EL DIARIO DE ANA FRANK
Anne Marie Frank 1929 – 1945 campo de concentración Bergen-Velsen,
Alemania.
Joven de origen judía que dejo testimonio de un famoso
diario de los años que vivió oculta con sus familiares para escapar al
exterminio nazi. Hija de una familia germana de origen judío, se trasladó a los
países Bajos con la llegada de Adolf Hitler al poder en 1933. Durante la
Segunda Guerra Mundial, después de la invasión alemana a Holanda en 1940 y de
padecer las primeras leyes antisemitas, Ana y su familia consiguieron un
escondite en las habitaciones de un edificio de oficinas en Ámsterdam, donde
permanecieron ocultos desde 1942-1944.
Ana llevó un diario de este periodo de reclusión. (Biografías y vidas, 2015)
“Espero contártelo todo como hasta ahora no he podido hacerlo
con nadie; espero
también, en que serás para mí un gran sostén”.
Ana Frank
12 de Junio 1942
El diario fue su regalo de
cumpleaños número 13 a partir de
entonces, Ana nombra a su diario Kitty y lo convierte en su amiga. El diario
inicia cuando Ana aún está en la escuela, donde menciona a sus amigos como Joep y Lies.
Ella narra que durante esta
época los judíos debían llevar una estrella en la ropa para ser identificados,
solo podían comprar en tiendas judías, asistir a escuelas especiales y no
podían usar el transporte público ni bicicletas, no tenían derecho como el
resto de las personas.
El 5 de julio huyen temprano
al escondite ya que Ana se entera que su hermana 3 años mayor, Margot, es citada por la GESTAPO, y deben esconderse,
ayudados por Miep, una chica que trabajaba en el almacén y conocía a la familia,
el Sr Koophuis, Eli y Vossen.
La fecha prevista para la
desaparición de la familia Frank era el 16 de julio.
El
escondite era una especie de departamento pequeño de dos pisos, el anexo de una
casa antigua que era la oficina y almacén donde trabajaba su padre. Las reglas
para vivir allí eran muy estrictas, pues debían mantener silencio cuando los
trabajadores estuvieran en la oficina, no podían tirar de la cadena del
escusado ni abrir las llaves del agua hasta que estuvieran solos en el edificio.
Junto
con su familia, conformada por la Señor y Señora Frank, Margot y Ana, vinieron
a vivir los Van Daan: el Señor y Señora Van Daan y su hijo Peter. Ana lleva
mala relación con la Sra. Van Daan, quien pretendía educarla, así como con
Peter, a quien Ana considera flojo y apático.
Los
primeros meses son difíciles para Ana ya que lleva una mala relación con su
madre y la familia Van Daan, especialmente la señora Van Daan, quien ella y su
madre consideran a Ana sarcástica, mal educada y desordenada y quieren que sea
como Margot, su hermana mayor.
Ana
escribe que ama a su padre más que a nadie en la familia y quiere contar con su
aprobación.
Durante este tiempo, el padre
de Ana se enfermó de eczema con fuerte fiebre y representaba un problema ya que
no podían ir con doctores o conseguir las medicinas necesarias pero
afortunadamente, se recuperó después de unas semanas.
Poco tiempo después fue el
cumpleaños 17 de Peter, un nuevo inquilino se integró al anexo, Alberto
Dussel, quien era dentista y su esposa estaba en el extranjero. Él les cuenta
la vida en el exterior, la constante caza de judíos, el despojo de sus bienes y
el maltrato contra ellos.
En ocasiones Ana se siente
afligida, pues extraña su vida en el exterior, a sus amigos, está cansada de los
constantes regaños y críticas. Ana llama a este periodo días de tumba: periodo
que los obliga a vivir escondidos en la esperanza de que no será por mucho
tiempo. Asimismo, describe la desgracia de la guerra: niños cristianos
holandeses enviados obligatoriamente a Alemania; familias judías separadas;
guerra en todo el globo; niños sin ropa adecuada pidiendo un pedazo de pan por
las calles; judíos y cristianos esperan, el mundo entero espera, muchos esperan
la muerte.
En marzo de 1943 se escuchaban
bombardeos, ametralladoras y alarmas en la calle. Todos tenían mucho miedo, sin
embargo los males que les esperaban afuera eran peores que el ser afectados por
una bomba. Ana pensaba que Turquía entraría en guerra aliada a los ingleses,
pero esto no fue así. Luego de eso, alguien entro a la casa y todos se
asustaron mucho, se escuchaban golpes y pensaron que eran ladrones, después los
golpes cesaron y en la madrugada bajaron a mirar que todo estuviera en orden.
El siguiente mes el Sr.
Koophuis tuvo una fuerte hemorragia interna y se tuvo que ausentar por tres
semanas. Ella cuenta que en el anexo hay muchas disputas, su mamá contra ella,
Van Daan contra el padre de Ana y la señora Van Daan contra la señora Frank. También,
que la alimentación es mala, solo han comido pan duro, espinacas y papas desde
hace 15 días.
En junio, Ana festeja su
cumpleaños número 14; su padre le ha escrito un poema en donde le manifiesta su
comprensión ante la carga que ella recibe al ser juzgada por todos al ser la
más pequeña. Ana se siente honrada ante los regalos que le hacen, pues le
regalaron golosinas y un libro de mitología.
Julio de 1943, el norte de
Ámsterdam fue destruido; los hospitales estaban llenos y hubo un saldo de más
de 200 muertos y muchos heridos. Los niños buscaban a sus padres entre las
cenizas de los escombros. Los bombardeos se intensificaron en Holanda, pero
salir a raíz de las alarmas es peor o igual que los bombardeos. Sólo hay una
luz de esperanza: Mussolini entregó su renuncia al rey de Italia.
Ana describe las actividades del anexo, siempre que
hay bombardeos, Ana corre a la habitación de sus padres, todo lo que ocurre en
el anexo se escucha, cuando Dussel no puede dormir, cuando los Van Daan
están riñendo, cuando alguien va al baño. A las 12:30 los oficinistas de
la casa se van a comer. A la 1:00 se agrupan alrededor de la radio para
escuchar la BBC. A la 1:15 se sientan a comer. A la 1:45 el almuerzo ha
terminado y todos regresan a sus labores. Ana estudia hasta las 4:00,
aprovechando el silencio de la siesta de todos. A las 5:30 los oficinistas se
retiran del almacén y a partir de entonces pueden utilizar el baño, hacer
ruidos, etc. A las 8:30 de la mañana en punto es importante guardar silencio,
no usar el baño para no ser descubiertos. A las 9:00 toman el desayuno y
durante el resto del día, estudian o leen.
Cada uno pensaba en lo que haría si fueran libres,
Margot y el Sr. Van Daan se meterían a un baño con agua caliente por más de 30
minutos, la señora Van Daan comería golosinas; Dussel sólo piensa en Lotte, su
mujer; la madre de Ana tomaría una taza de café; el Sr. Frank desearía visitar
al Sr. Vossen al hospital; Peter querría ir al cine y Ana estaría tan feliz que
no sabría por dónde empezar, sólo quiere regresar a su casa y a la escuela.
En septiembre, las cosas en el
anexo van de mal en peor, por el invierno, Los Van Daan se están quedando sin
fondos. La Sra. Van Daan tendría que vender su abrigo de pieles para
sobrevivir. Margot padece de dolores de cabeza; Dussel de insomnio y Ana siente
que se está quedando idiota; no come, tiene mala cara y se siente sofocada y
deprimida. Tiene deseos de divertirse, salir y ser feliz. Siente que es un ave
que ha perdido sus alas.
Los Frank y los Van Daan ya no
se aguantan, resulta difícil vivir juntos. Los Frank han cedido de su comida a
los Van Daan pero ellos son mezquinos y egoístas. La monotonía comienza a
trastornarlos, la comida que tienen que comer es muy mala, a base de coles y
papas.
Las opiniones de Ana se hacen
cada vez más maduras, con sabiduría. Analiza su vida hasta el año 1944.
Primero, su casa bañada de sol; luego en el anexo desde 1942, el cambio, las
discusiones, etcétera. La primera parte de 1943: crisis de lágrimas, soledad
infinita, lenta comprensión de sus defectos. Se hallaba sola ante la difícil
tarea de cambiarse a sí misma, a fin de no seguir provocando reproches se
deprimía. La segunda parte del año, fue un poco mejor, se transformó en
jovencita, y los mayores comenzaron a considerarla más bien como uno de ellos.
Empezó a reflexionar, a escribir cuentos. Después del Año Nuevo, era su deseo
tener a un muchacho por amigo, y no a una muchacha. Existía también el descubrimiento
de su dicha, bajo su caparazón hecho de superficialidad y alegría. Ya no
pensaba en la miseria, sino en la belleza que sobrevivirá.
Ana comienza a buscar la compañía de Peter y ahora
su perspectiva sobre él ha cambiado. Descubre que Peter la observa mucho y que
procura ser servicial con ella. Siente que Peter tiene una enorme necesidad de
ternura. La relación entre ellos se estrecha cada día más y no pasa un solo día
sin que Ana le escriba a Kitty que está enamorada de Peter. Ahora su dicha se
basa en esta nueva amistad. Juntos hablan de sus familias, de la situación que
enfrentan, de la soledad. Ana cree que él también la quiere y siente culpa por
Margot, quien al parecer siente algo por él, no obstante, ella le escribe una
carta en donde le aclara sentir mucho gusto por la nueva amistad que ha
entablado con Peter. Entre tanto, los adultos chismorrean acerca de la relación
entre Ana y Peter.
Ana expresa su pesar ante la guerra y considera
lejano su final. Hay pobreza, la gente no tiene para calzado, anda mal vestida.
No hay suficiente comida, hay muchos asaltos. Los niños están mal nutridos y
existen sabotajes contra las autoridades. La gente no tiene carbón y hace
bastante frío. Existen una serie de epidemias, pero la esperanza está en el
avance de los rusos, quienes se acercan a Rumania. Los alemanes han ocupado
Hungría y allí todavía habitan 1, 000,000 de judíos que la pasarán muy mal.
El martes 11 de abril de 1944 el anexo enfrentó una
nueva aventura. Volvieron a intentar asaltar el almacén al hacer un agujero en
la puerta de abajo. Peter, Dussel, Van Daan y el Sr. Frank bajaron a ver lo que
ocurría y en ese momento, una pareja que paseaba los alumbró. Por un momento,
alguien se acercó a la puerta-armario e intentó abrirla. Todos suponían que era
la policía y que la GESTAPO los descubriría. Ana ya estaba lista para morir y
por un largo rato no se movieron y permanecieron en silencio. El WC apestaba
porque todos lo ocupaban a raíz de los nervios. Finalmente tomaron la
resolución de llamarle a Koophuis para avisarle del robo y para que enviara a
alguien. Por 2 o 3 ocasiones intentaron abrir la puerta armario y alguien se
postró frente a la puerta por unas cuantas horas. Todos mantuvieron silencio y
calma. Cuando todo terminó y Koophuis llegó, les llamó la atención por haberse
expuesto al salir a averiguar qué ocurría, pues ahora ya habían sido vistos por
la pareja que paseaba.
Ana se siente emocionada porque ya besó a Peter. Su
padre le ha pedido que mantenga distancia porque se pueden enamorar. No obstante,
Ana continúa visitando a Peter y le escribe una carta a su padre para
explicarle su sentir desde que están encerrados: la falta de comprensión y de
cariño por parte de sus padres, noches enteras de sollozos y cómo ha encontrado
en Peter a un amigo que la comprende y con quien puede compartir sus
inquietudes. El padre de Ana sintió mucho pesar al leer dicha carta por su
extrema dureza. Ana se percata de su error al realizar semejantes reproches.
Todos esperan el desembarco de los ingleses a
Holanda. Ana cree que esto sucederá cuando los ingleses y los norteamericanos
lo crean conveniente, no cuando un grupo de países afectados lo decidan, pues
finalmente arriesgan a su gente.
Existe una nueva ola de antisemitismo, incluso en
aquellos que eran buenos. Ana siente tristeza, pues ella ama Holanda y pese a
que no tiene patria, desea hacer de Holanda un país hermoso con gente noble, su
propia patria. No obstante, se dice que los judíos alemanes refugiados en otros
países tendrán que regresar a Alemania. No puede comprender por qué los holandeses,
un pueblo bueno, juzga al pueblo más oprimido, más desgraciado y quizá, al más
digno de compasión del mundo entero. Sólo resta confiar que esta ola de
antisemitismo holandés sea pasajera, y al terminar la guerra, los reciban como
antes lo hicieron.
Entre tanto, han arrestado a su proveedor de
legumbres porque albergaba a 2 judíos. Ahora pasarán hambre en el anexo, más
restricciones alimenticias.
En mayo de 1944 Ana expresa que está de mal humor,
deprimida y sin esperanza. La agobian varios problemas: por un lado, el
proveedor de legumbres, el problema de los judíos, el desembarco que hace
esperar, la mala alimentación, la tensión nerviosa, la atmósfera deprimente, la
necesidad de libertad, la carga y peligro que implican para sus protectores, el
miedo a ser descubiertos. Ni siquiera todo esto los hace desistir, aman la vida
y no han olvidado la voz de la naturaleza, siguen esperando, pero Ana desearía
que aconteciera algo pronto para eliminar la inquietud, así sabrán si deben
vencer o perecer.
En junio de 1944 fue el cumpleaños de Ana e inició
el desembarco: bombardeo a gran escala en Calais, Boloña, El Havre y Cherburgo.
Las tropas inglesas aterrizaron en paracaídas detrás de las líneas. Gerbrandy,
el primer ministro de Bélgica, el rey Haakon de Noruega, De Gaulle, el rey de
Inglaterra y Chruchill hacen discursos que representan una nueva luz de
esperanza que da fuerzas en el anexo para resistir las privaciones un tiempo
más.
Ana ya no siente el mismo interés que antes por
Peter, después de haberse percatado que no podía ser el amigo copartícipe de
sus pensamientos, no ha cesado de aspirar a elevarle por sobre su horizonte
limitado y a magnificarlo en su juventud. Peter admira la fuerza y buen humor
de Ana y por ello se aferra a ella.
Ana siente que existen más razones para confiar que
la guerra terminará puesto que en julio de 1944 hubo una tentativa de asesinato
contra Hitler, no por judíos, comunistas o por capitalistas ingleses, sino por
un general de la nobleza germánica, un conde, que al ser descubierto fue
fusilado por el Fuhrer.
El martes 1 de agosto de 1944 es la última carta de
Ana a Kitty, en ésta, hace una recapitulación de su forma de ser; considera que
Ana la Tierna, nunca ha hecho una aparición en compañía, ni una sola vez, pero
en la soledad, su voz domina casi siempre. Ana la Pura le señala el camino;
exteriormente es sólo una cabrita desprendida de su cuerda, alocada y
petulante. Ve y siente las cosas de manera totalmente distinta a como las
expresa hablando, por eso la denominan alternativamente, volandera, coqueta,
pedante y romántica. Ana la Alegre se ríe de eso, responde con insolencia, se
encoge indiferentemente de hombros, pretende que no le importa nada, pero Ana
la Dulce reacciona de la manera contraria.
¿Te interesa saber el final?
Te invito a leer el libro.
Recomendación:
Este libro va recomendado a
quienes se interesen por un relato de la cruda realidad de la guerra y de cómo
esta niña de tan solo 13 años refleja su experiencia.
Traducción
Gonzáles V. Patricia, 2012. El diario de Ana Frank. Grupo Editorial.
México Df.
Además puedes ver la presentación:
https://www.slideshare.net/secret/5MVnhJkGd23ADZ
Patricia Alvarez 1B.
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