miércoles, 17 de febrero de 2010

tarea 3

Daniel Alejandro Ortega Navarro
Sociología 1-B

Visita a un centro comercial.

Esta vez fue por puro gusto. Mas que nada, motivado por el ocio que por atender a las invitaciones de la mercadotécnica, llegue en 10 minutos de mi casa (que no lo parece, pues solo llego a dormir) a la Plaza Comercial Independencia, ubicada en entre la Calzada Independencia y el Anillo Periférico Gómez Morín. Afortunadamente ya existen nuevas rutas de camiones que me llevan a ese lugar pues anteriormente solo era el famoso "380".
Retomando la idea de los tianguis prehispánicos y los portales coloniales, los centros comerciales (los populares ya que los Mall están al otro lado de la ciudad) nos ofrecen en espacios de 3 x 3 (o puede que un poco más) muestras de que lo IN y lo OUT conviven por igual, como diría un amigo con conciencia en la diversidad de tarjetas de crédito; ó bien, el punto mayor donde el objeto de consumo obtiene su templo, protestaría el que apenas lo logra con un salario mínimo. Aquí la discriminación solo se mide según los binarios en su bolsillo, aunque más bien el primer digito puede ser cualquiera, solo importarían los ceros a la derecha.
Ahora que recuerdo, cuando niño recibí una buena educación en cuanto en la habilidad para generar “combos”. Lastima que Killer Instinct no fue el éxito que yo hubiera deseado. Mientras mis amigos disfrutaban del arcade en dos dimensiones, aun después de ya superado el Pac-man y a Mario bros, yo solo mantenía los sentidos en la pantalla y en lo botones del violento juego. Menospreciado por mis mayores que dudaban de mi talento estratégico de pegar y correr, me retiraron el subsidio que indudablemente no era una barrera., pues una moneda “Moy” era suficiente para hacer valer mi permanencia voluntaria, aunque solo fuera observador.
Como en las sociedades igualitarias (totalitarias algunas), mi talento fue reprimido y diseccionado a la generación de utilidad en el hogar. Veo con buenos ojos que estos son tiempos mejores, pues parece que la asistencia a los videojuegos se ha reducido a la más de la mitad, imagino que tendremos una buena masa de niños generando riqueza al país (será que mas bien nunca he tenido nintendo o PS1).

Los pasillos de la plaza no han cambiado mucho: la afluencia de compradores es la misma, las familias continúan saliendo los domingos, los pisos están opacos, negocios cierran y otros abren, solo han aumentado la venta ambulante. Dulces, frituras, juguetes baratos, discos piratas y flores, son de las cosas más comunes que podemos encontrar evitando las filas en los establecimientos. Con mis primeros sueldos (y el no saber que hacer con ellos) descubrí el joven dadivoso que había en mí. La plaza comercial me otorgo servicios como: zapaterías, electrónicos, librerias, discotecas, restaurantes, tiendas de ropa, de mascotas, cinemas, bares, etc., aunque realmente solo he requerido de los servicios de un par de ellos. Lo dadivoso se termino al ver los precios en los escaparates.

El cinema en lo personal fue perdiendo su atractivo, el negocio del supuesto arte que proyectan ha resultado fructífero; imágenes impresionantes, diálogos cortos y comprensibles, así como trama bastante predecible. La limpieza no siempre es la deseable, tal vez responde al tedio que presenta el cinéfilo con lo que ve en la pantalla (las palomitas como artillería de bajo alcance). La gama de comestibles que van desde tamaños grandes a mega enormes, no hay lugar para el antojo. La semi-oscuridad de la semi-sala (varias de ellas son la mitad de lo que antes fue) resulta ventajosa por si el semi-largometraje es aburrido: las parejas, después de dos horas de mantenerse en su butaca (eso depende de los factores físicos de la misma ¿O será mas bien de la calentura?) terminan mas enamorados o más distanciados. Los celulares en ese tiempo no fue problema (al decir eso me senti mas viejo), no faltan los inquietos que no encuentran su lugar o los débiles mentales que siempre preguntan por lo que esta pasando. Al final, siempre me parecía buena idea comprar la película con el tipo de los DVD piratas, que se colocaba a 3 metros de la puerta de salida. Ahorraría mucho por una mala película.

Quizá en algunos años regrese con mis hijos a probar las muestras gratis que ofrecen el supermercado, vallamos a ingerir comida chatarra (también conocida como Kentucky o McDonal´s) si me da flojera cocinar, o les mostrare las bondades de llevar una chamarra amplia con múltiples bolsas. En pocas palabras, distracción, socialización e interacción con la familia, los múltiples servicios que ahí se ofrecen y la protección en los días lluviosos son las razones para recomendarlo. Por el contrario, el alto costo en los precios de los productos que se comercializan, los problemas en el estacionamiento, la frialdad de los negocios al hacer venta, que los domingos cierran varios establecimientos muy temprano, y que nunca tienen cambio (no es que tenga billetes grandes, es solo que viajo en el macro bus), es por lo que no recomendaría la plaza.

Los centros comerciales han sido y seguirán figurando como lugar predilecto para la concentración de masas consumidoras, aunque sea de paso, eso si las compras en TV o Internet no terminan por imponerse.

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