jueves, 22 de mayo de 2014

Confesiones de una esclava

¿Cuál es la relación entre el capitalismo y la religión católica- cristiana? Ahora bien, si existe tal relación o no, nos convendrá observar con atención sus huellas, pero si seguimos insistiendo en tapar nuestros ojos ante categorías lógicas que explican y rigen nuestras vidas cotidianas y hasta académicas, entonces podríamos decir que estamos muertos con vida y hemos estado construyendo castillos sobre arena movedizas, no obstante es pertinente comenzar con el cuestionamiento que nos otorga Rozitchner - “¿Quién podría negarlo? -Sólo decimos que si bien ahora, posmodernos, la vida de cada sujeto se organiza distanciada ya de las regulaciones y de los temores antiguos, de sus jerarquías y fantasmas, sin embargo la imagen de ese rebelde crucificado a muerte permanece organizando la subjetividad en Occidente. Aún en crisis , quizás por eso mismo, el cristianismo está unido indisolublemente al capitalismo. “(Rozitchner, 2001:12). Cómo osaríamos en negar que tanto el capitalismo y el soporte fantasmático obsceno de la religión católica no sigue instalado en nuestras prácticas diarias y en nuestro inconsciente; no es un ningún misterio que estas ideologías que aparentemente no inciden en nuestras realidades actuales (Lo vienen afirmando las corrientes posmodernas y posestructuralistas señalando, que éstas, ya están firmando su acta de defunción) se hayan erradicado, podemos ver sus señales dentro de nuestra inmunda existencia humana. Todos los días abandonamos nuestras casas para servirle a un sistema que nos explota, nos absorbe con ocho horas o más de nuestro tiempo de vida, recibiendo a cambio un violento salario mínimo de sesenta y siente pesos con veintinueve centavos, en donde probablemente la institución en la que estamos (lugar de trabajo) está de polo a polo y requerimos gastar en cinco camiones diarios con un costo en el boleto de siete pesos (casi la mitad de nuestro sueldo) Sin embargo nuestra “voluntad” no se debilita, porque con un significativo ritual (una bendición estrechada en todo nuestro cuerpo simulando a un Cristo Crucificado junto con una plegaria intensa de que éste proveerá como todo ese sacrificio y martirio es por su amor) seguimos legitimando técnicamente el modo operandi del capitalismo y el psiquismo religioso.
Nuestros cuerpos explotados, en un proceso productivo económico en convivencia con discursos repetitivos en nuestra psique: el misticismo de una fuerza superior que lo puede todo y que nos dará la fuerza de luchar pese a que seamos cuerpos violentados bajo un sistema autoritario, determinista, patriarcalista y que brutalmente valida lo que Karl Marx en su libro del capital expone: “Ellos no saben lo que hacen pero aun así lo hacen” continúa exhibiendo nuestra ignorancia y el sometimiento de nuestros pensamientos a las formaciones espirituales de la religión católica y del sistema económico imperante, el capitalismo. El creer que vivimos en sociedades de libre pensamiento y de “nuevas organizaciones económico-políticas es una falacia. ¿Cuándo nos cansaremos de trabajar para proporcionar placer a esos gigantes que rigen nuestra existencia?, ¿Cuándo nos cansaremos de estos virus? El capitalismo se conforma con nuestros cuerpos como fuerzas productivas, la religión católica como fuerza imaginativa, somos legalmente: ¡UNOS ESCLAVOS! Nuestros cuerpos segregados, incomunicados y despolitizados, cuerpos controlados, normalizados, temerosos de expandir sus posibilidades de acción y sus placeres, de sentir según su propia imaginación, sin más referentes que el dominio y la explotación sexual y laboral. Cuerpos que se aburren y se marchitan.
Desconocemos lo que producimos con nuestros cuerpos (unidades productivas y en el caso de nosotras las mujeres productivas-reproductivas) Nada de lo que producimos nos pertenece, estamos bajo una alienación .Estamos programados para seguir las lógicas capitalistas pero vivimos en la ilusión de que trabajando arduamente y con la ayuda de nuestro Dios podremos comprar nuestra casa por medio del Infonavit (una casa-habitación de unos siete por quince metros, en donde la mayoría de nuestro tiempo no las habitaremos, porque estaremos sometidos al terrorismo laboral el resto de nuestras vidas) ¿Qué no estamos sometidos bajo el capitalismo y la religión católica? En todo caso, deberíamos preguntarnos cuál es la situación del saber en el ser humano. Realmente, no se necesita ser un erudito para entender que estas dos ideologías aún no firman su fecha de defunción. ¿Y qué pasa con nosotras las mujeres? ¿Bajo qué lupa estamos restringidas? Rozitchner diría que bajo una perspectiva configurada gracias a la subjetivación agustiniana. Basta observarnos dentro del papel que como mujeres hemos desarrollado a través de la historia, cuerpos del pecado, cuerpos de la tentación, las mujeres como las iniciadoras de todo conflicto y caos que es preferible tenernos en la sumisión, desvalorizadas y esporádicamente dándonos oportunidad como activistas en la agenda política de algún partido de izquierda como un supuesto símbolo de liberación, pero hasta allí quedamos. Sin duda, si algo se ha suscitado para dignificarnos un poco es el feminismo que constantemente está reconfigurándose para apostar a un transfeminismo. Pienso igualmente que los Occidentales hablan cristiano (sean judíos o no) desde el momento que ponen de un lado la Realidad y del otro lo Imaginario” (Pierre Legendere, “Expertise d´un texte” en La psychmalyse est-elle une science juive? Ed. Du. Seuil, 1981). No obstante, quizás todas estas luchas y dignificaciones son sólo pelotas de ping pong de este mismo sistema y mientras no comencemos a crear un conocimiento más crítico sin partir de esas dos categorías en las que dividimos al sujeto, entonces seguiremos esclavizados por un conocimiento absolutista

Bibliografía:
Rozitchner, León. 2001 “La cosa y la Cruz, Cristianismo y Capitalismo en torno a las confesiones de San Agustín” Capítulo I-V Editorial Losada. Buenos Aires, Argentina.

Marx, Carlos. 1994 “El Capital”. Capitulo X La Jornada de Trabajo. Editorial Editores Unidos. México, Distrito Federal. 





No hay comentarios:

Publicar un comentario