Una película mexicana de 1983 dirigida por Tulio Demicheli basada en
el libro homónimo del autor Torcuato Luca de Tena.
Alicia nuestra protagonista, interpretada por
Lucía Méndez, es una mujer excepcional,
brillante y claramente hermosa, nos deja a la vista una imagen de
alguien integro y sobre todo bastante bien calificado para la tarea diaria que
es: “la vida”.
Ella, como la pantalla nos lo muestra, es una
detective calificada conocedora no solo de filosofía y otras carreras sino de
también judo, que con la ayuda de un acompañante desconocido logra ingresar a
las facilidades de un manicomio, pero no como la maravillosa mujer que es, sino
como cualquier otra enferma mental.
Se vale entonces ella de sus cualidades no solo
físicas pero también verbales para cautivar a cualquier persona que se pusiera
a su paso. Alicia logró encantar a todo el plantel y además al resto de sus
compañeros enfermos. Entonces pues, nos damos cuenta de que esta señora tiene
unos motivos ocultos cuando la encontramos registrando las oficinas de los
archivos donde se colocaban los resultados y exámenes así como registros de
entradas y salidas de varios pacientes.
En su estancia Alicia conecta con una de sus
cuidadoras, su nueva amiga Montse, interpretada por Mónica Prado. Montse es
pues la primera persona en tenderle una mano amorosa a Alicia en ese mundo de
personas que para ella no tenían sentido alguno. La mismísima Montse descubre a
Alicia revisando estos expedientes y es ella quien primero le cuestiona lo que
hace y le exige una explicación.
Quedando expuesta, Alicia le confiesa a Montse su
secreto. Le confiesa que está ahí para descubrir el asesinato del padre del
doctor García del Olmo, que con ayuda del doctor Alvar (jefe del hospital e
interpretado por Manuel Ojeda) encontraría dichos archivos y pruebas para
descubrir quién era el asesino.
A lo largo de la película Alicia se encuentra con
que el doctor Alvar, su supuesto compinche, sale del hospital por motivo
vacacional y la deja a ser tratada por el Dr. Arellano (Gonzalo Vega).
El Dr. Arellano encuentra en Alicia una mujer
fascinante que difícilmente podía pasar por una enferma mental. Aprovechándose
de su belleza, Alicia encuentra la manera de cautivar y deslumbrar aun más los
ojos del Dr. Arellano hasta conseguir una estrecha amistad con él.
A lo largo de la película podemos notar como los
sentimientos del Dr. Arellano se intensifican con cada acción valerosa o llena
de gracia que la supuesta detective Alicia ejerce.
Alicia se ve en la necesidad de esperar a que el
Dr. Alvar regrese de su periodo vacacional para por fin encontrar la respuesta
a sus dudas en esos archivos y poder alejarse de tan horrible lugar que era para
ella el manicomio. En su espera además de sus ya mencionados amigos Montse y el
Dr. Arellano, Alicia encuentra en otro paciente a un fuerte amigo, alguien a
quien ella reconocía no ser igual a los demás, un joven apuesto que se llamaría
Ignacio Rojas (Alejandro Camacho). Ignacio padecía de una increíble fobia al
agua y Alicia intenta ayudar a encontrar la causa raíz de su miedo y por fin
sanarlo.
A la llegada del Dr. Alvar, Alicia se encuentra
con un desafío inmenso. El desafío de probar que ella si conoce al Dr. Alvar y
que éste miente al decir lo contrario. El Dr. Alvar se enfrenta a Alicia frente
a una comitiva de otros miembros del hospital para exponer su locura, pero para
encontrarse con un solo resultado: Es muy tarde. Alicia ha convencido al resto
del cuerpo laboral que ella es una persona perfectamente cuerda y es víctima
del abuso del Dr. Alvar que busca, evidentemente, mantenerla presa en el
manicomio a cambio de un muy probable soborno de parte del marido de Alicia.
Al encontrarse en esta tremenda desventaja el Dr.
Alvar manda llamar entonces al supuesto cliente de Alicia, el Dr. García del
Olmo solo para encontrarse con lo que él ya sabía. Alicia estaba mintiendo. El
Dr. García del Olmo nunca antes había visto a esa mujer y no tenía idea de lo
que se estaba hablando.
Bien pues el Dr. Alvar se da a la tarea nuevamente
de reunir a la comitiva de directores para poder deliberar y compartir
opiniones al respecto de la supuesta estabilidad mental que Alicia les había
hecho a todos creer que tenía.
Gracias a Montse, Alicia se entera de que
realmente los planes del Dr. Alvar son de mantenerla encerrada ahí y comenzar
una terapia de electroshocks en ella al corroborar que Alicia nunca había
tenido contacto previo con su cliente y mucho menos es ella una detective.
Montse le aconseja a Alicia que huya, que escape por la puerta de atrás del
manicomio por la noche y no mire hacia atrás.
Al hacerlo en su intento Alicia es emboscada por
dos hombres, mientras ella tomaba una siesta en el vehículo de éstos, que
escuchan por la radio una descripción gráfica de la indumentaria que portaba
una de las “locas” escapadas del manicomio y contactan a las facilidades del
hospital para entregarles a Alicia.
A su regreso en el hospital Alicia es ingresada al
ala del manicomio donde estaban los “más locos”, evidentemente por órdenes del
Dr. Alvar. Esta decisión causa
indignación en todo el hospital, no solo entre los pacientes sino también entre
los doctores que deciden que Alicia no pertenece a ese lugar y las acciones del
Dr. Alvar son más que atroces. Con acuerdo general del comité le escriben una
carta al Dr. Alvar solicitando su renuncia por negligencia no solo en el caso
Alicia pero si no también en otros incidentes que el hospital había tenido
desde su ingreso como director. Al leer esta carta, que cabe mencionar, que fue
redactada por Alicia, el Dr. Alvar se siente profundamente indignado y él mismo
sede su carta de renuncia al decir que es semejante traición la que se le
imparte.
Entra pues en sustitución al puesto del Dr. Alvar,
la Dra. Bernardos, (Manola Saavedra), simpatizante de Alicia y con un afecto
muy grande hacía ella según menciona en el transcurso de la película. Al entrar
la Dra. Bernardos a sustituir al Dr. Alvar ella se ve en la posición de tomar
una decisión en el caso Alicia.
Dejarla ir o hacerla quedarse ahí. La doctora
entonces decide que la única alternativa prudente es ir a buscar al marido de
Alicia y saber porque nunca había ido a visitarla y comentarle de su decisión
casi oficial de regresarla a su hogar.
Al llegar a la dirección de Alicia en el Distrito
Federal se encuentra con un departamento vacío. El vecino de Alicia le comenta
a la doctora que “ni la señora ni el señor se encuentran.” La doctora le
contesta que ella está perfectamente consciente que la señora no está en esa residencia
pues se encuentra en el hospital que ella dirige. El vecino de Alicia inmediatamente le
pregunta si algo ha pasado pues revela que él es quien entregó a Alicia al
hospital. Al oír esto la Dra. Bernardos queda sumamente intrigada en cuál es la
verdadera historia de Alicia y procede a preguntarle a su vecino la razón por
la que Alicia este en ese centro.
El vecino de Alicia, el Dr. García del Olmo,
constata que Alicia, gracias a él, cree que es una detective que procura
resolver el caso del padre del doctor. El doctor le confiesa a la Dra.
Bernardos que era para él menos trágico llevar a Alicia bajo ese supuesto que
decirle la verdad del porque se había poco a poco vuelto loca.
También el Dr. García del Olmo le confiesa a la
Dra. Bernardos que el marido de Alicia era un sinvergüenza aprovechado que al
tratar con la punta del pie a Alicia, someterla a encontrarse con una casa
llena de prostitutas y faltarle al respeto constantemente, Alicia es cuando
pierde su equilibrio mental y es internada al quedarse abandonada por este
marido que huye con su fortuna y dejada en manos del Dr. García del Olmo quien
considera únicamente prudente recluirla en ese lugar.
Al escuchar la historia de Alicia, la Dra.
Bernardos junto con sus colegas en el hospital, se encuentran en la terrible
decisión de si dejar a Alicia ahí o no. Entre todos deciden que la causa de la
locura de Alicia había sido tan desvergonzado marido y que al él ya no estar en
la vida de Alicia no era necesario que ella estuviera un segundo más ahí, pues
entre tanto loco al final si terminaría convirtiéndose en una.
Alicia es, gracias a todos los doctores, dada de
alta del manicomio después de que la Dra. Bernardos firma su carta de
liberación aceptando que es para ella mejor no estar ahí.
Alicia y Montse se van juntas en un mismo coche,
tan amigas como siempre, pero no sin mirar atrás a ese lugar que a ambas les
cambió la vida.
Como película es ampliamente recomendable, es un
viaje a través del tiempo a la cinematografía ochentera mexicana y siempre es
un gusto disfrutar la actuación de Lucía Méndez, además de que así como en el
libro, el director logra entretenerte y mantenerte intrigado en que será lo que
le pasará a Alicia a cada paso que da.
¿Cuál será su destino? ¿Está realmente loca? ¿Quedará
libre alguna vez?http://www.slideshare.net/AleRan13/los-renglones-torcidos-de-dios-pelcula
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