La Reconfiguración de las vidas sexuales de las migrantes se centra en su estatus socio-económico en el cual se encuentran. En un principio, las mujeres, en su estado de migrantes sufren económicamente en Estados Unidos, por lo que en su precaria situación algunas se ven inducidas en ser objetos sexuales y tener relaciones por dinero. Algunas otras mujeres logran hacer uso de su agencialidad y se esfuerzan por medio de otras vías de mejorar su condición económica. Lo cierto es que este libro sostiene como las transformaciones socioeconómicas de las mujeres les permite tener un mayor control; especialmente en términos de su libertad y su fertilidad. Esta transformación de índole económico dan origen a una transformación en las vidas sexuales de las mujeres.
Diversas situaciones enfrentan las mujeres, por una parte la mujer al tener mayor poder desafía a la familia y se rebela creando una independencia en cuestión de todo tipo de decisiones. La mujer en este contexto se ve envuelta en el marco cultural sobre su rol sexual en su relación marital; la autora nos presenta y nos responde a la pregunta sobre cómo se modifica la creencia sobre la obligación de la mujer a tener relaciones sexuales con su pareja.
Consecuentemente la mujer se enfrenta a otra situación familiar: la educación sexual de sus hijos. Las mujeres migrantes mexicanas en Estados Unidos se ven con más valentía y con más valía. Respectivamente se ven con mayor valentía en el sentido personal, se sienten con la capacidad de ser las que instruyan a sus hijos en el ámbito sexual en el que se encuentran, y con mayor valía en el sentido de tener un mayor nivel micro-social, es decir, la mujer al tener autosuficiencia económica se siente con mayor autoridad sobre sus hijos y por ende con la autoridad necesaria para educar a sus hijos en el terreno de lo sexual. Con respecto a las opiniones de los hombres en este tema, son muy variables; algunos se muestran a favor, regularmente los hombres de origen urbano, mientras que en su gran mayoría los hombres del ámbito rural no creen capaz a la mujer de poder dar una educación sexual adecuada a sus hijos.
Otro punto importante que toma este libro, es la posición mercantilizada del acto sexual. Más específicamente la autora habla en estos últimos capítulos de cómo la mujer a veces siente un compromiso moral de tener sexo con su esposo. En estos casos, dicho compromiso surge cuando el marido es la cabeza y la autoridad económica de la familia. En estado Unidos es interesante como la mujer al tener independencia económica o en el caso marital un trabajo de tiempo completo se ve liberada del compromiso de tener que dar a cambio el coito sexual por las facilidades financieras que el marido da a la familia. Ayuda mucho a esta liberación el hecho de que las mujeres se sienten más protegidas en cuestión de derechos en Estados Unidos.
Continuando con este espejeo que la autora muestra sobre la sexualidad de las mujeres y los hombres, estos últimos también se ven en complicaciones cuando emigran al país vecino. Se ejemplifican algunas anécdotas de cómo ciertos hombres se ven obligados por su premura económica y por su necesidad de enviar remesas a sus lugares de origen a tener relaciones homosexuales por dinero. Algunos otros por el contrario también son capaces de librarse de esta presión y al igual que la mujer hacer uso de su agencialidad sexual. El caso de los hombres es peculiar, pues se sigue con esta constante de cómo el aspecto socio-económico van configurando las relaciones sexuales de los migrantes, y se muestra como los hombres casados que emigran se hacen de otra relación. Las razones son diversas, pero es importante resaltar que estas relaciones se facilitan por el hecho de que las mujeres migrantes están en búsqueda de hombres que mejoren su estado económico; lo que quiere decir que sus relaciones no son ocasionadas por lazos sentimentales amorosos.
Ya por último, se muestra como los hombres consideran a la sociedad norteamericana como una sociedad de moralidad sexual laxa; se muestran diversos motivos, entre los que se encuentran la diversidad multicultural, la mala educación de los hijos, el exceso de derechos a hijos, adolescentes, gays, así como la comercialización del sexo y los medios masivos de información.
Es interesante ver como lo que en la sociedad mexicana es fundamental (poder patriarcal) en Estados Unidos se ve debilitado, sin embargo los hombres crean diversas estrategias de resistencia. Citamos: “En Estados Unidos hay un debilitamiento del poder patriarcal. Aunque estén oprimidos por los sistemas de poder de clase, raza o sexuales, también es común que construyan y muestren formas de resistencia contra el poder de otros hombres o para afirmar su poder sobre las mujeres”.
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