¿Cuál es
la
relación entre el capitalismo y la religión católica- cristiana?
Ahora bien, si existe tal relación o no, nos convendrá observar con
atención sus huellas, pero si seguimos insistiendo en tapar nuestros
ojos ante categorías lógicas que explican y rigen nuestras vidas
cotidianas y hasta académicas, entonces podríamos decir que
estamos muertos con vida y hemos estado construyendo castillos sobre
arena movedizas, no obstante es pertinente comenzar con el
cuestionamiento que nos otorga Rozitchner - “¿Quién podría
negarlo? -Sólo decimos que si bien ahora, posmodernos, la vida de
cada sujeto se organiza distanciada ya de las regulaciones y de los
temores antiguos, de sus jerarquías y fantasmas, sin embargo la
imagen de ese rebelde crucificado a muerte permanece organizando la
subjetividad en Occidente. Aún en crisis , quizás por eso mismo,
el cristianismo está unido indisolublemente al capitalismo.
“(Rozitchner, 2001:12). Cómo osaríamos en negar que tanto el
capitalismo y el soporte fantasmático obsceno de la religión
católica no sigue instalado en nuestras prácticas diarias y en
nuestro inconsciente; no es un ningún misterio que estas ideologías
que aparentemente no inciden en nuestras realidades actuales (Lo
vienen afirmando las corrientes posmodernas y posestructuralistas
señalando, que éstas, ya están firmando su acta de defunción) se
hayan erradicado, podemos ver sus señales dentro de nuestra inmunda
existencia humana. Todos los días abandonamos nuestras casas para
servirle a un sistema que nos explota, nos absorbe con ocho horas o
más de nuestro tiempo de vida, recibiendo a cambio un violento
salario mínimo de sesenta y siente pesos con veintinueve centavos,
en donde probablemente la institución en la que estamos (lugar de
trabajo) está de polo a polo y requerimos gastar en cinco camiones
diarios con un costo en el boleto de siete pesos (casi la mitad de
nuestro sueldo) Sin embargo nuestra “voluntad” no se debilita,
porque con un significativo ritual (una
bendición
estrechada en todo nuestro cuerpo simulando a un Cristo Crucificado
junto con una plegaria intensa de que éste proveerá como todo ese
sacrificio y martirio es por su amor) seguimos legitimando
técnicamente el modo operandi del capitalismo y el psiquismo
religioso.
Nuestros cuerpos
explotados, en un proceso productivo económico en convivencia con
discursos repetitivos en nuestra psique: el misticismo de una fuerza
superior que lo puede todo y que nos dará la fuerza de luchar pese a
que seamos cuerpos violentados bajo un sistema autoritario,
determinista, patriarcalista y que brutalmente valida lo que Karl
Marx en su libro del capital expone: “Ellos no saben lo que hacen
pero aun así lo hacen” continúa exhibiendo nuestra ignorancia y
el sometimiento de nuestros pensamientos a las formaciones
espirituales de la religión católica y del sistema económico
imperante, el capitalismo. El creer que vivimos en sociedades de
libre pensamiento y de “nuevas organizaciones económico-políticas
es una falacia. ¿Cuándo nos cansaremos de trabajar para
proporcionar placer a esos gigantes que rigen nuestra existencia?,
¿Cuándo nos cansaremos de estos virus? El capitalismo se conforma
con nuestros cuerpos como fuerzas productivas, la religión católica
como fuerza imaginativa, somos legalmente: ¡UNOS
ESCLAVOS!
Nuestros cuerpos
segregados, incomunicados y despolitizados, cuerpos controlados,
normalizados, temerosos de expandir sus posibilidades de acción y
sus placeres, de sentir según su propia imaginación, sin más
referentes que el dominio y la explotación sexual y laboral. Cuerpos
que se aburren y se marchitan.
Desconocemos lo que
producimos con nuestros cuerpos (unidades productivas y en el caso de
nosotras las mujeres productivas-reproductivas) Nada de lo que
producimos nos pertenece, estamos bajo una alienación .Estamos
programados para seguir las lógicas capitalistas pero vivimos en la
ilusión de que trabajando arduamente y con la ayuda de nuestro Dios
podremos comprar nuestra casa por medio del Infonavit (una
casa-habitación de unos siete por quince metros, en donde la mayoría
de nuestro tiempo no las habitaremos, porque estaremos sometidos al
terrorismo laboral el resto de nuestras vidas) ¿Qué no estamos
sometidos bajo el capitalismo y la religión católica? En todo caso,
deberíamos preguntarnos cuál es la situación del saber en el ser
humano. Realmente, no se necesita ser un erudito para entender que
estas dos ideologías aún no firman su fecha de defunción. ¿Y qué
pasa con nosotras las mujeres? ¿Bajo qué lupa estamos restringidas?
Rozitchner diría que bajo una perspectiva configurada gracias a la
subjetivación agustiniana. Basta observarnos dentro del papel que
como mujeres hemos desarrollado a través de la historia, cuerpos
del pecado, cuerpos de la tentación, las mujeres como las
iniciadoras de todo conflicto y caos que es preferible tenernos en la
sumisión, desvalorizadas y esporádicamente dándonos oportunidad
como activistas en la agenda política de algún partido de
izquierda como un supuesto símbolo de liberación, pero hasta allí
quedamos. Sin duda, si algo se ha suscitado para dignificarnos un
poco es el feminismo que constantemente está reconfigurándose para
apostar a un transfeminismo. Pienso igualmente que los Occidentales
hablan cristiano (sean judíos o no) desde el momento que ponen de un
lado la Realidad y del otro lo Imaginario” (Pierre Legendere,
“Expertise d´un texte” en La psychmalyse est-elle une science
juive? Ed. Du. Seuil, 1981). No obstante, quizás todas estas luchas
y dignificaciones son sólo pelotas de ping pong de este mismo
sistema y mientras no comencemos a crear un conocimiento más crítico
sin partir de esas dos categorías en las que dividimos al sujeto,
entonces seguiremos esclavizados por un conocimiento absolutista
Bibliografía:
Rozitchner,
León. 2001 “La cosa y la Cruz, Cristianismo y Capitalismo en torno
a las confesiones de San Agustín” Capítulo
I-V
Editorial Losada. Buenos Aires, Argentina.
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