sábado, 3 de diciembre de 2016

God save the queen

Las monarquías (Así es en pleno siglo XXI aún tenemos “Condes; Caballeros Y Princesas”)
como en el cuento que anoche le leyeron a tu hermanito; solo que en más real y no tan noble. Porque al día de hoy quiero poner el tema ¿De verdad son necesarias estas figuras de autoridad actualmente? Bien comencemos el análisis tomando como ejemplo a los siempre leales a la corona. Los británicos.
Primero que nada, quisiera dejar en claro lo que significa monarquía. Según la Academia de la Lengua Española monarquía significa Organización del Estado en la que la jefatura y representación supremas son ejercidas por una persona que, a título de rey, ha recibido el poder por vía hereditaria y puede transmitirlo del mismo modo.
“¡Dios salve a la reina y su régimen fascista! Te volvieron un imbécil, una potente bomba de hidrógeno” con estas obvias frases de sarcasmo y burla la banda de punk rock británica llanada Sex Pistols se burlaban del fanatismo que el pueblo británico tiene para con su reina llamada Isabel II, pero ¿Hay alguna razón en especial para este tipo de oposición al monarca o solo eran 4 jóvenes rebeldes que insultaban a todo lo que tuvieran enfrente?
Primero que nada ¿Quién es Isabel II? Llamada Elizabeth Alexandra Mary es la actual monarca británica y, por tanto, reina de dieciséis de los Estados soberanos que forman parte de la Mancomunidad de Naciones que es una organización compuesta por 52 países soberanos independientes y semiindependientes que, con la excepción de Mozambique y Ruanda,1 comparten lazos históricos con el Reino Unido. Su principal objetivo es la cooperación internacional en el ámbito político y económico, y desde 1950; la pertenencia a ella no implica sumisión alguna a la Corona británica. Algunos de los países miembros  son el Reino Unido, Canadá, Australia, Nueva Zelanda, Jamaica, Barbados, Bahamas, Granada, Papúa Nueva Guinea, Islas Salomón, Tuvalu, Santa Lucía, San Vicente y las Granadinas, Belice, Antigua y Barbuda y San Cristóbal y Nieves. También es la principal figura política de los cincuenta y tres países miembros de la Mancomunidad de Naciones. En su rol específico como monarca del Reino Unido es a su vez la gobernadora suprema de la Iglesia de Inglaterra. Su papel político abarca grandes áreas, tiene funciones constitucionales significativas y actúa como foco de la unidad nacional de los británicos y como representante de su nación ante el mundo.
Nació en Londres como la hija mayor de los duques de York (más tarde los reyes Jorge VI e Isabel) y fue educada en su casa a cargo de preceptores privados. Su padre ascendió al trono en 1936 tras la abdicación de su hermano Eduardo VIII. Comenzó a llevar a cabo funciones públicas durante la Segunda Guerra Mundial, al servir en el Servicio Territorial Auxiliar, la rama femenina del Ejército Británico de la época. Cuando su padre falleció en 1952, se convirtió en jefa de la Mancomunidad de Naciones y reina de los siete países independientes pertenecientes a la misma: Reino Unido, Canadá, Australia, Nueva Zelanda, Sudáfrica, Pakistán y Ceilán. La celebración de su coronación en 1953 fue la primera en ser televisada. Entre 1956 y 1992, la mitad de sus reinos, entre ellos Sudáfrica, Pakistán y Ceilán (posteriormente llamado Sri Lanka), obtuvieron su independencia y se convirtieron en repúblicas.
En 1947 contrajo matrimonio con el príncipe Felipe de Grecia y Dinamarca, con quien tuvo cuatro hijos: Carlos, Ana, Andrés y Eduardo. En 1992, año que Isabel denominó annus horribilis («año horrible»),6 Carlos y Andrés se separaron de sus esposas, Ana se divorció y un incendio grave destruyó parte del castillo de Windsor. Los rumores acerca de la situación matrimonial de Carlos y Diana, princesa de Gales continuaron y ambos se divorciaron en 1996. Al año siguiente, Diana murió en un accidente automovilístico en París y los medios de comunicación criticaron a la familia real por mantenerse en reclusión durante los días previos a su funeral.7 Es desde 2007 la monarca más longeva en la historia británica al superar a su tatarabuela, la reina Victoria, y es en la actualidad la jefe de Estado más anciana del mundo.
Sus jubileos de plata, oro y diamante fueron celebrados en 1977, 2002 y 2012 respectivamente. En septiembre de 2015, se convirtió en el monarca británico con el mayor período de reinado al superar, por una vez más, a la reina Victoria. Isabel rara vez concede entrevistas y poco se sabe de sus opiniones personales. Como monarca parlamentario, no ha expresado sus opiniones políticas en un foro público. Tiene un profundo sentido del deber religioso y civil, y toma su juramento de coronación muy en serio.176 Aparte de su papel religioso como cabeza de la Iglesia de Inglaterra, mantiene una excelente relación con su Iglesia y la de Escocia.177 Se reunió con líderes de otras religiones, además de concederle su mecenazgo personal al Consejo de Cristianos y Judíos. Sin mencionar que Isabel es patrona de más de 600 organizaciones benéficas.
Hasta ahora todo parece “miel sobre hojuelas” para nuestra querida reina Isabel. Pero si nos vamos más a sus círculos sociales veremos que como en toda familia hay problemas, solo que en esta son públicos y a veces de seriedad absoluta.
Comenzando con aun noticia del diario El País publicada en su portal online el día 28 de septiembre del año pasado donde Enrique de Inglaterra (nieto de la reina Isabel) abrasaba en aun foto a un playboy de origen libanés con el que compartió tres días ininterrumpidos de jarana el pasado otoño vuelve a asociar su nombre con el escándalo. Pero en esta ocasión el asunto va mucho más allá de su irreprimible vocación de juerguista, porque el amigo del príncipe Fidelio Cavalli está acusado de haber alquilado un avión privado para transportar un importante alijo de cocaína que en su día fue interceptado por la policía española al hacer escala en Gran Canaria.
El diario The Times ha sido el primero en apuntar hacia esa amistad peligrosa de Enrique de Inglaterra con Cavalli quien, según los documentos de una acción civil presentada en su contra ante un tribunal californiano, habría participado en una operación de tráfico de droga en agosto de 2012. Sus abogados niegan que este playboy de 45 años alquilara el jet de lujo de una compañía de Malta para transportar tonelada y media de cocaína (valorada en más de 90 millones de euros) en sacos que llevaban pintado el logotipo de la Cruz Roja. Procedente de Venezuela, el cargamento del avión fue interceptado por la policía en las islas Canarias que se movilizó a raíz de una alerta emitida por Interpol.
El personaje que aparece descamisado, muy sonriente y abrazando al príncipe en la fotografía difundida este fin de semana es el mismo al que se implica en el tráfico de drogas a gran escala. Las imágenes que Fidelio Cavalli viene colgando en Instagram -aunque ahora ya en desaparecido las del príncipe Enrique- suelen mostrarlo siempre rodeado de nombres famosos, como Paris Hilton o el tenista Novan Djokovic, y en las localizaciones más espectaculares del mundo. En una de las fotografías, aparece montando a caballo dentro del recinto de un club nocturno de Las Vegas.
La exposición de esa relación supone, en el caso del príncipe, un nuevo revés a los esfuerzos de palacio por brindar una imagen rehabilitada de uno de los miembros más díscolos de la familia real británica. Enrique compareció el pasado sábado en el palco del Mundial de Rugby con el semblante ceñudo, aunque esa actitud respondiera entonces a la derrota del equipo de Inglaterra a manos de los galeses. La publicación de la foto con Cavalli unas horas más tarde le procuraba motivos más serios.
Así también se le ha envuelto en escándalos con alcohol, drogas y mujeres que por lo general como en una estrella de rock ochentera quedan relegadas a revistas y artículos de farándula sin mucha credibilidad. Aunque supongo yo que con una vida debajo de los reflectores y una nada fácil infancia no es para menos.
Siendo este príncipe el hijo menor de Carlos de Gales y la famosa princesa Diana podemos denotar que simplemente son humanos comunes y corrientes sin nada especial en ellos más que haber nacido siendo mantenidos por los impuestos de las diferentes naciones.
El portal web El Confidencial en el 2015 publico un artículo donde remarcaba “Los escándalos de la nobleza británica, entre los que figuran el caso de acoso sexual perpetuado por el príncipe Andres, el cual dice:
A principios de año, salía a la luz la supuesta participación del príncipe Andrés en una trama de abuso de menores. Virginia Roberts, una joven estadounidense, presentaba en el juzgado de Florida una denuncia en la que aseguraba que fue Forzada a mantener relaciones sexuales con el duque de York entre 1999 y 2002, cuando ella todavía era menor de edad.
Aunque Buckingham ya ha negado en numerosas ocasiones la participación de Andrés en este delito e intenta dejar el tema en un segundo plano, cada día van saliendo nuevas informaciones que reabren el caso. La reina Isabel, madre del duque de York, está viviendo esta situación con indignación, pues cree que se está haciendo una cruzada para desprestigiar a su tercer hijo y que nada de lo que se ha publicado en los medios es verdad. Según cuentan sus allegados, la soberana está rememorando los terribles momentos que vivió con su nuera, la princesa Diana, y que hicieron que perdiera mucho prestigio.
Para finalizar mi punto quisiera citar algunos fragmentos del artículo publicado en el 2013 del portal de internet Expansión en alianza con la CNN llamado LOS BRITÁNICOS TIENEN A LA REALEZA, ¿Y EU TIENE A LAS KARDASHIAN?:
“Para muchos británicos, la familia real es un vínculo con el pasado histórico y un motivo de orgullo para la clase media conservadora”
No puedo hablar en nombre del resto del mundo, pero en Gran Bretaña es fácil analizar la persistente fascinación y el entusiasmo popular que nos provoca la monarquía. Aunque suene trillado, la familia real es un vínculo viviente con nuestra historia nacional. Nuestra historia se construye —o se enseña— alrededor de reinos y dinastías. Nuestra confusa constitución ha evolucionado en gran medida alrededor de la monarquía, desde la Carta Magna de 1215, hasta la Ley de Sucesión a la Corona de este año, que hoy prevé (al parecer, innecesariamente) que una niña puede heredar el poder real en igualdad de circunstancias si nace antes que un varón.
Culturalmente, la monarquía también se volvió una especie de reality show para un público fino: es material para vender revistas y periódicos y su temporada actual cuenta con personajes realmente buenos, tanto viejos como jóvenes. Hay empatía humana por la realeza, se les considera “personas reales” que han pasado “tiempos difíciles”, aunque también existe el voyeurismo sigiloso que persigue a una familia ungida, inexorablemente, con una fama mística. ¿Quién necesita a las Kardashian? Tenemos a la realeza y ellos han existido durante casi un milenio.
Y luego, claro está, reconocemos secretamente que la familia real es virtualmente la única reliquia sobreviviente del rígido sistema de clases del pasado británico. Aunque (la mayoría de nosotros) no lo extrañamos en la práctica, una buena parte de los miembros de la clase media conservadora británica comparte un orgullo pretencioso al presentarnos ante el mundo como una tierra de rangos y títulos, de sangre azul y alta cuna, una nación que todavía tiene una ilógica veta de honor en su corazón.
El hecho de que esto parezca contradecir todos los credos liberales de nuestro tiempo —igualdad, democracia, meritocracia, apertura, transparencia, justicia— solo lo vuelve más suculento. En el corazón de la Gran Bretaña moderna existe algo medieval y creo que nos gusta que el mundo entero esté preparado y atento para celebrarlo.
Las opiniones recogidas en este texto pertenecen exclusivamente a Dan Jones.
Las cuales comparto totalmente
Bien dicho sea de paso la realeza aquí juega un papel de jefatura de estado y hasta cierto punto es parte fundamental de la estructura del Reino Unido, pero cruzando el canal de la mancha y a unos pocos kilómetros al sur nos encontramos con nada más ni nada menos que con la nación en la que por algunos años jamás fue de noche; hablo de España.
Donde las historias de Muertes trágicas, separaciones, corrupción, amantes y un sinfín de fraudes y traiciones hacen que esto parezca la nueva novela de televisa, solo que esta ha durado 41 años en los cuales podríamos debatir entre si el régimen del General Franco o este martirio de crisis económica y uso excesivo de impuestos han llevado a la nación a una etapa muy obscura; tanto que los youtubers españoles son mayoría en el mundo. Viendo en esta plataforma una alternativa ante la escases de empleo.
Y siendo honesto ante la falta de oportunidades y crecimiento laboral los jóvenes optan por una alternativa que les permite una casi total libertad de expresión junto con libertad de contenido lo hace bastante tentador para los llamados “Milenials”; junto con un mercado global y la promesa de fama ganancias futuras es casi la perfección laboral.
Así bien seas capitalista, comunista o anarquista ambos estamos de acuerdo en que las monarquías actualmente son irrelevantes en varios aspectos de la política actual (Claro está que “el enemigo de mi enemigo es mi amigo”) los sectores conservadores de Europa deciden mantenerlos como un símbolo del tradicionalismo y la herencia cultural de sus naciones.
Algo así como una alianza de gente caucásica para segregar a quienes son diferentes a ellos (aunque vivieran hay aún más tiempo que ellos), o sacrificar vírgenes doncellas en la gran pirámide para que “El solo siga saliendo” aunque la verdad preferimos seguir la malinterpretación de una serie de relatos los cuales causaron persecuciones, falta de progreso de las ciencias y la nada modesta cantidad de 8 guerras en oriente medio; las cuales iniciaron la fama de esta hermosa región del mundo como un lugar de conflicto internacional. Y eso solo como diría Morgan Freeman en su papel como Dios de la película “El todo poderoso”-cuando me tome vacaciones- (La edad media)

Vida para unos, burla de otros y algo irrelevante para la mayoría lo cierto es que la trascendencia histórica de las monarquías en todas sus modalidades siempre estará presente en la sociedad moderna pues así ser formaron las naciones actuales, pero hoy en día no son más que meros recuerdos de lo que alguna vez fueron, en una sociedad democrática el título de rey esta de mas.
Referencias:
Anónimo. (2014). Isablel II de Inglaterrea. 16/11/2016, de Biografías y vida Sitio web: http://www.biografiasyvidas.com/biografia/i/isabel_ii.htm
La Nación. (2015). Escándalo por la amistad del príncipe Harry con un supuesto traficante. 28/11/2016, de El Pais Sitio web: http://www.elpais.com.uy/mundo/polemica-foto-principe-harry-supuesto-traficante.html
Anónimo. (2015). El príncipe Andrés, el hijo de Isabel II salpicado por escándalo sexual. 20/11/2016, de BBC Sitio web: http://www.bbc.com/mundo/noticias/2015/01/150105_reino_unido_realeza_principe_andres_perfil_men
Hobbes. Leviathan, Segunda parte, del Estado, capítulos XVII al XXII, Biblioteca del político, material virtual s.p.i.,
 DAN JONES. (2013). OPINIÓN: LOS BRITÁNICOS TIENEN A LA REALEZA, ¿Y EU TIENE A LAS KARDASHIAN?. 16/11/2016, de CNN Sitio web: http://expansion.mx/opinion/2013/07/24/opinion-los-britanicos-tienen-a-la-realeza-y-eu-tiene-a-las-kardashian

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