CLASISMO SOCIAL
Para ser honesta estaba un poco perdida en el tema del que hablaría y elaboraría mi ensayo para mi clase. Al principio, quería hablar de la pobreza, pero me di cuenta que al momento de darle forma al trabajo me dirigía más a cuestiones aporofobicas o xenofóbicas, pero para ser sincera esos temas no eran exactamente a lo quería llegar, que era hacer una análisis y una reflexión de cómo surge la discriminación, la distinción y los prejuicios de una manera notoria en México y tal vez si me pudieron llevar a eso, pero me di cuenta que mi objetivo en realidad era hablar sobre el clasismo social.
Así que quiero dar comienzo con una frase de José Luis Rodríguez Jiménez, un profesor e historiador de España que dice: “de la historia aprendemos que la lucha de clases no sirve para acabar con el clasismo, ni para lograr igualdad y prosperidad, más al contrario, genera otras castas sociales más represivas y excluyentes, y provocan más miseria y desigualdad”. Y sus palabras tienen sentido para mí, me hacen reflexionar acerca del trabajo que estamos haciendo como sociedad. Y que realmente no sirve de nada que queramos luchar contra el clasismo con una pelea constante entre nosotros y que al hacerlo en vez de unirnos nos separamos más, haciendo distinciones y sintiendo desprecio por los demás que no tiene un “estatus social” considerable.
Y es que México es realmente hermoso e único, tiene un poco de todo. En este hermoso país, la naturaleza nos regala paisajes unicos y lugares extraordinarios, es por eso que tiene unas hermosas playas y sorprendentes zonas turísticas en donde las personas se pueden ver por un momento que nosotros somos nada comparado con las maravillas del mundo y de la naturaleza. ¿Y qué decir de nuestros antepasados?, que gracias a ellos tenemos una hermosa riqueza cultural, una hermosa variedad de tradiciones que nos caracteriza y nos da identidad como mexicanos y ya ni hablar de nuestra comida que es espectacularmente deliciosa. Pero a pesar de todas estas maravillas de las que se puede hablar de nuestro hermoso país también tenemos que ver nuestra realidad que viven los mexicanos día con día, enfrentándose cara a cara con la inseguridad, la corrupción, las problemáticas de drogadicción y alcoholismo, la alta tasa de embarazos no deseados en jóvenes, que los orilla a tomar la desfavorable decisión de dejar sus estudios y conseguir un empleo donde recibirá un salario que apenas y alcanza para medio sustentar un hogar, y como si todo esto fuera poco para nuestra sociedad, nosotros nos encargamos de separarnos, crenado barreras entre nosotros discriminando, sintiendo desprecio por lo diferente y abominación por quienes parecen distintos, creando así un clasismo.
Creo que es triste el hecho de que México se una para causas que quizás ciertamente sean importantes. Nos unimos como unos solo para luchar y exigir nuestros derechos al gobierno, Y como mexicanos nos cansamos y nos ofendemos de que el presidente del país vecino nos vea como intrusos y nos rechace como si fuéramos parásitos, de que nos cataloguen como pobres, de que la mitad del mundo entero nos haga prejuicios y que nos imaginen todo el tiempo durmiendo debajo de un nopal con nuestro sombrero y que la otra mitad del mundo nos imagine siempre despreocupados y unidos para hacer fiesta por cualquier cosa o que solo nos unimos para hacer relajo. Pero no nos molesta ni nos ofende reconocer el hecho de que no necesitamos que alguien más exterior a nuestro país nos rechace, nos haga prejuicios o nos discrimine, porque tristemente, México es tan único que nosotros mismos lo podemos hacer entre nosotros, poniéndonos etiquetas y clasificándonos dependiendo de la clase social a la que “pertenecemos” y dándonos un valor ante la sociedad.
Claramente no me quito de la realidad, del hecho de que en nuestro país existe la pobreza, y que también hay personas muy bien acomodadas económicamente, no me aparto de la idea de que es muy notorio identificar las zonas donde viven las personas con una economía no muy favorable y claro también es fácil reconocer las zonas donde viven las personas con una economía más estable. Se perfectamente que es fácil reconocer a un asalariado que se despierta desde muy temprano a tomar el transporte público y que tiene que recorrer distancias muy largas para llegar a un trabajo que lo mata durante ocho horas diarias para recibir un salario que apenas alcanza para sobrevivir y también es muy fácil reconocer a aquella persona que tuvo los recursos necesarios para poder preparase y poder conseguir un mejor empleo que lo ayudará a tener una vida más desahogada y estable.
Y ciertamente eso es lo que me impulsa a hacer esta reflexión. El hecho de que a pesar de que vivimos en un país con una notoria distinción de territorios, todas esas etiquetas que nos ponemos nosotros mismos son realmente relativas, pues ninguna de ellas nos define como personas. El hecho de que una persona sea de bajos recursos no lo convierte en una mala persona o quiere decir que haya fracasado en su vida y el que una persona viva bajo sircunstancias favorables no quiere decir que sea una excelente persona y que por su parte haya triunfado.
Lamentablemente este suceso no es algo actual, sino que es algo que se viene arrastrando desde hace mucho tiempo atrás y me refiero al suceso de la conquista de los españoles y para ser más específicos al mestizaje que se trajo consigo la conquista.
La conquista de los españoles ocasiono choques entre creencias religiosas, y también en cuestiones lingüísticas y culturales. El mestizaje, por su parte ocasiono el clasismo de manera consciente o inconsciente con el surgimiento de las castas. Gracias a la mezcla entre razas, dio pie a que hubiera parámetros entre los individuos de una sociedad, que le daban cierto valor a una persona dependiendo de su origen y realmente de esto dependía su forma y calidad de vida y por supuesto las oportunidades que se le presentarían a lo largo de esta. Dependiendo a que casta pertenecías definiría donde podrías vivir, que oficio ibas a poder practicar e incluso definía con quien te podías casar y procrear. Y a pesar de esto no se quería reconocer a lo que trajo consigo el mestizaje, como racismo, pero claramente estaban en la presencia de un racismo y clasismo impresionante.
Ahora bien, regresando a la actualidad, es triste ver como a pesar de que no estamos ante la presencia de una sociedad que se tiene que dividir por roles sociales específicos o ante una sociedad que obligatoriamente se tiene que clasificar con castas o en su defecto clases sociales muy marcadas, la sociedad mexicana sigue siendo discriminatoria, y no me refiero a discriminación que tenga que ver con cuestiones racistas como tal, sino con un clasismo. Ambos son una forma de discriminación claramente, solo que visto desde dos puntos distintos, pues el racismo es la discriminación por tus orígenes, tu color o alguna característica que tenga que estar relacionada con tu raza y la discriminación de un clasista está relacionada con el estatus social de una persona. Es algo increíble de creer que ahora para poder relacionarte con una persona o para poder tener algún tipo de comunicación sea más importante conocer la forma en la que esa persona vive, sus trabajos, su formación académica e incluso si situación económica.
Es realmente impresiónate ver por las calles como se menosprecia a los indígenas, quienes aún usan hermosos trajes tradicionales, que portan orgullosamente porque aún tiene tan arraigadas e impregnadas sus costumbres y es lamentable el hecho de que se les haga menos, de que por la calle se les vea como bichos raros, de que en ocasiones reciben burlas o críticas por simplemente hablar su lengua natal. Poco a poco nosotros mismos terminamos con la belleza mexicana, con la poca cultura como personas que nos esta quedando, estamos desarraigándonos y en ocasiones rechazando esas cosas que nos define como Mexicanos. Pero también es curioso ver como a veces somos tan moralistas, luchando porque no exista el racismo que en ocasiones recibimos de nuestro país vecino, haciendo campañas en contra de la discriminación, incluso hacer que la conapred y la CNDH viera incorrecto que se le dijera a una persona “indio” y que lo correcto es decir “indígena” para evitar ofender a alguien, pero no se ve incorrecto seguir dirigiéndose a las personas con palabras como: naco, guarro, gato, fresa, pobretón, criado, chacha, etc. etc. y la verdad es que estoy segura de que esas palabras son igual o incluso más ofensivas que la palabra “indio”, pero lamentablemente esas palabras ya las hemos normalizado tanto con el uso frecuente, que ahora son parte de nuestro vocabulario de día a día.
Hay también otras problemáticas que de una u otra manera también nos llevan al clasismo. Una de ellas son las personas superficiales y con esto me refiero al hecho de que las personas creen que un individuo va a ser más honesto o tienden a tener más confianza a personas que aparentemente viven de una manera más estable en cuestiones económicas o que tiene un mejor aspecto en su persona y tienen la creencia de que no se le puede confiar nada a una persona pobre pues su confianza y su desconfianza depende de manera consciente o inconscientemente de la apariencia física de un individuo. Lamentablemente gran parte de los mexicanos tienden a ser muy superficiales y esto ha provocado que una gran parte de la población tenga algo llamado “aporofobia” que es el rechazo por las personas pobres, y claramente esto en ocasiones lleva a la discriminación.
Y por ese tipo de discriminaciones nuestro país sigue estancando en pantano de prejuicios mutuos entre unos y otros que de ninguna manera nos permitirá avanzar como sociedad y mucho menos como país. Y ahora mismo vienen a mi mete las palabras de Martin Luther King, “hemos aprendido a volar como los pájaros, a nadar como los peces; pero no hemos aprendido el sencillo arte de vivir como hermanos”. Busquemos estrategias y comencemos a hacer el cambio, con pequeños detalles que se nos lleguen a presentar en nuestra vida cotidiana, ayudémonos unos a otros.
No creo que sea necesario que existan ese tipo de barreras o etiquetas que nos separen o intentan marcar quien es quien dentro de esta sociedad y tengo la idea de que todos somos igual de importantes y que cada quien cumple una función dentro de ella, claro es que cada quien lo hace de diferente manera, con los recursos que tiene, con mucho o tal vez con poco, pero este tipo de cosas no nos dan el derecho de clasificar o definir quién es más valioso o quien lo es menos.
Es sumamente importante que se dejen de hacer prejuicios sobre las personas. Que nos tomemos el tiempo necesario para poder conocernos, que haya esa relación sin condición alguna, porque nuestra economía o la forma en la aprovechamos las oportunidades no nos vuelven una buena o mala.
Unámonos como país, seamos uno como lo fuimos gritando un gol de la selección mexicana en el mundial, seamos uno solo como cuando nos unimos en alguna marcha exigiendo nuestro derechos o igualdad, seamos uno como lo fuimos aquel 19 de septiembre del 2017 en aquel temblor que nos movió a todos y que nos ayudamos y apoyamos unos a otros sin importar las “clases sociales”.
Porque México es hermoso por naturaleza, pero está en nosotros mantenerlo vivo y hermoso, hacerlo mejor o dejarlo caer echando a la basura todo lo caminado.
Pensemos de verdad por un minutos en todo esto, reflexionemos sobre esto, e imaginemos como sería un México sin clasismo. Y siempre tengamos presente que todos tenemos las mismas raíces. Y que de una vez por todas aprendamos ese complicado pero no imposible arte de vivir como hermanos.
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