Es una película estadounidense, dirigida por Nick
Cassavetes y protagonizada por Cameron Diaz, Jason Patric, Sofia Vassilieva,
Abigail Breslin y Evan Ellingson, en adaptación de la novela My Sister's
Keeper, de Jodi Picoult. El drama de esta familia comienza cuando Kate, hija de
Sara y Brian Fitzgerald es diagnosticada con cáncer, específicamente Leucemia
Aguda. En este momento la vida de esta familia cambia radicalmente. A la edad
de solo dos años, Kate necesitaba donaciones de medula ósea y sus padres no
eran compatibles; tampoco lo era Jesse, su hermano mayor. El médico sugiere concebir otro hijo con el
fin de conseguir los tejidos que Kate necesitaba para seguir viviendo y, sin
dudarlo Sara decide tener otro hijo: Anne, fue elegida entre varios embriones,
seleccionada genéticamente y compatible al 100% con Kate, todo con la intención
de que sus tejidos pudieran servir para curarla y mantenerla viva.
Desde
su nacimiento, Anne se ve sometida a infinidad de procedimientos médicos para
preservar la vida de su hermana: “sangre del cordón umbilical, transfusiones de
glóbulos blancos, médula ósea, linfocitos, inyecciones para añadir más células
madre”. Sin embargo, todo esto no fue suficiente y con el tiempo Kate
necesitaría un riñón, debido a una grave insuficiencia renal.
Anne
sabía que no había sido fruto del amor de sus padres. Siempre soportó todas las intervenciones,
pero a los once años se siente utilizada y decide terminar con los procedimientos.
Consigue un abogado: Alexander Campbell, y le pide que solicite y obtenga una
“emancipación médica”, lo que significa obtener independencia sobre su cuerpo,
y la capacidad de negarse a seguir siendo sometida a tratamientos para salvar a
su hermana Kate. Anne no quiere seguir sufriendo el dolor que le causan esas
intervenciones, ni seguir siendo continua visitante del hospital, ni poner en
riesgo su vida futura por falta de su riñón; desea ser una niña normal. Con
todas estas razones el abogado presenta ante un tribunal la petición de Anne.
La
salud de Kate se deteriora rápidamente y la donación del riñón es urgente, así
que el juico se pone en marcha y Sara se ve obligada a volver a sus labores
como jurista, defendiendo la parte de los padres. Durante el proceso judicial
Sara debe interrogar a su hija Anne, pero Jesse aparece para revelar la
realidad del asunto. Es Kate quien desea terminar con los procedimientos, es
quien decide no continuar sometida a las diversas intervenciones. Se siente
cansada de luchar y se siente abrumada por la desintegración de su familia, le
molesta tener toda la atención sobre ella, y dice:
“Ya
es hora. Sé que voy a morir. Se supone que siempre lo supe, pero no sabía cuándo,
y estoy tranquila. En serio. No importa que la enfermedad me mate, pero también
mata a mi familia” Kate desea más que nada descansar y reunirse con Taylor, un
joven, también enfermo de cáncer, de quien se enamoró y con quien compartió
momentos que fueron mágicos para ella. Kate convence a sus hermanos para que la
ayuden a “liberarse”, pues no puede hacerlo por sí sola, su madre no se lo
permitiría. Sara dejó su trabajo para dedicarse a los cuidados
de su hija, y siempre hizo todo lo posible para mantenerla con vida. No podía
aceptar la pérdida de Kate, por eso, desde el diagnóstico de la enfermedad
siguió al pie de la letra las indicaciones médicas. Sara pensaba únicamente en
salvar la vida de Kate, pero entonces no se dio cuenta de que su familia se estaba
desintegrando, que sus hijos estaban sufriendo, y aún más grave, que Kate no quería
seguir viviendo.
Ella
se mantenía aferrada a la idea de no dejar morir a su hija, pero nunca le preguntó
qué era lo ella quería, y así se lo dejo saber una de las consejeras del
hospital, cuando le propusieron llevar a Kate a casa para que estuviera cómoda manejando
su dolor. Sara se negó a cualquier intervención profesional, pues estaba segura
de que Anne donaría su riñón y Kate podría vivir por más tiempo.
Mientras tanto, Brian
hace todo lo posible por hacer feliz a Kate en sus últimos momentos, intenta
cumplir sus deseos y se asegura de ayudarla para que comparta con su familia y
disfrute de su compañía durante el poco tiempo que le queda de vida. Sara
comprende que después de todo lo sucedido debe aceptar la decisión de Kate y
acompañarla en sus últimos momentos. Reconoce que la pérdida es inevitable y
aun con dolor, rabia e impotencia, es consciente de que debe dejarla ir, así
como lo hizo el resto de su familia.
Esa misma noche Kate
muere acompañada por su madre. Finalmente, la juez falla a favor de Anne en el
proceso contra sus padres, la emancipación sobre su cuerpo le es concedida.
Tras la muerte de
Kate todos comienzan una nueva vida, Sara regresa a su trabajo como abogada, Brian
se dedica a ser consejero juvenil, Jesse continúa con sus estudios en una
prestigiosa universidad de artes; juntos cambian de casa y de ciudad, y año
tras año, en el aniversario de la muerte de Kate visitan Montana para
recordarla.
Hector Dávila, Anahi Sida
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