención para el estudio.
Pero también
las estimulaciones para estimular a Comte a fundar la física social, como fue llamada en un
principio a la sociología, tenían que ver con otro hecho que también
fue consecuencia directa o indirectamente del
desencanto. Estamos hablando de La
Revolución Francesa.
A pesar de que
logró triunfar con la “Declaración
de los Derechos del Hombre”; (que al final no fueron tan completos,
igualitarios y democráticos como se piensa en realidad) que había dejado un aire
de sentido liberal y progresista que había de impulsar a
Comte a pensar que regresar a un pasado
nostálgico no debía y ni podía suceder.
En cambio de todo ello había dejado un
sabor de boca de crisis, sabor de
destrucción de las bases y las
estructuras en las que antes estaba edificada
la existencia colectiva, en resumen, no
existía una unidad social como tal.
Para
enfrentarse a ello se tenía que preparar
una reorganización basada en los conocimientos
de la sociología positiva, para instalar nuevas bases y formas de vida
social, para lograr de esta forma insertar un pensamiento que llevaría a una unidad social. Se tenía que conocer las leyes, leyes fijas
como las de la ciencia, que establecían
el comportamiento de la sociedad, para lograr una intervención en la realidad
colectiva y así lograr una reorganización intelectual. Se necesitaba una religión positiva, pues la religión tenía el poder de unir y
regular las voluntades. Comte imaginó
una religión en la que Dios era suplantado por La Humanidad, “El Gran Ser”, donde habría santos
positivos que demostraban sus servicios a la humanidad, una religión basada en
la ética, el altruismo y la solidaridad.
A
pesar de su excentricidad de su
pensamiento, se trataba de un claro
intento de poder sofocar el desencanto
que invadía el pensamiento de sus contemporáneos, el pensamiento que venia
desde muy atrás y que se habían
desarrollado en una consumación: la
razón frente a la fe. Pensamientos que llevo a Comte a establecer la Ley de los Tres Estados, a
proclamarse padre de la sociología y filosofía positiva, a reivindicar un cambio
político, intelectual y religioso. Comte simbolizó, de cierta manera, la
suma de la primera fase del
desencanto social, el desencanto religioso.
Pueda
que al encontrarnos con la idea de que el progreso, basada en la Ley de los
Tres Estados, en la que llegaría como destino de la humanidad ,de
innegable e irrefutable manera, no
podría tener lugar el desencanto y sus
síntomas sobre lo decepcionante que es la realidad. Pero para Aguaste Comte,
que estaba rodeado de este ambiente y que de manera inconsciente lo estaba
asfixiando, la solución era meramente una resolución total, de todo aquellos
que ya no serbia y realzar todo lo que un sigue vivo.
Aun
el desencanto siguió su camino y se detuvo a esperar. El malestar del padre de
la sociología es un síntoma que se repite en individuos o en sociedades y en filosofías.
Nos deja es mal sabor de luchar con una
bestia que solamente ven unos pocos, una que se
torna a diferentes formas y se vuelve inmune a cada intento de
defendernos de ella. Pero al final es derrotada con las a sañas del hombre por encontrar un mundo mejor, no
es enemigo invencible, solamente lo parece porque su vida es mas larga que la
del hombre, su debilidad se encuentra en la cooperación de las generaciones. En
ellas esta la voluntad de aferrarse o de rendirse, de encontrar respuestas y
soluciones o estar afligidos en su dolor.
Este es el mensaje que deja Auguste Comte al no aceptar su alrededor
melancólico, resultado de una revolución, nos dice en sus actos que no hay
camino de regreso, no hay descenso a los
orígenes, hay búsqueda de la mejora, de ir
siempre hacia adelante, en acenso.
Bibliografía
Berlin,
I. (1983). Contra la corriente, ensayos sobre la historia de las ideas.
Alemania : Fondo de Ciltura Económica .
Muñozledo, B. A. (1976). Historia Moderna Contemporánea.
México, D.F.: Porrua .
Rosas, A. (2011). Un mundo próspero . Quo, historia
mundial , 112.
Siches, L. R. (2002). Tratado general de sociología .
México : Porrúa .
No hay comentarios:
Publicar un comentario