Me encantaría decir que fue mi primera opción, pero la verdad es que sólo fue segunda por desconocerla. Aunque sé que es tonto culpar a las circunstancias, sabiendo y teniendo en cuenta que el error había sido mi falta de interés y motivación al buscar una carrera.
Como muchos, dudaba de mis capacidades, y la preparatoria estuvo lejos de guiarme.
Nunca me llamó la atención elegir carreras con muchas salidas o trabajos asegurados, pero la presión social y mis padres asediandome me hicieron considerarlo. Conocía mis habilidades, pero no tenía la determinación ni el carácter para entrar a la universidad; así que esperé. Día a día al o hacer nada, mi alrededor comenzó a ser más interesante, y la sociedad mi objeto de observación, pues el mundo giraba y yo estaba estática, únicamente viendo. Mis concepciones estaban sobre la mesa, y comenzaban a caerse de ésta, conjeturas superfluas de una conciencia entumecida.
Canalicé mi atención a problemáticas sociales relacionadas a la desigualdad. Comenzar a reinventarme cambió el estado de mi conocimiento, para así permitirle correr como agua entre rocas y fluir gracias a la práctica de una reflexión constante.
Aprendí a gustar de saber, aprender, cuestionar y no a creer sólo por no poder desmentirlo en el momento; Desarrollando una mirada imparcial.
Realmente es lo que quiero y puedo hacerlo de una manera desinteresada, aunque suene un poco altruista. No sé a dónde me llevará ésto, pero seré lo suficientemente versátil para llevarlo, sin desarticular el sentido común; Quiero algo bueno para mi, pero nada es más bueno que disfrutar de lo que haces, o hasta ahora eso pienso.
A los ojos de muchos, estudiando he comenzado a justificar mi existencia, pero por algún motivo siento que no es lo que el orden precisa.
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